Ustedes no entienden:  estamos atacando las causas estructurales

La Silla Rota 23.05.24

Cuando un cuerpo es invadido por un cáncer, es necesario extirparlo o atacarlo por diversos medios para que no se expanda. No basta con modificar las causas que posiblemente llevaron a su aparición como la mala alimentación, la ingesta de ciertos medicamentos, la exposición a radiaciones o no haber realizado estudios preventivos, entre otras.

Así ocurre con la expansión de la delincuencia. Cuando ésta empieza a crecer escalando sus operaciones, incluyendo a más personas en su práctica, incursionando en nuevos delitos e invadiendo nuevos territorios, la respuesta del Estado no puede justificarse señalando que se están atacando las causas estructurales que le dieron origen.

Esa es la respuesta que desde hace cinco años y medio nos da el Presidente de la República y actualmente repite la candidata de Morena y de los partidos Verde y del Trabajo a la presidencia. Pero no sólo es un argumento que esgrimen respecto de la estrategia adoptada de “abrazos y no balazos” frente a la delincuencia y el crimen organizado, también la utilizan frente a la creciente migración y la ingente pobreza: están atendiendo a sus causas.

Las violencias son como tumores que se extienden en el cuerpo social y es necesario evitar su expansión conteniendo y sancionando oportunamente a sus perpetradores con investigación, inteligencia y claras consecuencias, en el marco del debido proceso dentro del estado de derecho.  

Si además, se cuenta con diagnósticos sustentados -no sólo con ideas generales, sospechas o intuiciones- de cuáles son sus causas y se tienen las capacidades, los recursos y el tiempo para enfrentarlas, es también importante actuar en la prevención para que no se perpetúen. Ese tipo políticas tardan mucho en mostrar resultados.

El Estado tendría que estar interviniendo al menos en tres niveles: a) la prevención social y económica de las violencias; b) la contención de las mismas y la erradicación de la impunidad y d) la atención a las víctimas.

Si no se enfrentan y contienen directamente las violencias en el marco del Estado de Derecho, el cuerpo social, corroído por el cáncer, difícilmente sobrevivirá para ver los efectos del combate a las “causas estructurales”.

En el tercer debate de las personas candidatas a la presidencia ninguna parece tener una propuesta clara para enfrentar el terrible flagelo de las violencias; una propuesta que incluya a fuerzas civiles de seguridad, aumento de las capacidades de inteligencia, investigación y sanción; cambios en la organización y estructura de autoridades administrativas, fiscalías y poderes judiciales y que, además, erradique la colusión entre intereses políticos, privados y militares con la delincuencia.

Hay muchas prácticas exitosas y debidamente evaluadas tanto en el país como en otras naciones. El problema es adoptar y aplicar una estrategia consistente y sostenerla en el largo plazo e ir haciéndole los ajustes necesarios frente a las evidencias.