9 de octubre de 2024
Centro Cultural Universitario
Agradezco la invitación a participar en este importante evento. Considero de gran importancia que la UNAM esté promoviendo actividades en una materia tan importante para nuestro país como es la cultura de paz. Entiendo que el propósito de estas mesas es relatar nuestras experiencias en la promoción de una cultura de paz.
En 1997 renuncié a la dirección del Registro Nacional de Electores cuando el Consejo General del IFE decidió y me ordenó la impresión de los listados de electores incluyendo su fotografía. Ello para entregárselas a los partidos políticos con el fin de que estos tuvieran certeza de que quien ejercía el voto era la persona en la fotografía. Me pareció una violación al derecho a la privacidad de las personas, además de ponerlas en riesgo frente a la delincuencia que ya estaba en aumento. Desde entonces el IFE se preocupaba más por tener contentos a los partidos que honrar los derechos políticos de la ciudadanía.
Posteriormente, desde mi participación como secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la Ciudad de México, de 1997 al 2000, he tratado de promover la importancia del fortalecimiento de los tejidos sociales o de la cohesión social en la agenda pública.
Ya para entonces empezaban a hacerse estudios y mediciones sobre las violencias y sus causas. Entramos en contacto con Antanas Mokus un genial alcalde de Bogotá y con expertos del BID que empezaban a medir, estudiar y proponer políticas para enfrentar las diversas violencias. Desde entonces me preocupaba que en las escuelas primarias no se incluyera la educación para la paz.
Desde la secretaria promovimos y pusimos en práctica una estrategia para construir ciudadanía y promover tejido social urbano. Estábamos convencidas que la comunidad tenía que recuperar su capacidad para contener y sancionar las violencias practicadas por alguno de sus integrantes o que se ejercían en su entorno.
Montamos con mucha dificultad, sin recursos y con un gobierno de sólo tres años lo que llamamos Servicios Comunitarios Integrados (SECOI). Recuperamos y pusimos en operación alrededor de 220 centros de desarrollo social, deportivos, casas de cultura que ya existían en la ciudad.
Localizamos y desarrollamos varias buenas prácticas para la construcción de ciudadanía esencialmente en tres ámbitos: deporte, cultura y salud mental. Las prácticas debían fomentar valores de convivencia, diálogo, respeto, trabajo en equipos, apego a reglas, solución pacífica de controversias, entre otros. Montamos talleres de ciencias, libro clubs, cuenta cuentos, teatro en atril, ludotecas, talleres de estimulación temprana, pequeños espacios de rehabilitación, actividades de deporte y recreación para personas mayores, servicios de salud mental comunitaria, atención grupal a personas afectadas por violencia doméstica. Algunos de los Centros se especializaron en estar al servicio de juventudes.
La idea era que los SECOIs se convirtieran en centros de encuentro de las comunidades aledañas y que pudieran desarrollarse redes de protección entre establecimientos circundantes: escuelas, iglesias, tiendas, empresas, servicios diversos.
Capacitamos en las buenas prácticas sin recursos, a 1500 facilitadores que operaban los servicios en los centros y a 1500 educadoras para la salud que recorrían las colonias, particularmente las de mayor marginación, para detectar problemáticas personales especialmente de salud, y las pudieran referir a los SECOIs o los servicios de salud.
Pudimos operar el proyecto durante año y medio pues nos tomo otro año y medio poner en orden el desastroso aparato administrativo que nos dejo el gobierno anterior en manos del PRI y desarrollar conceptualmente los SECOIs.
Al llegar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la persona que entro a mi posición, Raquel Sosa decidió que lo que estábamos haciendo sólo beneficiaba a 15 mil personas, eran sus datos primicia de “yo tengo otros datos”, y ellos iban a hacer acciones más masivas.
Estoy segura que los Pilares de Claudia Sheinbaum y las Utopías de Clara Brugada tomaron como base el trabajo que realizamos en el primer gobierno electo democráticamente en la Ciudad y de izquierda.
Al final del Gobierno del Ing. Cárdenas, en diálogo con Pedro Peñaloza, uno de los primeros expertos en violencias en el país, empezamos a explorar la posibilidad de desarrollar políticas de prevención de violencias en las familias, las escuelas y las unidades habitacionales.
Además, montamos las primeras Unidades de Atención a la Violencia Familiar en 16 delegaciones, dos albergues para mujeres violentadas y el primer Faro de la Ciudad en Ixtapalapa. La Cárcel de Mujeres se convirtió en Casa Libertad con un SECOI, una clínica de salud, una estancia de las madres educadoras, un proyecto de teatro del pueblo y la primera preparatoria del gobierno de la Ciudad.
Frente a los feminicidios en Ciudad Juárez, en colaboración con varias y diversas organizaciones de la sociedad civil e INCIDE Social emprendimos un diagnóstico sobre las causas sociales de las violencias en esa Ciudad.
Fue un trabajo pionero que iluminó las causas estructurales demográficas y de composición familiar, de desarrollo urbano y económico, en los servicios sociales y las condiciones laborales, en la participación de los medios de comunicación, en las agencias de justicia y seguridad que habían llevado a convertir a Ciudad Juárez en una de las ciudades más violentas del mundo. Propusimos varias intervenciones y políticas públicas, pero a la ausencia de Estado impidió su puesta en práctica. Ni el gobierno federal, ni los estatales, ni los gobiernos municipales funcionaban en la ciudad, ni se interesaban por la tragedia que estaba ocurriendo en la misma.