Construcción de paz: una agenda binacional

Frente a la difundida y creciente violencia en nuestro país se están desarrollando varios esfuerzos para construir agendas de paz y proponérselas a quienes se disputarán la presidencia, las gubernaturas y las presidencias municipales en nuestro país.

Conozco cinco plataformas de la sociedad civil y de las iglesias que están vinculando a personas y organizaciones interesadas en la materia, así como a aquéllas que llevan a cabo proyectos exitosos de seguridad, justicia, construcción de tejido social y economía solidaria.

Se trata entre otros aspectos, de recuperar y difundir experiencias de buenas prácticas de policías de proximidad, acuerdos y mesas de seguridad, solución pacífica de conflictos, recuperación de la convivencia y de la confianza mediante actividades culturales, fiestas, deportes y rescate de tradiciones. Obviamente además de propuestas para que los gobiernos realicen y se comprometan a reducir la conflictividad y las violencias y recuperan la confianza de las personas y comunidades.

Existe inclusive un importante esfuerzo internacional, el Movimiento de los Pueblos por la Paz y la Justicia. Son más de 100 organizaciones de Guatemala, Honduras, México, Colombia, Estados Unidos y Canadá.  

Incluye a comunidades mexicanas, mexicano-americanas, afrolatinas y latinx que han venido elaborando una Agenda Binacional que presentarán aquí a finales de febrero.

Entre sus demandas a los gobiernos de México y de Estados Unidos plantean detener el flujo legal e ilegal de armas de Estados Unidos a México; abrir los cuarteles a sobrevivientes y familiares de víctimas de violencia; cooperar en la búsqueda de personas desaparecidas en la región y establecer mecanismos de justicia, verdad, memoria y reparación.

Incluyen el reconocer y terminar el racismo y su legado histórico en todo nivel y garantizar el respeto a las comunidades y pueblos indígenas.

Proponen cambiar el modelo actual de gestión migratoria para acabar con la detención y deportación de personas migrantes; establecer un camino para la desmilitarización completa de los territorios y las fronteras e impulsar acuerdos laborales en ambos países que protejan a las y los trabajadores, sindicatos y castiguen a las compañías que se aprovechan de la migración forzada.

Será una importante agenda que refleja el sentir de trabajadores, agricultores, campesinos, artesanos, mujeres, jóvenes y niños y niñas, migrantes, afrodescendientes, pueblos originarios, que son víctimas de un capitalismo salvaje, globalizado, que explota a miles de millones de seres humanos, extrae recursos naturales en todo el globo, somete gobiernos y compra e impone políticos, se alía y controla bandas delincuenciales y promueve guerras para seguir explotando tierras y personas.

Un capitalismo salvaje que, por la avaricia irrefrenable y el deseo de poder y control de sus protagonistas, está llevando a la humanidad a su extinción.