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La agenda de paz y la cuestión social

17° Diálogo Nacional por un México Social

Panel 4. La agenda de riesgos sociales y el desarrollo

Clara Jusidman

Grupo Nuevo Cuso de Desarrollo

21 de noviembre 2024

Agradezco la invitación de las instituciones organizadores de este decimoséptimo diálogo por un México Social para participar en este panel sobre riesgos sociales y desarrollo.

Considero que lo ocurrido particularmente durante los últimos dos meses y medio tanto en el país, como en Estados Unidos y en el mundo refuerza las tendencias que han ido socavando las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales que, con avance y retroceso, se fueron consolidando en los últimos 80 años: democracias liberales, en estados nación fundados en pactos sociales, organizaciones y acuerdos internacionales de los gobiernos nacionales, predominancia del capitalismo financiero y extractivista y aumento de empresas globales legales e ilegales.

Coloca asimismo una interrogante sobre el futuro y sobre el significado del desarrollo, así como respecto de los agentes que intervendrán en el mismo, si antes no ocurre una catástrofe mundial generada por factores naturales o antropogénicos.

Posiblemente el lastre más grande que nos deja la época que está por terminar es la persistencia y profundización de los niveles de desigualdad en acceso a condiciones dignas y seguras de vida para miles de millones de personas.

La pobreza extrema sigue cercenando la esperanza de vida de millones de seres humanos mientras el 1.5% de la población adulta, 58 millones de personas, posee el 47.5% de la riqueza mundial[1] 

En las últimas décadas se han hecho evidentes otras desigualdades en materia de oportunidades y de trato que afectan a las mujeres, a las personas afrodescendientes, a los pueblos originarios, a las minorías étnicas y religiosas, a las poblaciones migrantes y de la diversidad sexual y a las personas con discapacidad. El reconocimiento de la injusticia social y racial y la conciencia sobre la explotación colonial sufrida por muchas personas en muy diversos países han hecho surgir reclamos culturales profundos como es el llamado movimiento “woke” que de Estados Unidos se ha extendido a los países europeos.

El signo de los tiempos es la polarización política, social y cultural que hace aflorar sentimientos y actitudes hacia los que son considerados como diferentes. Estos conflictos ya no pueden ser atajados por los pactos sociales previos, ni por los estados nacionales debilitados y minimizados en sus capacidades y recursos y que están siendo capturados por posiciones extremistas de izquierda y de derecha.

Hay una crisis de las formas de representación política y de los partidos políticos, de la eficacia de los estados nacionales, así como de los organismos e instituciones internacionales creadas por acuerdos de esos gobiernos. Incluso hay una crisis del marco cultural de los derechos humanos surgido al término de la Segunda Guerra Mundial, e indudablemente, una crisis climática que ya está afectando y desplazando a millones de personas de sus hábitats originales.

Es decir, el conflicto ya no sólo se expresa en guerras o en violencia armada y criminal. Cruza varias áreas de la convivencia humana incluyendo las familias, las escuelas y universidades, las comunidades, los barrios y colonias, las empresas, las organizaciones políticas, sociales y civiles, las divisiones territoriales internas y los países.

En esta intervención me propongo tocar dos temas relacionados con la importancia de la promoción de la paz y la cuestión social.

En el primero comentaré los resultados de un estudio recientemente publicado sobre el efecto de los conflictos armados en la población que vive en pobreza y en el segundo lo relacionado con las iniciativas de promoción de la paz en México, desde organizaciones e instituciones no estatales.

Conflicto y pobreza

El estudio del PNUD y del Oxford Poverty and Human Development Iniciatives[2] que incluye a 112 países y a 6,300 millones de personas estima que de esta población 1,100 millones de personas, 17.4% vive en situaciones de pobreza multidimensional extrema, utilizando el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) de Alkire y Foster.

Una gran proporción carece de servicios sanitarios adecuados (828 millones), vivienda (886 millones) o combustible para cocinar (998 millones). 637 millones viven con una persona desnutrida en su hogar.

En el estudio se estima que el 40% de esa población pobre vive en contextos de guerra, fragilidad y/o con escasa paz. Es decir, 455 millones viven en contextos de conflictos armados.[3]  La pobreza es tres veces mayor que en los países que no sufren conflictos. Las carencias son especialmente agudas en nutrición, acceso a electricidad, acceso al agua y al saneamiento.

Achim Steiner, Administrador del PNUD apunta que “Los conflictos se han intensificado y multiplicado en los últimos años, alcanzando récords en víctimas, desplazando a millones de personas y causando una gran interrupción en sus vidas y medios de subsistencia” [4]

Los conflictos tienen efectos catastróficos sobre la reducción de la pobreza.

Sabina Alkire, directora de OPHI refiere que “según el Programa de Datos sobre Conflictos de Uppsala[5], en los países en guerra, más de una de cada tres personas viven en situación de pobreza (34.8 %), comparado con una de cada nueve (10.9 %) en los países sin conflictos. Lamentablemente, además, lleva más tiempo reducir la pobreza en situaciones de conflicto, por lo que las personas pobres en estos escenarios se están quedando atrás. Estas cifras exigen una respuesta: no podemos acabar con la pobreza sin invertir en la paz”.

Más de la mitad de los 1.100 millones de personas pobres son niños menores de 18 años (584 millones). A nivel mundial, el 27.9 % de los niños vive en la pobreza, comparado con el 13.5 % de los adultos.

En los países afectados por conflictos, los niños pasan más tiempo en la oscuridad, ya que más de una de cada cuatro personas pobres carece de acceso a la electricidad, en comparación con poco más de una de cada veinte en las regiones más estables. La asistencia a la escuela se desploma, el 17.7% de la población pobre tiene un hijo en edad de asistir a la escuela primaria que no asiste a la escuela, en comparación con el 4.4% en entornos no conflictivos. En el número de hogares de las zonas de conflicto hay un miembro desnutrido de cualquier edad menor de 70 años (20.8% frente a 7.2%). Y, lo que es más desgarrador, una mayor proporción de hogares ha experimentado la muerte de un niño en los cinco años anteriores (8% frente a 1,1%).

Sr. Achim Steiner, Administrador del PNUD reconoce que “La paz sigue siendo el terreno fértil del progreso, el terreno fértil donde las personas pueden plantar las semillas de las oportunidades y escapar de la tierra estéril de la pobreza».

Señala también que se necesitan recursos y acceso a intervenciones especializadas en desarrollo y recuperación temprana para romper el ciclo de la pobreza y las crisis. Un esfuerzo en ese sentido fue llevado a Cabo por el presidente colombiano Juan Manuel Santos, lo que le permitió reducir la pobreza en 5 millones de personas. El expresidente de Colombia de 2010 a 2018 relata las medidas de política, los programas y las instituciones creadas en Colombia para abatir la pobreza en un entorno de conflicto armado en un libro de reciente publicación  [6].

Violencia, conflicto y paz en México

México ha estado inmerso en un conflicto no estatal armado entre grupos del crimen organizado y con grupos de autodefensas a partir de que dejaron de operar los acuerdos de reparto de territorios y de rutas del comercio de drogas entre autoridades locales y federales con las bandas de narcotraficantes.

El conflicto se agudizó desde 2006 cuando el presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra las drogas y se procedió a desarticular estructuras de varias organizaciones criminales, mediante la estrategia de descabezamiento de liderazgos. 

A partir de entonces y en lugar de disminuir, la presencia de grupos delictivos y cárteles de crimen organizado se fue extendiendo en el territorio nacional, aumentó el número de bandas y grupos y se multiplicó el tipo de delitos cometidos pasando del tráfico y producción de estupefacientes y al de armas a por lo menos 24 tipo de delitos.

De ser un grave problema de violencia que afectaba ciertas regiones y ciudades y derivaba fundamentalmente, sus ingresos del mercado externo, los abusos de las bandas delictivas y del crimen organizado empezaron a incidir cada vez más en la vida y las actividades económicas y sociales de la población nacional, así como de aquella que transita por nuestro territorio. En las últimas elecciones ocuparon directamente un número mayor de posiciones en los poderes ejecutivos y legislativos del Estado, se han beneficiado de los presupuestos públicos y del poder que esas posiciones les da en el control de tierras, vías de comunicación, recursos naturales y población. Se han constituido como estructuras estatales paralelas. Cobran de alguna manera impuestos a la población y en ocasiones, ofrecen bienes y servicios.

La desaparición de hombres jóvenes como leva para los ejércitos de sicarios, así como de mujeres, niños niñas y adolescentes de migrantes con fines de trata; las cuotas a actividades de producción de aguacate, limón y otros frutales; el despojo de propiedades rurales, de ganado, de explotaciones mineras, de bosques; el cobro de piso y la extorsión o el control del comercio de pollo, lácteos, materiales de construcción, bebidas, entre otros, han alterado de manera severa la vida cotidiana de millones de mexicanos y mexicanas, así como su paz, convivencia y  tranquilidad; han generado incertidumbre, miedo y dependencia y han  normalizado la violencia.

Desde la perspectiva de la cuestión social dos efectos graves emergen de las violencias armadas que han estado afectando al país.

Por una parte, el surgimiento de nuevas vulnerabilidades que requieren de políticas y programas muy especializados en materia social y de salud como son las víctimas directas e indirectas de homicidios, secuestros, desapariciones, trata, esclavitud, violencia física y emocional, despojo y desalojo. A estas alturas ya hay miles de huérfanos, de personas discapacitadas por armas de fuego, de personas desplazadas, de madres buscadoras, de personas mayores abandonadas, de otras afectadas en su salud mental por violencia, por adicciones, por explotación sexual, por la pérdida de un familiar. Otros miles que son esclavizados como sicarios y ejércitos de las bandas o bien, parejas forzadas. Miles de migrantes que caen en las redes de los coyotes o son obligados a trabajar para el crimen.

En segundo lugar, el cambio de hábitos que, junto con el mayor acceso a dispositivos de comunicación a distancia, están contribuyendo al aislamiento de las personas y de las familias y con ello, a la ruptura de tejidos sociales que sostienen la comunalidad y brindan protección.

Datos del INEGI para 2023 señalan que el 61.4% de las personas ya no permiten que sus hijos menores de edad salgan; 45.9% ya no sale de noche; 31.4% ya no sale a caminar; casi 30% ya no visita a parientes o amigos; alrededor de 1 de cada cinco ya no va al cine o al teatro, no sale a comer, no va al estadio.[7]

Claudio Lomnitz sostiene que se ha roto el tejido social, cito: “la violencia hoy cotidiana en México profana los valores morales más arraigados: el secuestro mancilla el valor de la libertad; la violación, el de la integridad de la persona; el asesinato violenta el derecho de existir, y el desmembramiento de los cadáveres le roba la dignidad a todo indefenso. De hecho, la desaparición de una persona niega incluso el duelo de quienes compartieron el mundo con ella. Todas estas formas de violencia son moneda común en el México actual, y no tenemos siquiera una narrativa o épica en que se puedan reconocer, lamentar e ir sanando estos ultrajes” (Lomnitz, 2021). 

El Estado mexicano ha sido incapaz de frenar la expansión territorial, el aumento del tipo de delitos, el control y corrupción de estructuras gubernamentales, el sometimiento de la población nacional por las bandas delincuenciales y su colusión con integrantes de la vida política y de la empresarial. Algunos de esos grupos criminales se han convertido en empresas globales, operan en varios países y cuentan con las tecnologías más avanzadas para la realización de sus actividades, contratan a personas altamente calificadas en ingenierías, telecomunicaciones, química, finanzas. Su efecto negativo en el costo de la vida en nuestro país es innegable a través del traslado de sus cobros ilegales a la población económicamente activa, por la vía de los precios de bienes y servicios.

La agenda de paz

El debilitamiento intencionado y la falta de una política pública sostenida de fortalecimiento de los gobiernos municipales, así como la colusión entre delincuencia, políticos, ejército y empresarios, colocan a la población en condiciones graves de indefensión. Esto han motivado que actualmente la agenda de paz ocupe un interés central en la vida de muchas personas, colectivos e instituciones, después de esperar durante varias décadas, que los gobiernos pudieran controlar y aminorar los terribles daños causados en las vidas, en la integridad y en la tranquilidad de las personas.

La participación de agentes no estatales en la promoción de la paz

Desde hace años las organizaciones de la sociedad civil, las iglesias, la academia y diversas comunidades han venido ocupándose de investigaciones, educación, cultura, diversas iniciativas y prácticas en materia de paz. Ejemplos de ello son el Movimiento por la Paz con Justica y Dignidad encabezado por Javier Sicilia, Guerrero es Primero, Mesas de seguridad y paz, la Alta Escuela para la construcción de la Paz que acaba de celebrar su décimo aniversario, el Índice de Paz México que ya va en su décima primera edición, los acuerdos entre Cinco Articulaciones para la Paz que están en curso, así como las experiencias comunitarias como las de Ostula y Cherán, en Michoacán.

Me referiré a una de las iniciativas en las que he venido colaborando desde hace varios meses para terminar resumiendo algunas de las principales conclusiones que derivan del trabajo de éstas.

Desde el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos y el laico Pedro Palma en Cerocahui, municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara, el 20 de junio de 2022 la comunidad jesuita de México apoyada por el Centro de Investigación y Acción por la Paz (CIASporlapaz) desató un amplio proceso para la construcción de una Agenda Nacional por la Paz y una Red de Paz.

Para la formulación de la Agenda un grupo de expertos y expertas sintetizó los resultados de 1,002 conversatorios por la paz llevados a cabo en 20 estados, así como de 50 Foros de Justicia efectuados en las 32 entidades. La Agenda fue presentada en una reunión Diálogo Nacional por la Paz en septiembre de 2023 a la que asistieron 1200 personas en la Universidad Iberoamericana y fue acogida por la cúpula de la Iglesia Católica.

La Agenda considera que “La paz es un camino de construcción de condiciones sociales para que sea posible el buen convivir de las personas con su entorno. Se trata de acciones múltiples que atiendan las causas culturales y estructurales de las violencias y de esta forma hacer sostenible la vida en el planeta. Para lograr la paz se necesita atender tres elementos: tejido social, justicia y seguridad”

Asimismo, el Diálogo Nacional promovió la redacción por otro grupo de expertos y expertas de la academia y de la sociedad civil, de los llamados Compromisos por la paz para que fueran asumidos por las personas candidatas a la presidencia de la República, a las gobernaturas de los estados, a las presidencias municipales y a las alcaldías que se renovarían en junio pasado.  

Estos Compromisos se elaboraron considerando el material recabado en el proceso y lo planteado en la Agenda. Se abordaron siete temas: tejido social, seguridad, justicia, cárceles, adolescentes, gobernanza y derechos humanos. Con propuestas de estrategias y políticas de gobierno en esas materias, los Compromisos fueron presentados y firmados en marzo de este año por las tres personas candidatas a la presidencia y por las y los candidatos para encabezar gobiernos estatales y presidencias municipales.

El proceso del Diálogo ha continuado por dos vertientes una que busca que los gobernantes que firmaron los compromisos los cumplan, desarrollen sus agendas de paz, procurando allegarles buenas prácticas de políticas y programas públicos para el propósito.

La otra vertiente consiste en involucrar y dialogar con los diversos actores no estatales para que desde lo local lleven a cabo buenas prácticas comunitarias, sociales, escolares y empresariales. Los grupos estatales, municipales y de comunidad que se han logrado poner en marcha dialogan entre sí y con las autoridades que aceptan hacerlo, sobre acciones para reconstruir tejido social y desarrollar prácticas alternativas en materia de seguridad y justicia. Estos grupos están integrados en la Red Nacional de Paz.

De la Agenda Nacional de Paz se desprenden 14 acciones locales para reconstruir el tejido social, mejorar la seguridad y la justicia en nuestro país. Son acciones que pueden ser realizadas por grupos de pastoral, vecinos, maestros, empresarios, colectivos o jóvenes.

  1. Impulsar el apoyo hacia las víctimas de la violencia
  2. Generar espacios de diálogo interinstitucional para la construcción de la paz
  3. Promover procesos de salud mental en las familias y comunidades para atender las secuelas de las violencias.
  4. Promover en las escuelas una educación para la paz y ambientes que ayuden a una mejor convivencia social.
  5. Promover actividades para recuperar el espacio público como lugar de encuentro y la organización comunitaria para resolver las necesidades colectivas.
  6. Promover acuerdos laborales que mejoren las condiciones de trabajo y de vida.
  7. Impulsar comunidades comprometidas con la cultura del cuidado y la corresponsabilidad.
  8. Fortalecer la cultura de la hospitalidad con los migrantes, refugiados y desplazados.
  9. Impulsar programas de prevención y atención de las adicciones.
  10. Realizar acciones de cuidado del medio ambiente.
  11. Promover la participación de la ciudadanía en el diseño e implementación de las políticas de seguridad.
  12. Promover la justicia restaurativa, mediación y resolución positiva de conflictos en las familias, las escuelas, las iglesias, las comunidades y el trabajo.
  13. Reconocer, dignificar y recuperar el liderazgo de las policías municipales y comunitarias.
  14. Impulsar instituciones, procedimientos y acciones que garanticen la transparencia y rendición de cuentas de las autoridades[8]

El Diálogo ha logrado recoger 300 buenas prácticas que se encuentran brevemente descritas y clasificadas en su página. En ella se encuentra también todo el material del proceso y se va subiendo lo que va surgiendo.

Se ha iniciado un intercambio entre personas, colectivos y gobiernos que han realizado o están llevando a cabo buenas prácticas de paz con aquellos que están en interesados en conocerlas, aprender y llevarlas a cabo en sus comunidades. Asimismo, se están elaborando Agendas de Paz para algunos estados, municipios y alcaldías.

A modo de conclusión

El trabajo que se ha venido realizando parte del reconocimiento de que la paz tiene que construirse o restaurarse desde lo local, desde el territorio, con la confluencia de personas, organizaciones, instituciones y en su caso, gobiernos municipales comprometidos en lograrlo. Tiene que ver con la paz en las personas, las familias y las comunidades rurales y urbanas.

El nivel de gobierno que resulta central en procesos de paz es el municipal por ser el que se encuentra más cercano a la población y que puede desatar políticas de proximidad como son las policías, la activación de espacios y actividades de encuentro de la población, de cuidado del medio ambiente, de articulación de autoridades, que reconstruyan tejidos sociales y generen confianza entre la población, así como modalidades de mediación y resolución de conflictos.

Lamentablemente, es el nivel de gobierno más debilitado por las políticas estatales y federales, es el que tiene un marco legal menos actualizado a los cambios de la realidad, no cuenta con servidores públicos capacitados, ni recibe suficiente presupuesto; además, en ciertos territorios, especialmente los rurales, es el más capturado por la delincuencia. Sería urgente una política nacional de recuperación y desarrollo del municipio y de sus gobiernos.

Frente a este panorama y la sostenida destrucción de capacidades estatales federales, la esperanza de avanzar en materia de paz radica en actores no estatales. Es la razón del activismo de la iglesia católica, de las organizaciones sociales, civiles y comunitarias y de sus articulaciones, así como de la academia.

Algunos de los temas que interesan y en los que se trabaja es en diversas estrategias y prácticas para la reconstrucción del tejido social, en reducción de la violencia familiar, atención a la salud mental, promoción de la cultura del cuidado, mediación y resolución de conflictos y atención a las juventudes.

La tarea de construcción de paz es enorme y muy difícil en un contexto de conflicto armado entre bandas de la delincuencia organizada, a lo que se suma la ausencia de una política de seguridad y justicia sostenida en el tiempo, la colusión entre delincuencia, políticos, empresarios y ejército, el asesinato de lideres sociales y defensores de derechos humanos y del medio ambiente en el territorio y una política que persigue y desalienta a las organizaciones sociales y civiles.


[1] Global Wealth Report 2024 de UBS; Bankinter, blog de economía y finanzas; Distribución de la riqueza: Cuánto dinero tiene el 1% más rico del Mundo?

[2] OPHI y PNUD (2024). Global multidimensional Poverty Index 2024. Poverty amid conflict. PNUD/OPHI. Abarca 112 países y 6,300 millones de personas.

[3] El Programa de Datos sobre Conflictos de Uppsala divide los conflictos armados en tres categorías: «conflicto basado en el Estado», «conflicto no estatal» y «violencia unilateral». El conflicto basado en el estado se refiere a lo que la mayoría de la gente percibe intuitivamente como «guerra»: luchar entre dos estados, o entre un estado y un grupo rebelde que lo desafía, el cual resulta en al menos 25 muertes relacionadas con la batalla en un año calendario. Los conflictos no estatales son aquellos en los que ninguna de las partes beligerantes es un Estado, como el conflicto Fatah-Hamas,  conflictos entre grupos étnicos y la violencia entre cárteles en la Guerra contra las Drogas en México. La violencia unilateral se define como: «El uso de la fuerza armada por el gobierno de un Estado o por un grupo formalmente organizado contra civiles que resulta en al menos 25 muertes en un año». Los ejemplos incluyen acciones de los gobiernos de Sudán, Myanmar y Siria contra civiles, así como acciones de organizaciones no estatales como Los Zetas, al-Qaeda y el Ejército de Resistencia del Señor contra civiles. https://en.wikipedia.org/wiki/Uppsala_Conflict_Data_Program

[4] https://www.undp.org/es/comunicados-de-prensa/1100-

[5] Op. cit

[6] Santos, Juan Manuel, (1923)    La batalla contra la pobreza. Publicado por Planeta. https://www.planetadelibros.com/libro-la-batalla-contra-la-pobreza/385038

[7] INEGI Consulta18/11/24 14;28

[8] https://dialogonacionalporlapaz.org.mx/acciones.php

Presentación del libro Activación comunitaria desde sus Recursos

Clara Jusidman

 Octubre 17 ,2024

Zoom

Agradezco a los autores del libro Rolando E. Díaz-Caravantes, Fernanda Elizalde Castillo y Pablo Armando Escoboza Castillo la oportunidad de presentar su valioso texto y de comentar su aportación en el diseño y puesta en práctica de políticas sociales y de acciones para la construcción de paz.

Además de proponer una muy interesante forma de aproximarse a una comunidad por agentes externos, sean estatales o no estatales, los autores nos ofrecen la metodología, la secuencia y las herramientas para hacerlo. En particular, exponen los valores que deben respetarse al hacer esas aproximaciones.

Desde hace muchos años me he preguntado cómo desarrollar políticas sociales que efectivamente les sean de utilidad a las personas y a sus comunidades. Eso se podría traducir en ¿cómo contribuir a construir ciudadanía y comunidad con las herramientas y los recursos de la política social en un sentido amplio?

Por política social en ese sentido, incluyo educación formal y no formal, salud, protección social, empleo e ingresos, servicios urbanos, vivienda, alimentación, arte, cultura y deporte y programas contra la pobreza, contra la discriminación y para el cierre de brechas de desigualdad.

Lamentablemente, desde hace treinta y cinco años, abandonamos la rica concepción de política social que se venía construyendo y experimentando en México, Se redujo a programas de transferencias monetarias de ingreso con el fin de combatir o evitar la reproducción de la pobreza. Se abandonó el enfoque que trataba de articular las políticas sociales sectoriales y también, con la política económica.

Desde mi punto de vista, construir ciudadanía desde agencias estatales significa la realización de los derechos humanos de las personas, tanto los políticos como los civiles y los económicos, sociales y culturales, reconociendo la diversidad social y la necesidad de cerrar brechas de desigualdad.

Esto significa apoyar el ejercicio de ciudadanía plena, y no sólo en los aspectos materiales. Para lograrlo se requiere construir y actualmente reconstruir, las capacidades del Estado para cumplir con sus obligaciones de respetar, garantizar, proteger y promover la realización de esos derechos.

Esa visión de planificación con perspectiva de derechos humanos, impulsada por organizaciones de la sociedad civil en México a principios de este siglo, permitiría definir una hoja de ruta de largo plazo para el desarrollo progresivo de esas capacidades especialmente en materia social, económica y cultural y la construcción de un Estado Social de Derecho que garantizara el ejercicio de los derechos civiles y políticos y dentro de ello, las libertades fundamentales.

En paralelo, la construcción y reconstrucción de comunidad, de cohesión social o del tejido social se refiere a la vida colectiva, con el desarrollo o preservación de relaciones de confianza, de empatía, de solidaridad, de respeto, de transmisión de saberes culturales y de habilidades para la vida, de solución pacífica de conflictos, de diálogo y escucha. Es decir, la vida en común, en paz,  en conjuntos de personas que son responsables de contribuir a la construcción y a la felicidad de seres humanos, desde las familias, comunidades, colonias, barrios, vecindades, escuelas, iglesias, empresas, organizaciones y movimiento sociales, civiles y particulares.

Desde la mirada de política social macro y meso, la construcción de comunidad o de colectivos a nivel micro, posiblemente podría traducirse en evitar realizar intervenciones que minen la convivencia pacífica, el tejido social y por el contrario, generen un ambiente propicio para el mejor desarrollo del sentido de pertenencia, de identidad y confianza en esos colectivos.

Un ejemplo para aclarar a qué me refiero. Cuando Santiago Levy propuso como política social el programa originalmente llamado Progresa, después conocido como Oportunidades y Prospera, cuyo fin era evitar la reproducción de la pobreza, planteaba que las transferencias se dirigieran solamente a los NNA de las familias que estaban estudiando y reunían ciertos requisitos.

Afortunadamente, los demógrafos que en ese tiempo estaban en el Consejo Nacional de Población, convencieron a Levy y a su equipo, que ese enfoque minaría y generaría mayor desigualdad al interior de las familias; que era mejor otorgar la transferencia a éstas, a través de las mujeres para asegurar que efectivamente se usara en bien de las familias.

Un ejemplo positivo, en cambio, es la política que procura ampliar y mantener espacios públicos y activarlos mediante actividades culturales, deportivas, recreativas de encuentro social o apoyar la celebración de las fiestas religiosas y tradicionales de las comunidades para preservar sus identidades y recuperar sus historias.

En la actualidad, muchas personas, organizaciones e instituciones sociales, civiles y particulares nos hemos preguntado qué podemos hacer y cómo podemos contribuir a construir ciudadanía y comunidad, además de enfrentar los graves niveles de violencia que padecemos.

Esto ante la experiencia de los últimos seis años en donde la política social se ha convertido en transferencias monetarias individuales directas no condicionadas, otorgadas por el presidente de la República, de manera poco transparente, que no necesariamente llegan a las personas en pobreza extrema, ni tampoco generan una ciudadanía libre, sino dependiente y subordinada.

A lo anterior se suma el deterioro de los servicios públicos de educación, salud y protección social iniciado desde hace 40 años y que parecería irreversibles. Además de las brutales e inhumanas violencias que están sufriendo muchas personas, familias y comunidades en el territorio nacional en lo que podemos estimar, en una cifra gruesa, que ya debe haber por lo menos un millón y medios de personas vivas afectadas por los asesinatos, desaparición y secuestros de sus familiares, los desplazamientos, los despojos, la discapacidad por uso de armas, la orfandad y la explotación sexual, entre otros.

En este contexto, muchos activistas, defensores de derechos humanos y académicos reconocemos que el diálogo y la escucha por parte de la mayoría de los gobiernos municipales, estatales y claramente, del federal, están en su más bajo nivel y que tratar de incidir en políticas de gobierno, es una pérdida de tiempo. Sus capacidades institucionales en materia de seguridad, por ejemplo, están destruidas o tomadas por las bandas delincuenciales.

Asimismo, consideramos que recuperar enfoques y políticas sociales que operaron en otras épocas, tampoco parecería pertinente dado el cambio civilizatorio que estamos viviendo con grandes riesgos para la humanidad como la crisis climática y el surgimiento de nuevas vulnerabilidades consecuencia de las violencias. La globalización ha impuestos limitaciones a los gobiernos nacionales para enfrentar los cambios.

Volvamos ahora al texto de Activación comunitaria desde sus Recursos y la contribución que este hace a las dos reflexiones señaladas.

Personalmente en los espacios de sociedad civil y académicos en que me muevo he estado insistiendo en la necesidad de escuchar los dolores de las personas y de las comunidades: ¿qué les preocupa?, ¿qué los agobia?, ¿qué les hace falta? Para ver cómo podemos ayudar desde los gobiernos o las organizaciones civiles o filantrópicas.

De acuerdo con las tesis planteadas por el texto que hoy presentamos eso podría traducirse en una visión paternalista: díganme qué necesitan que yo les pueda dar, conseguir u ofrecer para que resuelvan su problema. No les preguntamos qué soluciones reales piensan que pueden desarrollar a partir de sus propios recursos y qué efectivamente requieren de los agentes externos que inciden actualmente en su vida colectiva.

Ese es el cambio de enfoque que nos proponen las personas autoras del libro.

En este, exponen detalladamente una metodología para construir o recuperar sentido de comunidad y hacer conciencia a sus integrantes de los recursos que poseen, tanto en su interior como provenientes de agentes externos y para definir de manera colaborativa, los proyectos comunes que quieran llevar a cabo.

Después del proceso de activación comunitaria conducido con todo respeto por facilitadores externos y con conectores surgidos de la propia comunidad, el propósito buscado es que la comunidad pueda  llevar a cabo esos nuevos proyectos  de manera autónoma y a partir de sus propios recursos.

Se trata de una aproximación sumamente respetuosa pues consiste esencialmente en detectar a personas de la comunidad que puedan funcionar como conectores para activar proyectos comunes, generar confianza y permitir que la propia comunidad reconozca los recursos que tiene.

Es una metodología que avanza sobre las experiencias de promover diagnósticos comunitarios o participativos con el fin de detectar necesidades comunes para, a partir de ello, desarrollar intervenciones de gobierno o de organizaciones sociales y civiles.

Como señalaba antes, las soluciones son generalmente diseñadas por los agentes externos de acuerdo con lo que asumen es la mejor forma para resolver los problemas que expresan las comunidades. O presuponen que su papel es de intermediación entre las necesidades de la población y las tecnologías más modernas para resolverlas. La historia social está llena de esas buenas intenciones

Un ejemplo que recuerdo, proveniente de experiencias del Banco Interamericano de Desarrollo, fue la instalación de letrinas con miras a reducir los problemas de insalubridad que sufría la comunidad beneficiada. Al regresar pocos meses después, los promotores del Banco encontraron las letrinas abandonadas o usadas con fines totalmente distintos, pues no habían considerado que serían las mujeres las encargadas de mantenerlas y éstas no tenían interés alguno o ya estaban sobrecargadas de tareas.

Recuerdo también que en encuestas que se hacían hace años, previas a las elecciones para tratar de que las y los candidatos ofrecieran en sus campañas las soluciones que proponía la ciudadanía, las respuestas  de las personas consultadas estaban sesgadas hacia aquellas cosas o soluciones que tradicionalmente les habían ofrecido las autoridades  o que sabían podían proporcionarles las organizaciones.

El texto parte de reconocer cito ¨la falta de cohesión interna en las comunidades, como la ausencia de relaciones entre vecinos o la falta de sentido de pertenencia, limita la capacidad de respuesta ante las adversidades y ante la desatención de las instituciones gubernamentales”

Es decir, expresa el gran deterioro que han sufrido los tejidos sociales tanto en el medio rural como en el urbano, así como la ausencia de Estado y por, lo tanto de respuesta de las instituciones frente a las adversidades y peligros que están viviendo muchos colectivos en el país.

Se parte de la hipótesis en la metodología propuesta que cito “la gente es la respuesta y el cambio en la comunidad se logra movilizándola”

Opta por lo tanto por proponer cito “generar patrones de participación para aumentar la confianza de la comunidad en su propio potencial y con ello reforzar su cohesión”

Define al enfoque de ACR como “método que busca el fortalecimiento o construcción de las capacidades comunitarias al conectarse los recursos ya existentes, además de desarrollar el potencial de las personas como promotoras de la identidad, confianza y participación comunitaria”

El método desarrollado se divide en dos etapas:

La primera denominada Aprendiendo de la comunidad en la cual los facilitadores externos escuchan, conversan y aprenden de la comunidad.

La segunda etapa Propuesta de activación consta de tres fases con la participación del grupo: la revaloración de la historia comunitaria, la visión comunitaria de futuro y finalmente la selección y realización de alguna actividad en beneficio de la comunidad.

Quisiera destacar dos aspectos que me llamaron particularmente la atención de la metodología propuesta.

Primero el papel y los valores que deben cuidar aquellas personas que participan como facilitadores. Se señala que “es fundamental la escucha, la observación y adaptación por parte del equipo que acompaña el proceso de activación” Se insiste en que deben ser discretos, respetuosos, no asumir protagonismo y no sustituir a las personas de la comunidad que funcionan como conectores. Sólo facilitan y guían el proceso de acuerdo con el método propuesto, no son los actores de éste.

Con mucha frecuencia, la aproximación de las organizaciones civiles a las comunidades o a los movimientos sociales busca imponer una agenda o un proyecto acordado con financiadoras internacionales bajo el supuesto de que es algo positivo para ellas y que no la aplican porque desconocen su existencia o sus bondades. Pienso, por ejemplo, en la promoción de la interrupción legal del embarazo, que seguramente libera a muchas mujeres del machismo mexicano que sostiene que: como “las escopetas, cargaditas y en un rincón, las mujeres se ven más bonitas” pero no se combina con otras estrategias para la vida digna de las familias. En alguna época se promovió el uso de agroquímicos y fertilizantes para aumentar los rendimientos en el campo y se destruyó el cultivo de milpa o asociado. Con el espectacular desarrollo de nuevas tecnologías digitales, los riesgos de imposición externa  son mayores.

El segundo aspecto se refiere al mapa de recursos que proponen de acuerdo al texto McKnight y Kretzman (1996) que  dividen en primarios que son aquellos ubicados dentro de la comunidad y controlados por ella, distintos a los secundarios que si bien están ubicados geográficamente en la comunidad, no son controlados por ella y los de tercer orden que son los recursos originados fuera de la comunidad y controlados por externos pero que pueden incidir en la comunidad, como son los programas gubernamentales y las remesas.

Esta interesante herramienta incluida en la metodología propuesta en el texto, me hizo recordar una que me hizo un amigo ingeniero experto en fotografías aéreas e inventarios de usos y recursos en el territorio. Me proponía levantar un inventario de recursos humanos en el territorio. Imaginemos la utilidad que tendría saber dónde hay una médica neuróloga cercana a nuestros domicilios, o un pintor, o un experto en bombas hidráulicas.

Y termino mi comentario.

La lectura, muy recomendable del texto, en una etapa de tanta incertidumbre, tanto miedo, tanto individualismo, tanta polarización nos proporciona esperanza, nos muestra posibilidades, nos aporta herramientas metodológicas.

Nos recuerda que somos seres gregarios, que vivimos como otros animales en manada, que formamos colectivos; que para subsistir y crecer necesitamos de otros, de ser acogidos, identificados, reconocidos, respetados, amados y que nuestra vida y nuestros derechos, son sagrados y debemos protegerlos y defenderlos.

Que frente a las vicisitudes de la vida actual podemos navegar mejor juntas y juntos, que confrontados.

Participación de Clara Jusidman

9 de octubre de 2024

Centro Cultural Universitario

Agradezco la invitación a participar en este importante evento. Considero de gran importancia que la UNAM esté promoviendo actividades en una materia tan importante para nuestro país como es la cultura de paz. Entiendo que el propósito de estas mesas es relatar nuestras experiencias en la promoción de una cultura de paz.

En 1997 renuncié a la dirección del Registro Nacional de Electores cuando el Consejo General del IFE decidió y me ordenó la impresión de los listados de electores incluyendo su fotografía. Ello para entregárselas a los partidos políticos con el fin de que estos tuvieran certeza de que quien ejercía el voto era la persona en la fotografía. Me pareció una violación al derecho a la privacidad de las personas, además de ponerlas en riesgo frente a la delincuencia que ya estaba en aumento. Desde entonces el IFE se preocupaba más por tener contentos a los partidos que honrar los derechos políticos de la ciudadanía.

Posteriormente, desde mi participación como secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la Ciudad de México, de 1997 al 2000, he tratado de promover la importancia del  fortalecimiento de los tejidos sociales o de la cohesión social en la agenda pública.

Ya para entonces empezaban a hacerse estudios y mediciones sobre las violencias y sus causas. Entramos en contacto con Antanas Mokus un genial alcalde de Bogotá y con expertos del BID que empezaban a medir, estudiar y proponer políticas para enfrentar las diversas violencias. Desde entonces me preocupaba que en las escuelas primarias no se incluyera la educación para la paz.

Desde la secretaria promovimos y pusimos en práctica una estrategia para construir ciudadanía y promover tejido social urbano. Estábamos convencidas que la comunidad tenía que recuperar su capacidad para contener y sancionar las violencias practicadas por alguno de sus integrantes o que se ejercían en su entorno.

Montamos con mucha dificultad, sin recursos y con un gobierno de sólo tres años lo que llamamos Servicios Comunitarios Integrados (SECOI). Recuperamos y pusimos en operación alrededor de 220 centros de desarrollo social, deportivos, casas de cultura que ya existían en la ciudad.

Localizamos y desarrollamos varias buenas prácticas para la construcción de ciudadanía esencialmente en tres ámbitos: deporte, cultura y salud mental. Las prácticas debían fomentar valores de convivencia, diálogo, respeto, trabajo en equipos, apego a reglas, solución pacífica de controversias, entre otros. Montamos talleres de ciencias, libro clubs, cuenta cuentos, teatro en atril, ludotecas, talleres de estimulación temprana, pequeños espacios de rehabilitación, actividades de deporte y recreación para personas mayores, servicios de salud mental comunitaria, atención grupal a personas afectadas por violencia doméstica. Algunos de los Centros se especializaron en estar al servicio de juventudes.

La idea era que los SECOIs se convirtieran en centros de encuentro de las comunidades aledañas y que pudieran desarrollarse redes de protección entre establecimientos circundantes: escuelas, iglesias, tiendas, empresas, servicios diversos.

Capacitamos en las buenas prácticas sin recursos,  a 1500 facilitadores que operaban los servicios en los centros y a 1500 educadoras para la salud que recorrían las colonias, particularmente las de mayor marginación, para detectar problemáticas personales especialmente de salud, y las pudieran referir a los SECOIs o  los servicios de salud.

Pudimos operar el proyecto durante año y medio pues nos tomo otro año y medio poner en orden el desastroso aparato administrativo que nos dejo el gobierno anterior en manos del PRI y desarrollar conceptualmente los SECOIs.

Al llegar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la persona que entro a mi posición, Raquel Sosa decidió que lo que estábamos haciendo sólo beneficiaba a 15 mil personas, eran sus datos primicia de “yo tengo otros datos”, y ellos iban a hacer acciones más masivas.

Estoy segura que los Pilares de Claudia Sheinbaum y las Utopías de Clara Brugada tomaron como base el trabajo que realizamos en el primer gobierno electo democráticamente en la Ciudad y de izquierda.

Al final del Gobierno del Ing. Cárdenas, en diálogo con Pedro Peñaloza, uno de los primeros expertos en violencias en el país, empezamos a explorar la posibilidad de desarrollar políticas de prevención de violencias en las familias, las escuelas y las unidades habitacionales.

Además, montamos las primeras Unidades de Atención a la Violencia Familiar en 16 delegaciones, dos albergues para mujeres violentadas y el primer Faro de la Ciudad en Ixtapalapa. La Cárcel de Mujeres se convirtió en Casa Libertad con un  SECOI, una clínica de salud, una estancia de las madres educadoras, un proyecto de teatro del pueblo y la primera preparatoria del gobierno de la Ciudad.

Frente a los feminicidios en Ciudad Juárez, en colaboración con varias y diversas organizaciones de la sociedad civil e INCIDE Social  emprendimos un diagnóstico sobre las causas sociales de las violencias en esa Ciudad.

Fue un trabajo pionero que iluminó las causas estructurales demográficas y de composición familiar, de desarrollo urbano y económico, en los servicios sociales y las condiciones laborales, en la participación de los medios de comunicación, en las agencias de justicia y seguridad que habían llevado a convertir a Ciudad Juárez en una de las ciudades más violentas del mundo. Propusimos varias intervenciones y políticas públicas, pero a la ausencia de Estado impidió su puesta en práctica. Ni el gobierno federal, ni los estatales, ni los gobiernos municipales funcionaban en la ciudad, ni se interesaban por la tragedia que estaba ocurriendo en la misma.

Mi relación con El Colegio el México.

Clara Jusidman

Aniversario 60 del Centro de Estudios Económicos del COLMEX.

23 de agosto 2024

Mi vínculo con El Colegio de México se origina en un trabajo previo con el Sr. Víctor Urquidi.

En 1963 entré como asistente de investigación, a un proyecto auspiciado por el Banco de México y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos para realizar proyecciones de la demanda y oferta de maíz y frijol de México a los años 1970 y 1975.

Como consejeros del proyecto estaban el Sr. Urquidi que por entonces tenía una oficina en la Torre Latinoamericana. Los otros dos consejeros eran Leopoldo Solís, reconocido economista y el Ingeniero Emilio Alanís Patiño apreciado en el gremio de ingenieros agrónomos, ambos funcionarios del Banco de México.

Como base del proyecto se llevó a cabo en 1963, la primera encuesta de ingreso gasto en México a cargo del Dr. José Nieto de Pascual, pionero en el uso de encuestas por muestreo en nuestro país.

Al término del proyecto en 1964, Don Víctor nos planteó la opción de integrarnos al El Colegio o al Banco de México.

Como yo había sido considerada como un espécimen raro para integrarme al personal del Banco de México, que fue mi intención original en 1963, y además, me negaba a que me pusieran el sello de “propiedad del Banco” como hacían con los ejemplares del periódico Excelsior, opté por incorporarme al COLMEX con el Sr. Urquidi.

Llegué en 1964 a una oficina que le habían puesto al Sr. Urquidi en la calle de Querétaro, junto con dos brillantes economistas Luis Cosío quien lamentablemente falleció a muy temprana edad y Sergio Ghigliazza que había sido mi profesor y trabajaba en la oficina técnica del Banco de México. Dominaban en ese entonces la economía del país y la administración pública una generación de economistas keynesianos, muchos formados en la Universidad de Yale.

Entré como auxiliar de investigación en apoyo de Don Víctor para aplicar la metodología del Proyecto Regional del Mediterráneo, desarrollada para hacer proyecciones sobre las necesidades de recursos humanos. El objetivo era orientar a las instituciones de educación superior sobre el tipo de carreras que serían demandadas frente a la previsible evolución de la economía del país.

La metodología implicaba contar con proyecciones de matrices de insumo-producto para estimar el crecimiento y composición sectorial de la economía. La tarea, encomendada al Banco de México, nunca se pudo concretar.

A mí me tocó extraer, de una muestra del uno por ciento del Censo de Población de 1960, en colaboración con la Dirección General de Estadística, las estructuras ocupacionales de las diferentes actividades económicas, al mayor detalle posible. El COLMEX no contaba con un centro de cómputo.

En 1964 estaba por iniciarse la Maestría en Demografía que según recuerdo fue diseñada por la Srita. Consuelo Meyer. Decidí no entrar a la maestría porque que me gustaba el trabajo que estaba realizando.

En esos años el ambiente en el CEED estaba dominado por los demógrafos, aprendí por ósmosis algo de demografía de buenos amigos y maestros como Pepe Morelos, Gustavo Cabrera y Raúl Benítez Centeno, pioneros de esa disciplina en México. Empecé a convertirme en una especie de experta en los estudios sobre las actividades económicas de la población.

Para 1966 Don Víctor al ser nombrado presidente de El Colegio ya se había cambiado al edificio de Guanajuato. Yo pasé a compartir una oficina en ese edificio con otro investigador.

Me apasioné por el estudio del tema del empleo por ser el espacio de encuentro de la economía con la población y con sus oportunidades para obtener ingresos.

En complejo y crucial año de 1968 impartí un curso de microeconomía a los estudiantes de la maestría de historia del COLMEX. Ahí me convencí que no me gustaba la economía ni tampoco dar clases. Cerré de por vida, mi participación en la docencia.

Fue el año en que balacearon la oficina del Sr. Urquidi en el primer piso del edificio de Guanajuato. El Sr. Arriaga, el conserje, estaba en ese momento en la oficina de Don Víctor y se agachó oportunamente.

En El Colegio, se generó un movimiento de estudiantes que asistió a la plaza de Tlatelolco en apoyo al movimiento. También se formó un grupo de profesores contarios a éste. Había un desagradable clima de confrontación.

En 1969 la Dirección General de Estadística invitó al COLMEX a participar en los trabajos de preparación del Censo de Población de 1970. Eduardo Cordero (+), demógrafo formado en El Colegio y yo fuimos designados para colaborar bajo la coordinación del Profesor Jorge Arévalo de CELADE que cumplía una estadía temporal en el Colmex.

Terminamos asumiendo la elaboración del cuestionario, de los instructivos y de las clasificaciones necesarias para captar la información. Hicimos un cambio sustantivo a los instrumentos que habían sido utilizados en los censos previos. Yo tuve oportunidad de actualizar todo lo relativo a la captación de las actividades económicas de la población.

Como cierre de nuestra colaboración, organicé un proyecto de observación del levantamiento del Censo con los alumnos de la maestría en demografía. Para organizarla me tocó correr por varios aeropuertos embarazada y jalando a mis dos pequeñas hijas. Creo que para muchos estudiantes observar el trabajo de los empadronadores ciudadanos en campo se convirtió en una gran experiencia.

Al regresar a El Colegio después de dar a luz a mi hijo, que nació 15 días después del levantamiento del Censo, creo que permanecí uno o dos años más sin encontrar mi sitio y también concluir, que la investigación no era lo mío.

En 1973 dejé El Colegio me incorporé a la Dirección General de Estadística para establecer la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, la primera encuesta contínua del país, destinada a captar datos sobre población en los períodos intercensales.

Hoy se conoce como la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Es una encuesta que utilizan desde hace años, varios investigadores y especialmente investigadoras, del COLMEX de los diversos centros.

Su establecimiento fue posible gracias a las varias oportunidades que me dio el Sr. Urquidi y el COLMEX. Personalmente escogí el camino de construcción de institucionalidad pública en materia de empleo y salarios.

Para concluir: en El Colegio tuve la oportunidad de ser parte de los primeros egresados de la maestría en demografía. Es la generación a la que pertenezco, conservo hasta ahora amistad con varios investigadores y profesores de esa generación.

Formo parte del Centro Tepoztlán, creado por el Sr. Víctor Urquidi hace casi 45 años para debatir sobre los temas que eran de su interés como gran prospectivista: población, cambio climático, cambio tecnológico, economía, asuntos internacionales. Recién el martes se recordaron los 20 años de su fallecimiento.

Indudablemente seguí un proceso de formación profesional heterodoxo en esta institución y decidí que mi camino no estaba en la docencia, ni en la investigación, sino en el servicio público y posteriormente, en el activismo cívico.

Retrocesos en los caminos hacia la igualdad de las mujeres.

Clara Jusidman

Agosto 12 2024

Los Reyes la Paz, Seminario de Cultura Mexicana

A modo de introducción

Estoy segura de que todas y todos reconocemos la existencia de una profunda e histórica desigualdad en las oportunidades de las mujeres con respecto de los varones.

También somos testigos de las diferencias que existen entre los sexos en materia de los ingresos que perciben, de la riqueza, del poder y del reconocimiento que alcanzan e incluso, del tipo de violencia que experimentan.

Seguramente cada uno tenemos una historia, un recuerdo o una experiencia personal o de alguien cercano de alguna expresión concreta de esa desigualdad y de esas brechas que nunca acaban de cerrarse y que con cierta temporalidad vuelven a abrirse.

Ya sean experiencias personales como mujeres o a través de vivencias de mujeres cercanas o incluso de prácticas observadas en los hombres como el maltrato, el acoso y las violencias de diverso tipo, o la discriminación; la desigualdad en el acceso a oportunidades de trabajo, de educación, de ingreso; o sabemos de limitaciones que los varones les imponen a la libertad de elección, a la forma de vestir, de expresarse, de divertirse.

Pensemos en las experiencias directas de las mujeres que en el transporte público son objeto de acoso sexual o de aquellas que son drogadas o engañadas en las redes sociales y terminan vendidas, esclavizadas y en la prostitución, negocio en aumento en nuestro país.

Seguramente cada uno tenemos una imagen distinta de qué es ser mujer y qué es ser hombre y cuáles son sus responsabilidades, funciones y cuáles sus derechos.

Aprendemos qué es ser mujer y qué es ser hombre en nuestro entorno: por nuestra cultura, por la educación y socialización que recibimos en casa, en la escuela, en la iglesia.

Así es que, con base en diferencias biológicas reales de los sexos, la humanidad a lo largo de la historia les ha asignado roles específicos.

Al principio de la vida de los seres humanos la mayor fuerza física de los hombres era importante cuando era fundamental para sobrevivir; asumían las tareas de caza y de protección frente a animales peligrosos u otros grupos humanos. A las mujeres, se les dejaron las tareas de reproducción y crianza para la preservación de la especie. Ellas fueron quienes iniciaron la agricultura y continúan siendo las principales productoras de alimentos en el mundo.

Quisiera destacar que una de las desigualdades fundamentales entre hombres y mujeres es el valor que la sociedad le da a sus tiempos:

  1. Los tiempos productivos, económicamente valiosos son los de los hombres, se asume que generan riqueza y se contabilizan en el producto interno bruto;
  2.  A los tiempos de las mujeres en cambio, hasta hace unos veinte años, no se les daba valor económico, pues se destinan a la reproducción doméstica a la construcción de seres humanos, al cuidado.

Actualmente, una lucha fundamental de las mujeres es precisamente que se considere valioso el tiempo dedicado al cuidado de otros y se establezcan sistema de cuidados en los países y en las ciudades.

El patriarcado

En todas las culturas y mitologías encontramos relatos donde la mujer es un subproducto del hombre y se subordina a éste quien dirige, controla, impone, protege, abusa, castiga, viola, mata.

Es lo que las feministas llaman la “cultura del patriarcado”, que determina relaciones desiguales de poder entre los sexos y que se sustenta en que:

  • el cuerpo de la mujer sirve fundamentalmente para dar a luz nuevos seres humanos, para criarlos y cuidarlos;
  • son sus capacidades reproductivas las que importan y  el resto de sus órganos no son equiparables a los de los varones:
  • su cerebro es inferior, no diferente, incapaz de realizar tareas complejas que han sido asignadas al sexo masculino; por lo tanto, su capacidad de aprendizaje, concentración, análisis e inventiva es muy limitada;
  • su fuerza física les impide desarrollar trabajos que requieren fortaleza y resistencia;
  • deben mantenerse puras y vírgenes pues su cuerpo no les pertenece al haber sido consagradas a la reproducción y a la maternidad.

El patriarcado se define como y cito[1] “un sistema de dominio institucionalizado que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres y todo aquello considerado como ‘femenino’, con respecto a los varones y lo ‘masculino’, creando así una situación de desigualdad estructural basada en la pertenencia a determinado ‘sexo biológico’.Tiene su origen histórico en la familia, cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social. Esta situación se mantiene a través de regímenes, hábitos, costumbres, prácticas cotidianas, ideas, prejuicios, leyes e instituciones sociales, religiosas y políticas que definen y difunden una serie de roles a través de los cuáles se vigila, se apropia y se controla los cuerpos de las mujeres, a quienes no se les permite gozar de una completa igualdad de oportunidades y derechos.”

El orden que impone el patriarcado es normalmente percibido como natural y no como una construcción social que puede ser transformada. Gracias a la lucha feminista y de los colectivos LGTTBI se ha demostrado que ese orden es una construcción social posible de ser transformada, que no es natural, ni inamovible, que ha venido siendo objeto de cambios reconociendo paulatinamente que las mujeres y las personas de la diversidad sexual son sujetos de derechos humanos y merecedores de una vida digna y libre de violencia.[2]

“El sexo viene determinado por la naturaleza, una persona nace con sexo masculino o femenino. En cambio, el género, varón o mujer, se aprende, puede ser educado, cambiado y manipulado”.

Mujeres y hombres son construidos socialmente de manera diferente: las mujeres para la vida privada, doméstica, para la reproducción y los hombres para la vida pública, la producción, el ejercicio del poder y del control.

El origen de la desigualdad

En mi exposición quisiera compartir mi aprendizaje de cómo llegamos hasta las brechas en la igualdad de género y responder a algunas preguntas que yo misma me he formulado como:

¿dónde está la matriz de origen de la persistencia de las brechas? ¿por qué ha sido tan difícil remover los obstáculos del sometimiento de las mujeres al poder de los hombres?

¿por qué el feminismo habla de olas cuando se refiera a la historia de la lucha de las mujeres?

¿cuáles han sido los obstáculos que ha tratado de remover cada una de las cuatro olas de los movimientos de las mujeres?

¿cuáles son los derechos que se han privilegiado en cada ola?

¿en qué medida estamos actualmente en un retroceso de los logros alcanzados por la tercera ola y qué se vislumbra en el surgimiento de la cuarta?

¿en qué medida la pandemia, la austeridad y la fata de compromiso gubernamental contribuyen a ese retroceso?

Importancia de las religiones como sostén del patriarcado

Desde mi óptica las jerarquías religiosas han tenido y siguen teniendo una fuerte influencia para normalizar y hacer aceptables las condiciones de subordinación del cuerpo, la sexualidad, las libertades, los derechos y oportunidades de las mujeres.

La mayoría de las religiones del mundo son controladas por hombres y estos construyen las reglas que deben acatar las personas frente a las distintas divinidades, dentro de ello, de manera fundamental, sus conductas sexuales y reproductivas.

Los dioses más poderosos de las distintas religiones son masculinos Zeus, Júpiter, Alá, Jehová, Cristo, Ra, Amón, Huitzilopochtli, Quetzalcóatl, Kukulkán, Odín, Brahma, Visnú. Representan a distintos elementos: el sol, el viento, el mar, el fuego, la lluvia, la guerra, el inframundo.

Las diosas en cambio se identifican generalmente en relación con los dioses hombres: son madres, esposas o hijas como Coatlicue diosa tierra, madre de Huitzilopochtli, Ix chel, esposa de Itzamná, María madre de Jesucristo, Lakshmi esposa de Visnú. Representan la fertilidad, la tierra, la belleza.

Son las jerarquías religiosas, las que interpretan los textos sagrados, las que acaban imponiendo las reglas de las relaciones entre los sexos y limitando las libertades de las mujeres sobre su propio cuerpo, como ocurre con el Corán.

Desde mi perspectiva, en ese control radica el mayor obstáculo para que las brechas de desigualdad entre los sexos se reduzcan. Crean y mantienen una relación de poder sobre las mujeres.

Los líderes religiosos o los líder populistas conservadores en lo moral que controlan el poder político en varios países y que son venerados como líderes religiosos, son los que determinan si se permite a las mujeres trabajar, estudiar, salir solas a la calle, acudir a centros de recreación; así como su forma de vestir, de casarse o separarse, de ejercer su sexualidad y el control sobre su propio cuerpo.

Desde la segunda mitad del siglo veinte hemos sido testigos de mujeres que ante regímenes laicos acceden a múltiples oportunidades: son empresarias, profesoras, investigadoras, periodistas, políticas, legisladoras, jueces y magistradas, ejercen diversas profesiones. En el momento en que llegan al poder grupos religiosos o partidos políticos conservadores y autoritarios sus libertades vuelven a ser conculcadas. Son los casos de Irán, Afganistán y Egipto, incluso China y Corea del Norte, donde se han registrado graves retrocesos en la realización de los derechos de las mujeres.

El triunfo de los talibanes en Afganistán borró veinte años de progreso en el acceso de las mujeres a la educación, al trabajo y a posiciones en el gobierno. En Brasil, Nicaragua, Rusia, Hungría y Bielorrusia con líderes autocráticos populistas de derecha o izquierda como Bolsonaro, Ortega, Putin u Orban, se ha frenado y retrocedido en los derechos de las mujeres y de las colectividades de la diversidad sexual. Incluso en Estados Unidos se ha visto un enlentecimiento de los avances logrados desde 1970 en materia de igualdad de género y derechos reproductivos[3]. La Suprema Corte de ese país deshecho el derecho a la interrupción legal del embarazo. Desde hace 50 años en un juicio histórico se había logrado que se aceptara el aborto a nivel federal.

Una materia fundamental de controversia entre partidos políticos son los derechos de las mujeres: los conservadores de derecha buscan limitar su libertad a tomar decisiones sobre sus cuerpos, postulan el derecho a la vida como uno de sus principales objetivos, rechazan el aborto, la educación sexual en las escuelas y el reconocimiento de la diversidad sexual.

Los republicanos en Estados Unidos a partir de la Presidencia de Trump, están volcados en esa línea de pensamiento y acción. En su actual campaña Donald Trump anuncia que de llegar a la presidencia decretará que sólo existen dos sexos: el femenino y el masculino.

Los conservadores morales de izquierda y de derecha no entienden, ni les interesa, ni se comprometen con la agenda por la igualdad de las mujeres. Así vemos como en nuestro país, el derecho al aborto, el acceso libre a métodos de control natal, a educación sexual y a una vida libre de violencia a veces avanza y otras, retrocede.

Son los partidos laicos progresistas los que incluyen la agenda de los derechos de las mujeres en sus promociones políticas. Por ello, la lucha por la laicidad del Estado se vuelve fundamental para las organizaciones de mujeres.

Las olas por los derechos de las mujeres

Actualmente se reconocen cuatro olas del feminismo mismas que representan cuatro formas de entender el origen de la desigualdad entre hombres y mujeres. Esto determinó los derechos y libertades defendido por los colectivos de mujeres en cada época e identificaron los obstáculos que había que remontar.  

En las cuatro olas se ha compartido el interés por acceder a la distribución equitativa de los beneficios del desarrollo, ser incluidas, reconocidas y visibilizadas en un mundo regido por la cultura patriarcal.

La metáfora de olas refiere a que los logros de las mujeres a veces avanzan y en otras retroceden, no ocurren en una progresión lineal y acumulativa. Así derechos que se considera ya reconocidos son revertidos por los grupos y gobiernos conservadores.

Lo más lamentable de esta situación son los miles de niñas y mujeres que siguen perdiendo la vida o son esclavizadas por las imposiciones del patriarcado: 37,000 mujeres mueren al año por las prácticas de ablación de las poblaciones musulmanas; como resultado de las políticas de natalidad en China[4] en 2020 había una diferencia de 36.4 millones menos de mujeres que de hombres; según datos de ONU Mujeres  81,000 fueron asesinadas en el mundo por razones de género y  alrededor de una de cada tres mujeres de 15 años o más ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja[5].

Un reporte reciente sobre el crimen organizado detecta que la explotación de las personas, en forma de trata, se ha convertido en la economía criminal más generalizada del mundo.[6] En México este delito aumentó en 32.5% en los últimos cinco años.[7]  

Las dos primeras olas de la lucha colectiva y organizada de las mujeres en los países de occidente, terminaron con encarcelamiento, violencia y muerte de varias de ellas.

América Latina en gran medida, ha seguido los pasos de las pioneras de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Lamentablemente contamos con poca información sobre esta lucha en Asia y África. 

En México en particular, la violencia contra las mujeres se presenta agravada por ser el país más violento en el mundo que no vive en una situación de guerra interna.

En un libro estupendo sobre el feminismo,  citada por Nuria Varela,[8] Victoria Sau lo define como «un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera».

Las estrategias y tácticas aplicadas por las mujeres en su lucha por la reivindicación de sus derechos han sido ejemplo para las organizaciones defensoras de los derechos de otros grupos de población sujetos a discriminación. Las mujeres desarrollan formas de protesta y de exigencia muy imaginativas   como los paros totales de sus actividades, las huelgas sexuales, la formación de barreras con sus cuerpos frente a los enemigos, la realización de actos culturales en sus marchas, componen canciones,  entre otras. Hay una fuerte vinculación entre los movimientos de mujeres y los avances en democracia.

Hagamos un breve repaso de los derechos que han sido reclamados en cada una de las olas del feminismo y de algunos avances teóricos que surgieron en cada una de ellas.

Fuente: Simón, Elena texto basado en los datos extraídos de Álvarez González, M. Isabel. “Los orígenes y la celebración del día Internacional de la Mujer: 1910-1945”. Univ. Oviedo. KRK ed. 1999. Disponible en: https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:9JESBnCY5PcJ:https://ieg.ua.es/es/documentos/boletines-2015/boletin-7/las-olas-del-feminismo.pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx [Consultada el 20 de abril de 2022]

Los énfasis en los derechos que las distintas olas han promovido han variado, aun cuando algunos permanecen o se persiguen desde enfoques nuevos.  Todos se relacionan con alcanzar igualdad o derechos equiparables a los de los varones. Las mujeres buscan ser reconocidas como personas dignas, libres, visibles, respetadas y remover las estructuras institucionales, legales, culturales que las someten.

Aun cuando en toda la historia de la humanidad existen mujeres que fueron críticas y tuvieron conductas de ruptura con sus entornos de sujeción[9], es a partir de la Ilustración y de los movimientos revolucionarios y libertarios, cuando se constituyen colectivos de mujeres que al asociarse y participar en la promoción de cambios políticos en sus sociedades, toman conciencia del nivel de subordinación en que se encuentran ellas mismas. Ello las motiva a iniciar una lucha abierta por su propia emancipación.

El feminismo ilustrado

Es la etapa de lo que posteriormente se llamó “feminismo ilustrado” de finales del siglo XVIII, las mujeres lucharon por que los postulados de libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución Francesa se aplicaran también a ellas.

Fundamentalmente, demandaban el derecho a la educación, al trabajo, al voto, derechos matrimoniales y respecto a los hijos, eliminación de los malos tratos y abusos dentro del matrimonio y abolición de la prostitución. Reclamaban una mayor protección de sus intereses personales y económicos en el matrimonio y la familia y una representación de sus intereses en las instituciones políticas que fueron creadas al triunfo de la Revolución Francesa.

A modo de resumen, cito: «el debate feminista ilustrado afirmó la igualdad entre hombres y mujeres, criticó la supremacía masculina, identificó los mecanismos sociales y culturales que influían en la construcción de la subordinación femenina y elaboró estrategias para conseguir la emancipación de las mujeres. Los textos fundacionales del feminismo ilustrado avanzaron haciendo énfasis en la idea acerca de la cual las relaciones de poder masculino sobre las mujeres ya no se podían atribuir a un designio divino, ni a la naturaleza, sino que eran el resultado de una construcción social. […] Al apelar al reconocimiento de los derechos de las mujeres como tales, situaron las demandas feministas en la lógica de los derechos»[10].

La respuesta del poder masculino “ilustrado” fue totalmente contraria. Mujeres que destacaron en la consecución de la Revolución Francesa, entre ellas Olimpia de Gauge, murieron en la guillotina entre 1993 y 1995. Los clubes republicanos femeninos que florecieron antes y durante la revolución francesa fueron cerrados y se prohibió que más de cinco mujeres se reunieran en público.

A pesar de que la Revolución Francesa de 1789 fue el origen de la Declaración de los Derechos del Hombre fundamento del desarrollo de los derechos humanos, excluyó la consideración de las mujeres como ciudadanas.

Sólo quince años después en 1804 quedó consagrada la minoría de edad de las mujeres en el Código de Napoleón, que fue imitado después en toda Europa. Este señalaba que las mujeres:

«Eran consideradas hijas o madres en poder de sus padres,

esposos e incluso hijos. No tenían derecho a administrar su

propiedad, fijar o abandonar su domicilio, ejercer la patria

potestad, mantener una profesión o emplearse sin permiso,

rechazar a su padre o marido violentos. La obediencia, el respeto,

la abnegación y el sacrificio quedaban fijados como sus virtudes

obligatorias. El nuevo derecho penal fijó para ellas delitos

específicos que, como el adulterio y el aborto, consagraban que sus cuerpos no les pertenecían. A todo efecto ninguna mujer era

dueña de sí misma, todas carecían de lo que la ciudadanía

aseguraba, la libertad.»[11]

El feminismo sufragista

La segunda ola es conocida como el “feminismo sufragista”. La lucha de las mujeres que va de la segunda mitad del siglo XIX al primer tercio del siglo XX tiene como antecedente el haber quedado excluidas del ámbito de los derechos civiles y de participación política.

Los objetivos de esta etapa se dirigen precisamente al ámbito de los derechos políticos: a conseguir el voto, el acceso a instituciones de educación superior, a las profesiones y a cargos de todo tipo, así como condiciones laborales y derechos y deberes matrimoniales equiparables a los de los varones.[12]

Las mujeres que inician esta segunda ola fueron activas participantes en los movimientos para la abolición de la esclavitud y es nuevamente a partir de una experiencia de organización y participación política para emancipar a otros, que reconocen los niveles de sujeción que padecen ellas mismas. El movimiento empieza en Estados Unidos y se transmite a Inglaterra.

Fue una etapa de grandes rupturas respecto de los patrones esperados de conducta, lo que les costó vidas, encarcelamiento, exilio y maltrato. Cito: “Escriben, publican, viajan, intercambian ideas y experiencias, escandalizan, se arriesgan, se asocian, se oponen a las autoridades, desafían al poder, consiguen adhesiones, efectúan alianzas interclasistas, interracistas e internacionales, se oponen al matrimonio “obligado”, investigan y practican el control de la natalidad, exigen igual salario, se declaran librepensadoras, se enfrentan a sus correligionarios de izquierdas exigiendo coherencia con las ideas de justicia e igualdad a sus compañeros y camaradas, exigen, incluso de la Iglesia, mayor apertura de miras y consideración de iguales.

Cambian su vestimenta: se cortan las faldas y el cabello.  El corsé es eliminado en 1912. Salen, practican deportes, conducen coches y aviones, frecuentan locales de esparcimiento, diversión y relación social”[13].

Esta etapa del movimiento de mujeres tiene lugar durante la expansión del colonialismo británico, las dos primeras revoluciones industriales, el surgimiento de los movimientos obreros, del socialismo y de las grandes revoluciones sociales, así como de la Primera Guerra Mundial.

La tercera ola

La tercera ola tiene lugar entre la segunda mitad y el final del siglo XX. Es la etapa de la Guerra Fría,  la creación de grandes organizaciones e instrumentos internacionales entre ellos de manera destacada, Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los Pactos Internacionales de derechos civiles y políticos y económicos, sociales y culturales; desaparece el bloque soviético, se impone el Consenso de Washington y la globalización y con ello, un capitalismo financiero altamente concentrador de riqueza y explotador de las fuerza de trabajo y los recursos naturales de los países que habían sido colonizados.

Desde la mirada de las mujeres. Surge dos instrumentos fundamentales:

  1. la CEDAW (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las Mujeres) adoptada en 1979 por Naciones Unidas y puesta a ratificación de los países y
  2. la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres de Belém do Pará aprobada por la OEA y puesta a ratificación en 1994.

Ambas promueven la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres y su derecho a una vida sin violencia.

A partir de 1975 tienen lugar las Conferencias Internacionales de la Mujer:

“Las Naciones Unidas han organizado cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, que se celebraron en Ciudad de México (1975), Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Beijing (1995). A ésta última siguió una serie de exámenes quinquenales.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, marcó un importante punto de inflexión para la agenda mundial de igualdad de género. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada de forma unánime por 189 países, constituye un programa en favor del empoderamiento de la mujer y en su elaboración se tuvo en cuenta el documento clave de política mundial sobre igualdad de género. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing establece una serie de objetivos estratégicos y medidas para el progreso de las mujeres y el logro de la igualdad de género en 12 esferas cruciales:

En este periodo de la tercera ola se logra un notable avance en los estudios y teorías sobre las relaciones entre los sexos.

Se acuñan términos, se describen las injusticias como impuestas por las culturas y no por la naturaleza.

Se desarrolla la categoría de género como relaciones de poder asimétricas que construyen socialmente identidades diferenciadas. Se analiza, nombra y describe al patriarcado y las desigualdades y discriminaciones de sexo-género.

Es una etapa donde las mujeres de todo el mundo se encuentran y constituyen colectivos y organizaciones locales, nacionales e internacionales que adquieren influencia. Se crean organismos regionales e internacionales como ONU Mujeres para visibilizar sus áreas de preocupación y promover sus derechos.

Se establecen organismos nacionales especializados en la defensa y promoción de los derechos de las mujeres en forma de Institutos, Secretarías, Centros, Consejos. Se realiza un importante esfuerzo por desarrollar y aplicar metodologías para incorporar las perspectiva o enfoque de género en las políticas públicas, en los presupuestos públicos, en la aplicación de la justicia, en la formulación de leyes, en el acceso al trabajo por pago.

En esta tercera ola se busca la incorporación de las mujeres al desarrollo, el acceso a los derechos sociales, al poder y a una vida libre de violencia. Se logran avances notables en su acceso a la educación, al trabajo, al ingreso económico, a la seguridad social y a pensiones, a la propiedad de la tierra y de la vivienda, al crédito, a la educación sexual, a métodos de control natal, a la regulación y control de la fecundidad, a la despenalización del aborto, a puestos de elección popular y posiciones en la administración pública; al divorcio y a condiciones más equitativas en las relaciones de pareja, sobre los hijos e hijas y sobre los bienes de la familia. Se generalizan las escuelas mixtas y la coeducación. La violencia doméstica deja de verse como un asunto que atañe sólo a la vida privada.

Sin embargo, las brechas de desigualdad y los rezagos se mantienen: el mal trato, la exclusión, la pobreza, las brechas salariales, la división sexual de los trabajos, las dobles y triples jornadas, la desigualdad en el acceso a la salud, a la educación, a las oportunidades de trabajo, al crédito, a la tecnología, a la justicia, al goce del tiempo libre, a la recreación.

Las expresiones de violencias de género se vuelven más cruentas y se normaliza. El comercio internacional de mujeres con fines de prostitución, los feminicidios, el acoso en distintas modalidades se hacen visibles con amplios grados de impunidad por la colusión entre crimen organizado, empresarios, funcionarios y políticos en nuestro país.

El desarrollo de las comunicaciones hace evidente que las condiciones de desarrollo y realización de los derechos de las mujeres difieren entre países, entre grupos socioeconómicos, razas, etnias y religiones.

Se toma conciencia de la desigualdad entre las mujeres relacionado con lo que ahora se llama interseccionalidad, que se refiere a mujeres en las que se suman características diversas como ser indígena, ser pobre, ser vieja y analfabeta o ser blanca, católica, con una profesión, un trabajo, ingresos y propiedades. Ya no es sólo la brecha entre hombres y mujeres, sino también la que se observa entre mujeres. Se reconoce que muchos de los avances logrados benefician a las mujeres de los estratos medios y altos de ingreso especialmente en los países de Occidente y que el rezago se mantiene para las mujeres afrodescendientes, indígenas, pobres, rurales y de la diversidad sexual.

Se inicia un cuestionamiento profundo a las adscripciones e identidades sexo-género para dar paso a una nueva ola del feminismo.

La cuarta ola

Las guerras, la violencia del crimen organizado y de la delincuencia común, la pandemia, la austeridad del neoliberalismo, así como los retrocesos en los derechos de las mujeres ante el surgimiento de gobiernos autoritarios y conservadores, parecen indicar una retracción de los avances logrados en la tercera ola del feminismo y el riesgo de que la espiral de violencia contra las mujeres tanto doméstica, como criminal, que ha caracterizado las primeras décadas de este siglo, se agudice.

Se plantea la llegada de una cuarta ola relacionada con el desarrollo de la teoría queer, el transfeminismo[15], el ciberfeminismo, el anarquismo feminista, los escraches, el movimiento Femen, entre otras manifestaciones que se rebelan contra la permanencia de concepciones, prácticas, estructuras e instituciones que mantienen la explotación de las mujeres en un sistema capitalista que sigue dominado por los varones.

El acoso sexual y laboral, la trata y el turismo sexual, los feminicidios, los secuestros y las desapariciones, el aumento de la violencia doméstica y la violencia política de género son expresiones extremas que se generalizan en el mundo y que prueban la persistencia del patriarcado y el machismo.

Los retrocesos por la pandemia y las políticas para contenerla

La pandemia y las políticas de encierro adoptadas para enfrentarla provocaron efectos distintos entre hombres y mujeres. Ello en el marco de una prolongada y sostenida política de austeridad en el país que ha afectado la calidad, la disponibilidad y el acceso a servicios públicos de salud y educación, que se agregó a la previa destrucción de capacidades nacionales de producción de medicamentos, vacunas, equipos e insumos para la atención de la salud y una ausencia de respuesta de las políticas de gobierno en materia de apoyo a las familias y a las empresas a la altura de las requeridas para enfrentar la emergencia sanitaria y evitar la destrucción de empleos e ingresos de la población.

Si bien parece que en número de afectados y defunciones la COVID 19 tuvo mayores efectos en los varones, el impacto en diversos ámbitos de la vida fue mayor en las mujeres:

  1. Mayor pérdida de trabajos e ingresos– Debido a que la proporción de mujeres que trabajan en el sector informal de la economía era mayor, resultaron más afectadas por la pérdida de más de 10 millones de trabajos en ese sector. Entre el primer trimestre y el segundo trimestre del 2020, 3.5 millones de mujeres perdieron sus ocupaciones en el sector informal.
  • Aumento de su carga de trabajo– Uno de los persistentes rezagos culturales es la desigual distribución de las tareas de cuidado entre sexos y generaciones y entre el Estado, el mercado, las familias y la comunidad. Las tareas de cuidado de las familias siguen atribuyéndose a las mujeres. Las políticas de reclusión para evitar la propagación del virus, provocó que tanto servicios públicos, como de las empresas y de la comunidad que apoyan a las familias en el cuidado y atención de sus integrantes, fueran cerrados y que esos cuidados volvieran a recaer en las familias, es decir en las mujeres. El cierre de estancias infantiles, escuelas, casas de retiro, así como la saturación de clínicas y hospitales y el aislamiento de personas que prestan servicios en los hogares, provocó un aumento del tiempo que las mujeres tuvieron que destinar al cuidado doméstico de las niñez y adolescencia, de personas mayores, de afectadas por la COVID, de enfermos crónicos, que no pudieron ser atendidos por los saturados e insuficientes servicios de salud.

Las mujeres que tuvieron la posibilidad de mantener sus trabajos mediante el uso de plataformas aumentaron sus jornadas; otras en cambio, perdieron sus trabajos y sus ingresos:

De acuerdo con el INEGI en 2020 el valor económico del trabajo no remunerado en los hogares fue de 6.4 billones de pesos. Es una cifra equivalente al 27.6 % del PIB del país. De ese valor, por cada peso que aportaron los hombres a las labores domésticas y de cuidados del hogar, las mujeres aportaron tres.

Obviamente el mayor peso recayó en las mujeres casadas o unidas con hijos e hijas menores.

  • Aumento de la violencia doméstica y de problemas de salud mental– El aumento de la convivencia diaria de todos los integrantes de las familias, muchas veces en espacios reducidos de vivienda, conllevó a un aumento de la violencia doméstica, de los divorcios, abandono y efectos en la salud mental y emocional particularmente de las mujeres. Abuso, violaciones, golpes, suicidios y hasta homicidios se incrementaron en el ámbito de las familias siendo el mayor número de víctimas mujeres. La violencia doméstica fue el único delito que aumentó durante la pandemia.
  • Deserción escolar– Poco más de un millón de mujeres de 3 a 29 años no se inscribió en el ciclo escolar 2020-2021 debido a la COVID. El 86% de los niños y niñas que recibieron apoyo en las actividades escolares durante ese mismo ciclo lo hicieron de sus mamás o de alguna familiar mujer. Otra información señala que 2.6 millones de mujeres renunciaron a sus estudios. De acuerdo con el CONAPRED las niñas representan un 15% más que los niños que no tienen educación.
  • Mayor riesgo de contagio– Siete de cada diez trabajadores en el sector salud son mujeres. Al ser la pandemia un grave problema que requirió ser atendido en clínicas y hospitales, las mujeres estuvieron más expuestas a ser contagiadas por el virus, así como sus familias al tener una mayor presencia en los trabajos en la primera línea como enfermeras, cuidadoras, responsables del aseo y la limpieza, incluso médicas. La falta de protección apropiada y suficiente provocó que México fuera el país donde falleció el mayor número de personas del sector salud con motivo de la pandemia.

A modo de conclusión

La pandemia volvió a evidenciar y agudizar la desigualdad estructural entre mujeres y hombres incluso hizo retroceder avances que se habían logrado en la tercera ola del feminismo. Mostró, asimismo, las grandes brechas en la realización de derechos entre mujeres de distintos estratos socioeconómicos, ubicación geográfica y país de origen.

La carga de la pandemia recayó en las espaldas de las mujeres pobres que viven en colonias marginadas de las grandes urbes, no tienen seguridad social, ni servicios de salud accesibles física y económicamente. Perdieron sus trabajos e ingresos y aumentaron sus horas de cuidado a otros integrantes de las familias, se incrementó la violencia que las afecta y sus malestares emocionales y mentales se agudizaron.

Son muchos siglos de opresión, de invisibilización, de maltrato y de violencia y de no reconocer y valorar los aportes de las mujeres al bienestar de la humanidad. Siglos de no ser consideradas como personas dignas con derechos y libertades.

La metáfora de las olas continúa siendo vigente. En los últimos tres siglos se ha avanzado, pero también retrocedido en eliminar obstáculos para alcanzar una igualdad sustantiva. Ello ante a la persistencia de estructuras patriarcales que se niegan a perder sus privilegios y la adopción de un modelo económico y social cuyo objetivo central es obtener lucro y no procurar el bienestar de las personas.

Parecería que es nuevamente el machismo, la misoginia y la fuerza física, así como la construcción androcéntrica de legislación e instituciones, lo que sigue sometiendo a las mujeres y manteniendo las brechas de desigualdad.

A pesar de que en nuestro país presumimos de haber alcanzado paridad en el Congreso Federal, en los puestos del gabinete presidencial, en las gobernaturas, en las presidencias municipales no son necesariamente las mujeres más valiosas, capacitadas y trabajadoras las que llegan a ser diputadas, senadoras, secretarias de gobierno, gobernadoras, etc. Lamentablemente siguen siendo las que eligen los varones políticos: el presidente y los lideres hombres de los partidos políticos. Las escogen porque piensan que son las que obedecerán, se someterán a lo que ellos les ordenen, levantarán sus manos para votar por la legislación que ellos propongan. Indudablemente en los últimos 50 años ha habido mujeres políticas de gran valor y mérito, tristemente son las menos.

Para muchas que participamos en la tercera ola del feminismo pueden resultarnos extraños y lejanos los desarrollos teóricos, las preocupaciones y las formas de actuación de las mujeres de la cuarta ola que se inicia en la última década.

Comprender que hicimos lo posible por lograr avances y dejar una mejor plataforma de partida para las nuevas generaciones, debe llevarnos también a reconocer la enorme capacidad de iniciativa que históricamente hemos mostrado las mujeres en la lucha por la igualdad. Es la hora de las nuevas generaciones.

Bibliografía

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[1] Diccionario de Asilo. Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi. Disponible en: https://diccionario.cear-euskadi.org/patriarcado/ [Consulta: 18 de abril de 2022]

[2] Ibidem.

[3] Chenoweth, Erica y Zoe M. (march/April 2022) Revenge of the Patriarchs. Why autocrats fear women. Foreign Affairs. Disponible en: https://www.foreignaffairs.com/articles/china/2022-02-08/women-rights-revenge-patriarchs [Consulta: 10 de abril de 2022]

[4] Ambrós, Isidre. La Vanguardia. 01 de diciembre de 2016 https://www.lavanguardia.com/internacional/20161207/412448784640/millones-mujeres-china-no-registradas-nacer.html [Consulta: el 22 de abril de 2022]

[5]  ONU Mujeres. Hechos y cifras: poner fin a la violencia contra las mujeres. https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/facts-and-figures

[Consulta: 25 de abril de 2022]

[6] The Global Initiative Against Transnational Organized Crime (2021) Global Organized Crime Index. Disponible en: https://globalinitiative.net/ [Consulta: 10 de abril de 2022]

[7] Galván, Melissa. La trata crece en México, junto con el desconocimiento oficial del problema. Expansión política, 30 de julio de 2021. Disponible en: https://politica.expansion.mx/mexico/2021/07/30/la-trata-crece-en-mexico-junto-con-el-desconocimiento-oficial-del-problema#:~:text=Un%20informe%20de%20Hispanics%20in,a%C3%B1os%2C%20sin%20pol%C3%ADticas%20para%20encararlo. [Consulta: 10 de abril de 2022]

[8] Varela, Nuria. (2008) Feminismo para principiantes. Barcelona. Ediciones B, S.A. Disponible en: https://kolectivoporoto.cl/wp-content/uploads/2015/11/Varela-Nuria-Feminismo-Para-Principiantes.pdf

[9] Sagot Rodríguez, Montserrat (Coord.). Feminismos, pensamiento crítico y propuestas alternativas en América Latina. Buenos Aires: CLACSO, 2017.

[10] Bonilla Vélez, Gloria. (2010) “Teoría feminista, ilustración, modernidad: Notas para un debate. Cuadernos de literatura del Caribe e Hispanoamérica. No. 11. enero-junio de 2010, p.200. Barranquilla – Cartagena de Indias, Colombia.

[11] Sánchez, Víctor. (2017) “Feminismo para principiantes” (2005, Nuria Varela) Disponible en: http://circulosdehombres.es/?p=123 [Consultada el 15 de abril de 2022]

[12] Thomen, Marta. Las cuatro Olas del Feminismo. Disponible en:  https://www.psicologia-online.com/las-cuatro-olas-del-feminismo-4627.html [Consultada el 15 de abril de 2022]

[13] Simón, Elena texto basado en los datos extraídos de Álvarez González, M. Isabel. “Los orígenes y la celebración del día Internacional de la Mujer: 1910-1945”. Univ. Oviedo. KRK ed. 1999. Disponible en: https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:9JESBnCY5PcJ:https://ieg.ua.es/es/documentos/boletines-2015/boletin-7/las-olas-del-feminismo.pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx  [Consultada el 20 de abril de 2022]

[14] https://www.unwomen.org/es/how-we-work/intergovernmental-support/world-conferences-on-women consultado 04/08/2024

[15] Herramienta epistemológica que no se desliga del feminismo ni se propone como la superación de éste sino como una red que es capaz de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos de la contemporaneidad y del devenir minoritario que no habían sido considerados de manera directa por el feminismo blanco o institucional. Sayak Valencia Triana, Colegio de la Frontera, Tijuana; México

Palabras de Clara Jusidman en el homenaje al Dr. Ignacio Maldonado.

2 de agosto de 2024

Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México

Me da mucho gusto participar en este merecido homenaje a Nacho Maldonado, así como celebrar sus 90 años de vida.

Una vida muy fructífera, entregada a hacer el bien, a reconocer el valor de todas las personas, a desarrollar capacidades en otras para servir y atender la salud mental y emocional, así como dedicada a ayudar a poder crecer con pleno reconocimiento de nuestras identidades y del valor de nuestras potencialidades y a manejar y superar relaciones familiares conflictivas.

 A pesar de las circunstancias que obligaron a Nacho, a María y a muchos amigos y amigos a salir de sus países frente a las dictaduras militares que proliferaron en Suramérica en las décadas de los años sesenta y setenta, tenemos que celebrar también el hecho de que hayan decidido venir a México y quedarse entre nosotros, construir aquí sus familias y beneficiarnos con sus conocimientos y su compromiso con la humanidad.

Años obscuros y terribles aquellos que parecen estar retornando a nuestro continente con imposiciones de verdades y visiones únicas de distintos signos ideológicos pero que al fin se convierten en dictaduras que persiguen, amenazan y son intolerantes frente a los que consideran distintos.

Recuerdo que en aquellos años tuvieron que salir de Argentina muchos prominentes profesionales de las escuelas de psicoanálisis y psicoterapias que habían florecido y crecido en ese país. Entre ellos llegó Nacho, con Mimi Languer.

No recuerdo si conocí a Nacho por David mi esposo, cardiólogo y aprendiz de psicoanalista, que hasta el final de su vida estuvo haciendo investigaciones sobre la relación entre el estrés y las enfermedades cardiovasculares.

David y Nacho eran buenos amigos y hacían una mancuerna profesional de gran calidad. David le mandaba a Nacho a todos sus pacientes con altos niveles de neurosis con los cuales su paciencia y tanto su buen como mal trato, se habían agotado.

También entonces conocí a María, su esposa, gran conocedora de arte, que tenía una magnifica galería y que ama y crea jardines maravillosos.

Con el tiempo nuestros hijos también se conocieron y aunque por el gran involucramiento que Nacho y María y David y yo teníamos en nuestras profesiones, no desarrollaron entre ellos una relación cercana, los seis sabían que ahí andábamos los cuatro y que contaban con nosotros.

Así transcurría nuestra relación hasta que a mi me llegó la oportunidad de explotar los conocimientos y el compromiso social tanto de Nacho como de los integrantes del maravilloso Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia, el ILEF.

En 1997 el Ingeniero Cárdenas me dio la oportunidad de convertirme en secretaria de Salud, Educación y Desarrollo Social del gobierno del entonces Distrito Federal.

Dentro del extenso tramo de control que significaban esos tres campos, especialmente en una ciudad de 8 millones de habitantes en ese entonces, con un flujo diario de otros 5 millones que vienen a realizar distintas actividades, y con la urgente necesidad de construir capacidades institucionales de un gobierno de ciudad que por primera vez había elegido democráticamente a su jefe de gobierno, teníamos muy claras ciertos servicios y enfoques que nos interesaba establecer como parte de una política social urbana. En aquellos años lo que se entendía como política social se concentraba en los programas para superar la pobreza rural.

De los servicios que creamos mencionaré los dos en los que Nacho y el ILEF apoyaron de manera generosa y amorosa, poniendo todos sus conocimientos y relaciones para que lo lográramos y una tercera que a Nacho le interesaba especialmente.

La primera consistía en crear un primer nivel de atención a la salud mental comunitaria con los precarios recursos que recibió el primer gobierno democrático de esta ciudad por parte del Congreso y Gobierno federales.

Con apoyo de un consejo de 40 profesionales del ILEF, de la UAM, de la UNAM y de varias sociedades de expertos en salud mental se capacitó y acompañó a 1500 facilitadores para que pudieran recibir y orientar, en 250 centros de desarrollo social dispersos en la ciudad que logramos rehabilitar, a las personas que experimentaran algún problema de tipo emocional como depresión, angustia, violencia, miedo, estrés. Nacho y Carlos Rodríguez Ajenjo, que en paz descanse, fueron fundamentales para armar el proyecto, echarlo a andar y darle seguimiento.

Al llegar el gobierno de López Obrador, la persona que pasó a ocupar mi lugar dijo que ella no estaba mal de la cabeza y que no necesitaba reunirse con el consejo del Programa de salud mental comunitaria para conocer su contenido. Procedió a destruir y cancelar todo el proyecto de Servicios Comunitarios Integrados (SECOI) que incluía también actividades culturales, deportivas, ludotecas, talleres de estimulación temprana entre otras, con miras a construir ciudadanía y comunidad.

La segunda iniciativa consistió en el montaje y desarrollo de 16 unidades para la atención de la violencia familiar, las llamadas UAVIFs. Una en cada delegación de la ciudad y dos albergues para mujeres víctimas de violencia.

Por primera vez, el gobierno de la ciudad cumplía un mandato de ley que le ordenaba establecer ese tipo de servicios para enfrentar el creciente problema de violencia en los hogares.

Nuevamente Nacho y en este proyecto Flora Aurón, fueron centrales para su desarrollo y sostenimiento.  El excelente trabajo que realizó el equipo del ILEF  se ha podido mantener por varios años con altibajos, según cambia el interés político de las jefaturas de gobierno y su comprensión de la complejidad de la vida urbana.

El tercer proyecto derivado del interés particular de Nacho fue el inicio de talleres de masculinidades. Recuerdo que se pusieron en práctica dos, uno de ellos en Coyoacán. Siempre hemos dado prioridad a empoderar a las mujeres y a honrar sus derechos y poco hemos hecho para entender que los varones son también en parte, producto de construcciones sociales.

Fue un gobierno que duró sólo tres años, muy acosado por el gobierno federal en manos todavía del PRI, con pocos recursos y muchas limitaciones legales. El gobierno de izquierda que le siguió nunca entendió, ni le interesó atender los problemas y necesidades de la población de una enorme y compleja urbe.

Con Nacho seguimos impulsando y reflexionando sobre el tema de las familias. Creamos un observatorio sobre las políticas y los desarrollos sociales y económicos que las afectaban. Participaban personas expertas en demografía, economía, salud, género, masculinidades, violencia. Lupita Ordaz y Lilia Monroy, formadas y activas en el ILEF, desarrollaron e impartieron varios excelentes talleres para sensibilizar a servidores públicos sobre el tema.

Lamentablemente en México nunca hemos logrado comprender la importancia que tienen las familias en la construcción y a veces, destrucción de los seres humanos, y el impacto que en las mismas tienen las políticas públicas: cómo se forman y se transforman y su papel fundamental como unidad primaria del tejido social.

Personalmente estoy muy agradecida de haberme encontrado a Nacho Maldonado en mi camino personal, familiar y profesional. Muy contenta de que haya venido a iluminarnos con su sabiduría, con su gran compromiso social y sentido de responsabilidad por el bienestar de otros seres humanos.

Celebro su vida y los aportes que ha realizado a lo largo de la misma.

Agradezco a la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México la oportunidad que nos brinda de rendir este reconocimiento y agradecimiento a Nacho.

Análisis de la situación después de las elecciones del 2 de junio de 2024 en relación con la paz.

 Clara Jusidman

19 de junio de 2024.

Articulación de cinco plataformas de paz

  1. Persistirá la polarización provocada desde la presidencia de la República con mayor intensidad contra las clases medias y altas, contra la academia, las ciencias y las artes, los comunicadores y los medios a partir de los resultados electorales: de la lista nominal de electores 40% no acudió a las urnas; 35 % lo hizo a favor de Claudia Sheinbaum y AMLO; 15 % por la coalición opositora y 10 % por el MC.
  2. Las razones que determinaron el voto a favor de Morena y sus partidos rémora es el aumento de ingresos de la población de menores recursos por los aumentos a los salarios mínimos, las transferencias monetarias, las remesas y la amplia campaña de compra de votos. Las personas prefirieron tener el dinero seguro en su bolsillo que apostar a promesas de realización de sus derechos sociales a programas inciertos de la oposición.

Las clases media y altas que votaron a favor de Morena podría dividirse en dos: las izquierdas de esos sectores piensan que la 4T generó una identidad y un empoderamiento de los sectores de población históricamente excluidos o marginados que les permitirá cambiar sus vidas frente a las élites que han sido insensibles a la desigualdad imperante.  Otros (empresarios, clases medias con mejor formación) votaron por Claudia Sheinbaum por su calidad de científica, piensan que llevará a cabo un mejor gobierno que el de AMLO y tendrá un gabinete con personas con mayor preparación. Le ven más capacidad para gobernar que a Xóchil Galvez a quien consideran una improvisada, sin experiencia y cuya coalición no presentó propuestas interesantes

  • El riesgo del empoderamiento de los sectores históricamente excluidos podría generar más violencia hacia los sectores que consideran o les han sido imbuidos como culpables de su situación. Las encuestas sobre la reforma a la Suprema Corte de Justicia muestran el resultado de un proceso de inducción intencionada en esa línea. Posiblemente otras encuestas a la población aprobarán varias de las reformas que ha propuesto AMLO como la desaparición de órganos autónomos, el carácter militar de la guardia nacional o la desaparición de la representación de las minorías en el Congreso.
  • La única posibilidad de que esas reformas sean detenidas y revisadas está en la lucha que pienso está ocurriendo entre Claudia Sheinbaum y AMLO para que varias de ellas se discutan en parlamento abierto en donde realmente se escuchen diferentes voces y se hagan los ajustes necesarios a las propuestas y logrando que esos parlamentos no sean un mero trámite.
  • Los escenarios en términos de control real de poder entre Claudia y AMLO se irán aclarando con la conformación del Gabinete:
  • Un primero es que AMLO dejara que Claudia formar a su gabinete con las personas que ella desee y con aquellas con las que asumió un compromiso personal previo: es el caso ya de los dos líderes de bancadas del Congreso.
  • En el otro extremo al escenario es que AMLO controle a Morena imponiendo al sucesor de Mario Delgado y con ello logre también el control del Congreso con las mayorías calificadas en las dos Cámaras; tenga éxito en cambiar la forma de elegir a los integrantes del poder judicial federal y por la vía de Morena se apodere de la Suprema Corte de Justicia y que además coloque a sus incondicionales en la Secretarías de Gobernación, Defensa, Marina y Bienestar. Con ello lograría someter al Ejecutivo y mantener la cohesión de Morena y de sus partidos rémora. En este escenario Claudia terminaría siendo la vicepresidente como señalan algunos editorialistas.
  • Un tercer escenario sería que acordaran cumplir con los compromisos que ambos asumieron con las corcholatas que no resultaron electas y en su caso, con los partidos rémora y que acordaran el resto de las posiciones del gabinete permitiéndole a Claudia una mayor posibilidad de elección y  control.
  • Existe una clara diferencia entre reformar la forma de elegir al Poder Judicial Federal respecto de una reforma al sistema de justicia en el país. Lo planteado hasta ahora por AMLO, como señala José Ramón Cossio, busca eliminar el contrapeso que ha ejercido la Suprema Corte de Justicia como tribunal constitucional, a las reformas a la constitución que eran de interés de AMLO. Se trata más bien de una revancha contra los ministros de la Corte que sería muy costosa para el país y para la presidencia de Claudia Sheinbaum.  
  • Una reforma al sistema de justicia, que es lo que la población realmente demanda, implicaría transformas las fiscalías y los poderes judiciales locales, incluyendo policías, ministerios públicos, la actividad forense. Es necesario aumentar los presupuestos a las fiscalías, formar, seleccionar y contratar a mejor personal, con niveles dignos de retribución y fortaleciendo sus capacidades de investigación y desarrollo de expedientes, entre otros aspectos. También implica desvincular a los poderes judiciales de los gobernadores en turno, profesionalizarlos y separar los consejos de la judicatura para que puedan ejercer una verdadera labor de vigilancia. Fortalecer las defensorías de oficio y acercar y simplificar los servicios de procuración e impartición a la población en el territorio. La procuración e impartición de justicia debe dejar de ser una caja negra, costosa e inaccesibles para la población y poder acabar con los altísimos niveles de impunidad, que sólo alientan mayor delincuencia.
  • Es previsible y ya está ocurriendo una reacción de los mercados y de las inversiones internacionales ante un país que no de certeza jurídica y no respeta el estado de derecho. Podría desatarse una huida de empresas y de personas con recursos económicos y desalentar la oportunidad de relocalización de empresas ante el cambio de las relaciones globales; con ello reducir la capacidad de generación de empleos y llevar a mayor empobrecimiento.
  • La vulneración a derechos humanos y libertades podría profundizarse en materia de libertad de expresión, libertad de organización, de debido proceso, de reparación de daño, de respeto a la vida y al patrimonio, entre muchos otros derechos. Tampoco se ve fácil la recuperación de las capacidades estatales para proveer de bienes y servicios públicos sociales como salud, educación, vivienda, protección social, trabajo y protección del medio ambiente.
  • Requerimientos de recursos fiscales para poder sostener las transferencias monetarias que además se propuso ampliar, así como para hacer inversiones en infraestructura necesarias para aprovechar relocalización de empresas y  para dar mantenimiento a una serie de infraestructuras que se encuentran deterioradas como son las de agua (urbana y riego), energías limpias, salud, educación.

Sin embargo, dado el cambio en el mundo del trabajo por las revoluciones industriales en curso, es probable que ocurra una mayor informalización de la economía y una reducción de la captación de ingresos fiscales.

  1. Cambio climático plantea aumento de riesgos de catástrofes naturales y antropogénicas (huracán en Acapulco, aumento del nivel del mar, inundaciones, fuertes vientos, aumento de las temperaturas). Su deficiente manejo como está ocurriendo en Acapulco,  genera aumento de la delincuencia y de la violencia y atenta contra la paz.
  2. Se menciona la necesidad de la separación del poder político con respecto del poder económico, pero ahora es más importante la separación del poder político del poder criminal e incluso del económico y llegar a acuerdos que limiten las actividades de la delincuencia, como ocurre en otros países. Cada vez extorsiona, despoja, desaloja, mata, desaparece y abusa más de las poblaciones y comunidades en el territorio.

La perspectiva para la construcción de paz no parece ser muy alentadora. Es necesario llevar a cabo un trabajo intenso a partir de proyectos y acciones con recursos comunitarios, empresariales, de sociedad civil, de las iglesias, de las universidades, organizaciones campesinas y de trabajadores, de alianzas binacionales.

Personalmente pienso que son indispensables intervenciones contundentes de contención en zonas donde la violencia y el control del territorio esta totalmente en manos de la delincuencia y la población vive con miedo, con violencia normalizada o está huyendo y abandonando sus comunidades y sus patrimonios, inclusive para huir de México.

Debe haber una voluntad desde el poder político para cambiar la situación y poner recursos, conocimientos e inteligencia, recuperación de experiencias y de articulaciones valiosas para lograrlo. Si esto no existe de origen, será muy difícil esperar que con incidencia local, nacional o internacional se pueda lograr abatir la criminalidad en el país.

Palabras de Clara Jusidman en la presentación del libro “Una mirada al desarrollo mexicano” de Rolando Cordera.

Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería

Marzo 1, 2024

Buenos días, saludo a mis compañeros de mesa y a quienes nos acompañan en la presentación de este breve, pero sustancioso texto del Dr. Cordera.

El  libro “Una mirada al desarrollo mexicano” fue publicado en la serie “Cuadernos del Seminario” por el Seminario de Cultura Mexicana en colaboración con el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED). El Dr. Cordera y yo somos miembros del Seminario, una interesante e histórica institución fundada por José Vasconcelos en 1942, para la difusión de la cultura en todo el país.

El Programa Universitario de Estudios del Desarrollo como ustedes saben, es a su vez un importante programa de la Universidad Nacional Autónoma de México que integra a brillantes investigadoras e investigadores de varias generaciones, y es dirigido por el Dr. Cordera.

Estoy segura de que para nadie de las y los presentes es desconocida la profunda capacidad analítica y de articulación conceptual y teórica que, sobre muchos aspectos de la realidad nacional, tiene Rolando Cordera, así como su sostenida convocatoria a la reflexión y a la producción de pensamiento colaborativo. Mantiene asimismo, una aportación constante a la discusión pública mediante su producción editorial semanal.

En particular, destaca su conocimiento y su interés por desentrañar las complejidades de la economía política y de la cuestión social de México y de América Latina, así como la relación con Estados Unidos y el Mundo.

En el texto que hoy presentamos, el Dr. Cordera logra nuevamente combinar el análisis macroeconómico y sectorial con el político. Los relaciona con las visiones ideológicas dominantes en el mundo y las fuerzas en disputa por el poder, así como con la cuestión social expresadas en sus grandes fallas: la persistente desigualdad y la aguda pobreza.

Como ávido lector, investigador y profesor, los escritos de Cordera se alimentan de los teóricos marxistas, de los keynesianos, de la social democracia y de manera muy importante, del pensamiento de la CEPAL en su análisis sobre la heterogeneidad estructural y la importancia del progreso técnico.

En 1981 junto con Carlos Tello, publicó un importante texto “La disputa por la Nación. Perspectiva y opciones de desarrollo” escrito ante el ocaso de un modelo de gestión de la economía nacional gestado después de la Revolución Mexicana.

Como lo señala Cordera en su texto actual, ese modelo se fue estructurando a partir de los años treinta con la presidencia del General Lázaro Cárdenas y se basó en la centralidad de la idea del “desarrollo desde dentro”, con la mira puesta en modernizar la economía nacional mediante la industrialización, teniendo al Estado como principal promotor creando y controlando las industrias básicas como el acero, la electricidad y el petróleo, e invirtiendo en  infraestructura carretera, hidráulica y de comunicaciones.

Ese modelo nos recuerda Cordera incluyó también una serie de medidas para incidir en el bienestar de la población como fue un importante reparto agrario y el desarrollo de servicios públicos de salud, educación y protección social. Fue la etapa de nuestra historia donde se consolida la identidad nacional y se crea un Estado con el desarrollo de una importante institucionalidad pública.

Ese modelo fue muy exitoso en sus primeros 25 años, hasta finales de la década de los años sesenta. Tardó otros veinte años en debilitarse hasta llegar a la llamada década perdida de los años ochenta.

En esa década transitamos entonces a un modelo abierto a la economía mundial, que permitió el ingreso de mercancías e inversiones de todo el mundo. Esa apertura fue realizada en julio de 1986 de manera muy abrupta con la adhesión de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), durante la presidencia de Miguel de la Madrid. Fue operada fundamentalmente por el grupo de los llamados Doctores que continuaron a cargo de las principales decisiones económicas en la presidencia de Carlos Salinas.

Recuerdo que representó un golpe mortal para varias ramas de la industria manufacturera que habían nacido y vivido protegidas de la competencia extranjera, bajo el modelo de protección del mercado interno, que para algunos analistas se prolongó demasiado. Como directora del Instituto Nacional del Consumidor a finales de la década de los ochenta, fuimos testigos de la invasión de juguetes, ropa, electrónicos, llantas de muy mala calidad, provenientes principalmente de los países asiáticos.

Ese cambio de modelo económico del país significó también una drástica disminución de la injerencia del Estado en la economía. Se vendieron más de 1 000 empresas que estaban en manos del sector público. Lamentablemente se inició asimismo el retiro del Estado en la provisión de bienes y servicios públicos de calidad en materia de bienestar social, situación que ha subsistido hasta la fecha.

Se pasó al predominio del mercado y de la inversión privada con la expectativa de que ésta sustituyera a la importante inversión pública, que fue el motor del modelo anterior y generó la infraestructura gracias a la cual sigue funcionando nuestro país.

De la lectura del primer capítulo del libro de Cordera, que hace un breve y rico recorrido histórico dividido en tres etapas, creo importante destacar el hecho de que debió transcurrir poco más de un siglo lleno de turbulencias, desatinos y confrontaciones desde el fin de la Guerra de Independencia en 1821, para que las facciones que existían en el territorio, reconocieran a la autoridad federal, se constituyera finalmente una identidad nacional y se empezara a generar un partido político fuerte y a desarrollar una institucionalidad estatal.

Ya el siglo XX nos tardamos setenta años en substituir por la vía pacífica, a ese partido dominante del poder y alcanzar una democracia electoral de baja intensidad que poco se ha traducido en el bienestar para las mayorías y, por tanto, como señala Cordera en desarrollar ciudadanía social.

El proceso histórico de los dos últimos siglos, como reflexiona el autor, fue dejando lastres de élites cada vez más desvinculadas del resto de la población, concentradoras de enormes riquezas, profundizando la desigualdad y la pobreza y una trayectoria de “inconclusiones” como él las llama.

Yo agregaría que fue desarrollando profundos y persistentes entramados de corrupción, comportamientos cada vez más cínicos en política que han sumido al país en las violencias, bajo el manto protector de la impunidad. Cómo dirían los clásicos, el dinosaurio persiste y es cada vez más rijoso.

La lectura del texto del Dr. Cordera, con quien he compartido 60 años de vida pública, me hizo recordar y entender mejor, momentos de nuestra historia en donde tuve algunas experiencias como servidora pública.

Uno de ellos fue cuando el presidente José López Portillo, como lo relata Rolando, decidió que los ingresos públicos aumentados por la explotación de los nuevos yacimientos de petróleo fueran “sembrados” en el país y no guardados en un fondo. Con ese fin y ante el creciente problema del empleo, en el Programa Nacional correspondiente, desde la Secretaría del Trabajo y Previsión Social incluimos varios proyectos altamente generadores de empleo como el desarrollo de la acuacultura, la recuperación de suelos erosionados, la reforestación para generar pequeñas fábricas productoras de papel. Como consecuencia, se sembró nopal en muchas regiones secas del país, se impulsó más la acuacultura y floreció el Servicio Nacional del Empleo.

El rápido y profundo recorrido de dos siglos de nuestra historia económica y social y la insistencia de Rolando Cordera en una serie de reformas necesarias y urgentes como es una reforma fiscal acompañada de una revisión reflexionada y sustentada del gasto público, la recuperación de los prácticas de planeación y programación,  la reconstrucción de las capacidades del Estado para proveer bienes públicos de calidad, la importancia de aumentar la inversión pública y el progreso técnico y con ello, el crecimiento con distribución del ingreso y la riqueza para enfrentar la desigualdad y la pobreza, son resultado de muchos años de reflexión, estudio y promoción del diálogo.

El texto que hoy presentamos es por lo tanto, una reiterada convocatoria y propuesta de Rolando Cordera y de los grupos de pensamiento que lo han venido acompañado, así como de los investigadores jóvenes que se han ido incorporado a estos, a cambiar el curso del desarrollo de nuestro país; a pensar y dialogar de manera participativa, incluyente y democrática y conducir a un desarrollo con crecimiento y distribución.  

Con tanto estado como mercado sean necesarios, pero que al fin nos permita llegar a la conclusión de tantas experiencias inconclusas, arribar a una sociedad con mayor y más libre participación política, a mayor justicia social y a un futuro autogenerado y planeado y no como resultado incierto del proceloso cambio de época que estamos viviendo.

Palabras de Clara Jusidman en el homenaje de la UNAM al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas por sus 90 años.

San Ildefonso

 2 de mayo de 2024

Agradezco la amable invitación de la Universidad Nacional Autónoma de México para participar en este merecido homenaje a la obra, acción y pensamiento del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, una persona que es ejemplo del buen y del bien hacer en la historia de nuestro país.

Me corresponde hablar sobre su participación y legado en la lucha por la democracia en nuestro país, lamentablemente inconclusa como una democracia progresista, tal como él la ha planteado, y que se encuentra en grave riesgo de retroceder, aún en sus precarios, lentos y costosos avances como democracia representativa.

Para exponer el importante aporte del Ingeniero en materia de democracia quisiera abordarla desde mis personales acercamientos a su trayectoria  como promotor de instrumentos y enfoques en la gestión de lo público y en los últimos años, su liderazgo para  promover y exigir la construcción y aplicación de un proyecto de nación que surja de la participación y el diálogo entre la diversidad de actores sociales, marque las rutas para superar las diversas desigualdades; restaure, profundice y actualice un sistema electoral representativo al borde del colapso; recupere la soberanía en la gestión de nuestros recursos naturales, en especial en el campo energético; reduzca el extractivismo que está teniendo efectos irreversibles en el medio ambiente y enfrente con fuerzas civiles debidamente dignificadas, capacitadas,  equipadas y con apoyo de inteligencia de investigación, la creciente violencia que agobia al país.

A riesgo de que Javier Garciadiego me repruebe, quisiera hacer un relato un tanto histórico de mi relación y admiración del trabajo silencioso, sostenido, ético y fundamental del Ingeniero Cárdenas como constructor de una democracia y un proyecto progresista en nuestro país, congruente con su profesional original.

Conocí al Ingeniero Cárdenas a finales de la década de los años setenta del siglo pasado como Subsecretario Forestal y de la Fauna cuando siendo Directora General del Empleo le fuimos a proponer un proyecto de reforestación para la producción de papel y la generación de empleo. Ello como parte del propósito del entonces presidente de la república, José López Portillo, de utilizar los ingresos extraordinarios derivados de los recientes descubrimientos petroleros para enfrentar el aumento del desempleo que venía ocurriendo en México y en el mundo.

Posteriormente, lo busqué de nuevo como Gobernador de Michoacán para proponerle echar a andar los Servicios de Empleo locales con recursos federales.

Para mi generación de economistas el Ingeniero representaba un importante promotor de la planeación del desarrollo como presidente de la Sociedad Mexicana de Planificación que, creada en 1961, fue precursora y promotora de la oleada de planes de desarrollo y de la institucionalización de la planeación urbana a principios de la década de los años ochenta.

No volví a ver personalmente al INGENIERO que, en 1987 junto con un grupo de prominentes priistas con la maestra Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, iniciaron la gran revuelta en favor de la democracia en el partido de estado. Como consecuencia y ya como Frente Democrático Nacional, postularon al Ingeniero Cárdenas para la presidencia de la República en 1988.

El desaseado proceso de 1988 cimbró por fin al sistema electoral que controlaba y manipulaba la Secretaría de Gobernación. Como resultado tres partidos de izquierda se unieron para constituir el Partido de la Revolución Democrática  (PRD), pero además, desde mi perspectiva se desataron dos procesos importantes para la democracia representativa en el país:

  1. El Gobierno de Carlos Salinas se vio obligado a depurar, rehacer y garantizar la confianza en el padrón y las listas electorales, modificar y cambiar la estructura y dependencia del sistema electoral mexicano  y a iniciar un importante  proceso de reformas políticas con la participación de representantes de los partidos políticos.
  2. En segundo lugar, se motivó el florecimiento y organización del activismo ciudadano que ya había surgido en los sismos de 1985 para hacer frente a la tragedia ante la parálisis de los gobiernos federal y local. En esta ocasión se orientó a impulsar la democracia en el país.

Yo dejé el Gobierno Federal hasta 1991 para incorporarme al activismo ciudadano desde el Acuerdo Nacional por la Democracia (ACUDE). Varios integrantes de ACUDE fuimos a ver la Ingeniero Cárdenas en la calle de Andes como presidente del PRD y, como yo lo percibí en ese momento, casi como fundador de nuestra organización.

No recuerdo si en esa ocasión le pedimos su apoyo para realizar el Plebiscito Ciudadano de 1993 en la Ciudad de México. La  idea de llevarlo a cabo había surgido en ACUDE y fue propuesta al Gobierno de la Ciudad, encabezado por Manuel Camacho, por 9 asambleístas de distintos partidos, entre los que se encontraban Demetrio Sodi y Amalia García, integrantes de ACUDE. Solamente el liderazgo del PRD a cargo del Ingeniero, apoyo claramente ese proceso, en tanto que el gobierno del D.F., pretendió apoyarlo, pero evitó su difusión en los medios de comunicación, provocando una baja participación de la población.

El plebiscito buscaba promover la ciudadanía política plena de los habitantes del entonces Distrito Federal. Un logro que se alcanzó hasta la promulgación de la primera Constitución Política de la Ciudad de México, el 5 de febrero de 2017, casi 25 años después. El Ingeniero Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y la Maestra Ifigenia, participaron y promovieron esa importante reivindicación ciudadana hasta lograrla. El Ingeniero, Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez con otras personas de sociedad civil, de la academia y legisladores participamos en el Grupo Redactor del Proyecto de Constitución.  Porfirio, Alejandro Encinas,  y yo quedamos como diputados constituyentes a propuesta del Jefe de Gobierno. Afortunadamente, también Enrique Provencio entró como diputado por el PRD junto con la Maestra Ifigenia. En todo el proceso que duró un año, se contó con el apoyo constante del grupo de profesionales y expertos amigos que han acompañado al ingeniero en los temas de desarrollo urbano, como Carlos Lavore y  Robeto Eibenshutz.

Pero volviendo a la década de los noventa del siglo pasado, el 1º de enero de 1994 ocurre el levantamiento zapatista, tienen lugar dos lamentables asesinatos el de Luis Donaldo Colossio y el de José Francisco Ruiz Massieu y se da la elección presidencial.

El movimiento ciudadano en lucha por la democracia se amplió y consolido ese año:

Primero, creando un cerco de protección de organizaciones ciudadanas al MZLN ante la presencia del ejército que rodeó la zona del levantamiento y obligando al Gobierno a sentarse a dialogar para buscar la paz.

Asimismo, se crea Alianza Cívica, un importante movimiento de organizaciones ciudadanas entre ellas ACUDE, que posponen sus agendas propias y dan prioridad a la realización de un inédito proceso de observación electoral en todo el país.

Finalmente, se desarrollaron las comidas promovidas por el Grupo San Ángel con los candidatos a la presidencia de la República.

Entiendo que el Ingeniero asistió a algunas de esas comidas. Su apoyo al activismo ciudadano siempre se mantuvo debido a su sostenida convicción de que la participación ciudadana es un elemento fundamental de toda auténtica democracia.

Por su parte, los partidos políticos continuaron trabajando con la Secretaría de Gobernación para lograr todas las garantías posibles de que en 1994 no se repetiría lo ocurrido en 1988 y que se pondría en operación un sistema electoral modificado y con un padrón confiable. El PRD jugó un importante papel en ese cambio, promoviendo ideas innovadoras, exigiendo y construyendo mecanismos que aseguraran la calidad y certeza del proceso electoral.

Quisiera aprovechar también esta oportunidad para honrar la memoria del Dr. Jorge Carpizo, exrector de esta Universidad, que como Secretario de Gobernación asumió un papel fundamental para garantizar que el proceso electoral de 1994, en el que por segunda ocasión participaba el Ingeniero Cárdenas como candidato de las izquierdas, se desarrollaría de manera limpia, confiable, con una organización impecable, supervisado por observadores nacionales e internacionales y con resultados prontos al incorporar la modalidad de conteos rápidos de los votos.

Una vez realizada la elección como resultado de la importante Reforma Política de 1996 y 1997, el Instituto Federal Electoral “cuidadanizado” pasó a hacerse cargo de la organización del proceso de las elecciones intermedias de 1997.

En esas elecciones, por primera vez, a casi 700 años de la creación de la Ciudad de México, la ciudadanía del Distrito Federal eligió a su primer jefe de gobierno. Para nuestra fortuna, resultó electo el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, terminando con una subordinación de la Ciudad a los poderes federales controlados por el PRI a lo largo de casi 70 años. Los gobiernos de ese partido habían ido perdiendo la orientación social definida en la Constitución del 1917 en favor del mercado y la acumulación privada.

Yo me incorporé a petición del nuevo consejo del IFE, como directora del Registro Federal Electoral para apoyar la confianza en las nuevas herramientas, normas y estructuras electorales. Duré solamente nueve meses en el cargo pues no estuve de acuerdo con la actitud del Consejo General de IFE que empezaba a dar prioridad a los deseos de los partidos políticos por sobre la protección de la información que nos brindaban los ciudadanos.

Al regresar de un viaje con mi familia, me encontré con una llamada del Ingeniero Cárdenas. Realmente yo no lo conocía personalmente. Para mi alegría, me ofreció la Secretaría de Educación, Salud y Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de México.

En el gobierno de la Ciudad tuvimos que construir, nuevamente como tarea de ingenieros, una estructura institucional que, por haber sido un Departamento del Gobierno Federal, era casi inexistente o superficial. Nos encontramos, además, con dos descentralizaciones inconclusas, las de salud y las del DIF nacional, con una deuda enorme de los gobiernos anteriores, con un personal desanimado y mal acostumbrado y con un gobierno y un congreso federales resentidos por la pérdida de control de la ciudad más importante del país.

Bajo la acertada, paciente y respetuosa dirección del Ingeniero Cárdenas construimos el edificio institucional que ha permitido gobernar la Ciudad a los siguientes cuatro gobiernos de la izquierda.

En los últimos quince años he acompañado el  afán del Ingeniero por recuperar un proyecto de nación que se preocupe y ocupe de las personas, que cierre las brechas económicas, sociales y de género, que rescate nuestra soberanía energética y alimentaria, desarrolle y recupere nuestra democracia, combata con eficacia las violencias, acabe con la discriminación y maltrato a los pueblos originarios y reconstruya las capacidades del Estado para ofrecer bienes públicos de calidad en materia educativa, de salud y de protección social.

Seguramente en este homenaje en las siguientes intervenciones hablarán de las iniciativas y trabajos convocados por el Ingeniero Cárdenas de Por México Hoy, de la Fundación para la Democracia y del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo.

Mi agradecimiento profundo al Ingeniero Cárdenas por su incansable labor para hacer de nuestro país una nación digna, justa y próspera.

Causas económicas de las violencias en las familias y en las comunidades.

Clara Jusidman

Abril 2024

Aviña

Foro ¿Por qué hemos llegado a estos niveles de violencia?

Pregunta 1: ¿Cuáles son las dinámicas que están detonando los conflictos en la comunidad?

Antecedentes

Con frecuencia nos limitamos a explicar las violencias a la ausencia de una política de seguridad y justicia pertinente y sostenida en el tiempo, aplicada desde los poderes del Estado y articulada entre las instituciones responsables, en los tres niveles de gobierno.

Desde 2003 realizamos en INCIDE Social A.C., en colaboración con varias organizaciones de la sociedad civil de ciudad Juárez y académicos de la UACJ, un diagnóstico sobre las causas económicas, sociales y culturales de la violencia en esa ciudad.[1] A raíz de la visibilización  de una ola de lo que ahora se denominan feminicidios, mostramos que las causas de las violencias son múltiples, estructurales, complejas y se dan en varios niveles.

Tienen que ver con lo que ocurre al interior de las familias, de las escuelas y de las comunidades; que el crecimiento urbano acelerado y descontrolado influye; que el debilitamiento de las capacidades estatales para ofrecer servicios de salud, de educación, de deporte y culturales públicos es un ingrediente importante; que el tipo de manejo que hacen los medios de comunicación que privilegian las “notas rojas” o la exposición de actos violentos también; que las oportunidades de desarrollo personal y el cuidado de los adolescentes es fundamental; que la falta de políticas de acogimiento e inclusión de los migrantes a nuevos entornos, provoca muertes y maltrato; que la histórica debilidad de los gobiernos municipales impide sus tareas de prevención, atención y contención de las violencias o que la proliferación de giros negros, por ejemplo, es un factor precursor de entornos violentos.

A partir de esa experiencia en 2009 y 2010 promovimos y apoyamos la realización de otros cuatro diagnósticos para las áreas metropolitanas de Guadalajara, Tijuana y Aguascalientes[2] y un segundo diagnóstico para Ciudad Juárez, así como una “Nota Metodológica para el diagnóstico territorial de las causas sociales de las violencias”[3].

En 2011 y 2012 a partir de nuestra experiencia se elaboraron varios diagnósticos municipales a partir de un Subsidio para la Seguridad Pública Municipal que en el gobierno actual ya no se mantuvo. En Incide Social logramos rescatar cerca de 170 diagnósticos municipales y se hizo un ejercicio para sintetizar los hallazgos principales en ocho ámbitos:

  1. Control de los medios de comunicación por el Estado y poderes Fácticos.
  2. Desarrollo del crimen organizado
  3. Desarrollo del tejido social
  4. Capacidades del Estado para proteger, garantizar, promover y respetar los derechos humanos
  5. Modelos de socialización de los seres humanos
  6. Oportunidades de desarrollo social
  7. Composición, estructura y relaciones familiares
  8. Modelo de desarrollo territorial y aprovechamiento de recursos naturales

Causas económicas que impactan a las comunidades y la vida familiar

Contexto internacional

Centraré mi intervención en las causas económicas que han influido en la capacidad de las comunidades locales y de las unidades familiares para fijar límites a conductas violentas de sus integrantes y de contribuir al desarrollo de personas dignas.

Debemos partir de que estamos en un contexto mundial de economías de mercado donde priva el interés por la obtención de ganancias de manera lícita o ilícita. En ese sentido, el comercio mundial de drogas, prohibidas por una imposición de Estados Unidos, es un mercado altamente redituable. La principal demanda proviene de países con ingresos personales elevados, como es el propio Estados Unidos y los países de Europa Occidental.

Lamentablemente los oferentes más destacados se han ubicado, desde hace años, en América Latina, primero Colombia y ahora México, lugares cercanos al principal mercado mundial, lo cual fue aprovechado por el mismo gobierno de Estados Unidos para producir droga para sus ejércitos y para controlar conflictos en sus ciudades.

En la región existen los recursos naturales que facilitan la producción de sustancias para la elaboración de drogas (mariguana, cocaína y heroína) y más recientemente, con la participación de China, el establecimiento de laboratorios para la elaboración de drogas sintéticas, a partir de precursores provistos desde ese país y laboratorios establecidos en nuestros países.

Se trata entonces de empresas globales que funcionan de manera clandestina que controlan la producción, el procesamiento y la distribución de estupefacientes con las tecnologías más modernas.

Al ubicarse en un mercado clandestino, con altos niveles de impunidad, resulta fácil, a quienes participan en éste, incorporarse y desarrollar otros mercados de ese tipo como el tráfico de armas, el de personas y el de órganos, el de especies reservadas, el de combustibles, el de bienes patrimoniales, incluso el de agua, entre otros.

Frente a la ausencia de políticas, eficaces, articuladas y sostenidas en el tiempo, de prevención social y de contención mediante el uso legítimo de la fuerza, y ante la colusión de autoridades a diferentes niveles con las bandas criminales, la delincuencia en México se ha extendido hacia el sometimiento de actividades económicas lícitas como el cultivo y la venta del aguacate, del limón y de otros cultivos, el control de la provisión de bienes de consumo en varios territorios como pollo, huevo, lácteos, materiales de construcción, o el cobro de piso a empresas de distintos giros en zonas que dominan, así como el despojo de bienes colectivos como son tierras, bosques y aguas de comunidades indefensas. El tráfico y secuestro de migrantes se ha convertido en un negocio altamente lucrativo.

Se constituye así una economía negra al nivel mundial, que funciona y rinde enormes ganancias, fuera del control de las instituciones y leyes nacionales, e incluso de los pactos e instrumentos internacionales acordados por los gobiernos de los países.

Los operadores de estas grandes empresas y redes comerciales imponen sus lógicas con un enorme poder de fuego en las comunidades, particularmente en las zonas rurales, mediante la amenaza, el terror, asesinatos, secuestros, desapariciones, desplazamientos, mediante la corrupción y la designación de autoridades locales y actualmente la imposición de candidaturas. 

Llevan a cabo así una destrucción intencionada de los límites que establecían las familias y las comunidades locales para aquellos de sus miembros que trasgredían las reglas de convivencia y de solidaridad, así como el respeto a la naturaleza y a los recursos colectivos: modelos culturales que funcionaron por años y que permitían dirimir conflictos, ejercer justicia, castigar a los trasgresores, configurar conductas de solidaridad, comunicación, participación y organización. Obviamente estos modelos también producían exclusión maltrato e injusticas para algunos de sus miembros, destacadamente las mujeres.

El tejido social de muchas comunidades se fue destruyendo por los cambios en las estrategias de sobrevivencia de los miembros de las comunidades rurales ante la pobreza y el abandono del campo mexicano por los gobiernos desde los años sesenta del siglo pasado, así como por el extractivismo diverso, como la minería, la agricultura comercial de exportación, la silvicultura depredadora del bosque, el uso del agua para abastecer ciudades, etc.

Esas estrategias incluyen la migración hacia Estados Unidos con creciente dificultades para mantener los lazos familiares por las políticas migratorias; la participación en trabajos urbanos, la migración hacia las ciudades y el uso de tierras y de trabajo para la producción de drogas.

Al deterioro de la vida rural contribuye la desaparición de las policías rurales y comunitarias, la persistencia de cacicazgos y la formación de nuevos, la pérdida de vocaciones de la iglesia católica, la exposición de los jóvenes a las nuevas tecnologías, la reducida duración, los bajos presupuestos y nula profesionalización de los gobiernos municipales. Los viejos conflictos agrarios y religiosos y más recientemente, los políticos, han contribuido a disminuir las capacidades de las propias comunidades para procesar y contener las violencias.

¿Por qué se desarrolló en México una economía negra?

Ahora bien, una pregunta deriva de lo anterior es ¿por qué México se ha convertido en el país de origen de los grupos del crimen organizado más protagónicos al nivel mundial? lo que ha perturbado de manera profunda, la vida colectiva y la paz.

¿Cuáles fueron las causas económicas que subyacen en las violencias que estamos viviendo?

La política salarial y laboral del gobierno federal.

Después del aumento de 23% otorgado a los salarios mínimos legales a partir de 1976 para compensar una fuerte devaluación del peso mexicano, los gobierno que siguieron decidieron que era demasiado elevado. La siguiente administración inició a hacer fijaciones anuales que significaron la caída sostenida de su poder adquisitivo a lo largo de casi veinte años hasta reducirlo a la cuarta parte de su valor. La decisión de abrir el país, de manera abrupta a la economía mundial en 1982 reforzó esa estrategia con miras a ofrecer mano de obra barata.

Ante la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá en 1994,  el gobierno detuvo la caída del poder adquisitivo de los salarios mínimos legales y pasó a una etapa que duró otros veinte años, en donde se mantuvo ese bajo nivel. Cada año, se les reponía sólo lo que habían perdido con el aumento de los precios. La participación de los salarios en el producto nacional bajo de representar el 40 por ciento a sólo el 28 por ciento.

Es hasta el gobierno actual, se comenta que, a propuestas de los empresarios, que el salario mínimo legal aumentó su poder adquisitivo en más del 100 por ciento. Con el nuevo Tratado de Comercio de Norteamérica, el gobierno se vio obligado a elevar los salarios en la frontera norte del país para hacerlo equiparable con el que se ofrecía en California.

El efecto de la caída de los salarios mínimos legales durante 40 años en el desarrollo de las personas.

Entre el 65 y el 70 % de los ingresos de las familias mexicanas proviene de la venta de su trabajo en los mercados laborales.

La política salarial mexicana desde 1976, consistió en reducir el valor del tiempo de trabajo que destinan las familias a las actividades de trabajo por pago por lo que tuvieron que aumentar los tiempos extras, las dobles jornadas, , segundos y terceros trabajos en la economía informal y la incorporación de otros miembros al mercado de trabajo. Por lo tanto, se vieron obligadas a disminuir el trabajo reproductivo y de cuidado, el que sirve para criar, educar, alimentar bien y hacer crecer con dignidad a las personas, tareas que con mayor frecuencia recaen sobre las mujeres.

Esa política provocó un empobrecimiento del valor del tiempo de trabajo de las personas y de las unidades familiares.  Provocó el desperdicio del bono demográfico, (cuando es mayor el número de población joven en la estructura demográfica del país y de las familias) destruyó los modelos de movilidad social que habían operado hasta la década de los años ochenta: consistente en estudiar, obtener un trabajo digno y con protección social y acceder a una pensión en la vejez.

Ello opero en contra del tiempo dedicado al autocuidado y a cuidar a otros miembros del grupo familiar: niñas, niños y adolescentes, personas mayores, personas con discapacidad.

A lo anterior se han sumado los prolongados tiempos destinados al traslado hacia el trabajo, o a los servicios como escuelas, mercados clínicas, así como un aumento en la proporción del ingreso familiar que se destina al transporte público.

Las familias más afectadas han sido las que están en la primera etapa del ciclo de vida familiar y tienen niños y niñas pequeños, menores de 10 años. Su disponibilidad de tiempo para ofrecer en los mercados laborales es muy reducida: sólo el de una persona en los hogares monoparentales o dos personas. Están frente a la disyuntiva de o consiguen la sobrevivencia de sus pequeñas familias o cuidan y crían a sus hijos. Por ello, una proporción mayor de niños, niñas y adolescentes viven y se crían en familias en pobreza.

He sostenido desde hace años, que la perversa política salarial de los gobiernos de las siete administraciones previas a la actual, tuvieron un nocivo impacto en la construcción de seres humanos con dignidad al obligar a las familias a reducir los tiempos destinados al cuidado. Con la transición democrática en el año 2000 no se dio el urgente y necesario cambio de la política salarial dado que se sostuvo una política favorable al mercado. Posiblemente es una de las causas por la que una proporción creciente de la población mexicana dejó de creer en la democracia. Nunca recibieron beneficio alguno del cambio.

Adicionalmente, ni esos gobiernos, ni el actual, crearon o desarrollaron en el territorio, la oferta de bienes públicos de calidad que podían apoyar a las familias en las tareas de cuidado y procurar armonizar la vida familiar y la vida de trabajo.

Debieron ampliar la inversión en infraestructura social, mejorar la calidad de sus servicios y desarrollarla en los nuevos poblamientos. Crear suficientes estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, centros de día para personas mayores y personas con discapacidad, promover espacios para lactancia en los centros de trabajo, propiciar mediante programas de ordenamiento urbano el acercamiento entre espacios de trabajo, viviendas y servicios públicos; limitar el crecimiento de unidades habitacionales de interés social de gran tamaño, en zonas alejadas de las ciudades, con viviendas pequeñas y de baja calidad, sin servicios sociales y espacio público; desarrollar el transporte público para reducir los tiempos de traslado al trabajo, a las escuelas, a los servicios sociales; concentrar escuelas de distintos niveles de educación para que los padres no tomen tanto tiempo en llevar a sus hijos a las distintas escuelas; y un sin número de posibilidades de políticas de gobierno que pudieron haber compensado, de alguna manera, la nociva política de compresión salarial y precarización de las condiciones de trabajo de millones de trabajadores y trabajadoras.

Las altas tasas de violencia en los hogares, subyacente en los altos niveles de violencia que padecemos, y que se agudizaron durante la pandemia del SARS COV 19, no son gratuitas: el empobrecimiento, el hacinamiento, los prolongados tiempos de traslado, la frustración ante la falta de una perspectiva de mejorar las condiciones de vida, la promoción de modelos de consumo que se vuelven inalcanzables, se suman a la impunidad, la corrupción, la fácil disponibilidad de estupefacientes y de armas, la discriminación, la exclusión y la visibilidad de una profunda desigualdad y discriminación en las ciudades y al poco trabajo realizado para que los hombres comprendan, acepten y participen en el empoderamiento de las mujeres y su derecho al tiempo propio.

Por ello es importante restablecer la convivencia al interior de las familias, haciendo posible un entorno más favorable para armonizar la vida familiar con el trabajo y la calidad de la crianza y el desarrollo desde la primera infancia.

Las prácticas que deberían promoverse son:

Desde los gobiernos haciendo accesible, económica y territorialmente, los servicios de cuidado: escuelas, estancias infantiles, servicios y cursos de estimulación temprana y de crianza, espacios recreativos y de encuentro; desarrollo del transporte público; aplicando normas sobre el tamaño de las viviendas, la seguridad y de ubicación de las unidades habitacionales e impidiendo la privatización de los espacios públicos.

Desde las empresas y lugares de trabajo, cumpliendo con la obligación de ofrecer trabajo digno y debidamente protegido, con prestaciones y salarios suficientes. La mitad de los trabajadores asalariados en condiciones de informalidad están al servicio de empresas formales y de gobiernos.   También pueden apoyar a mejorar nuestra fallida fábrica social estableciendo comedores, espacios dignos de aseo y descanso para los trabajadores, facilitando la realización de algunas tareas del hogar como pagos mediante cajeros automáticos, espacios y permisos para lactancia materna, tiempo para recoger a los hijos e hijas de las escuelas, creando espacios seguros para NNA hasta que termina la jornada laboral de sus familiares a cargo, otorgando permisos parentales y de maternidad.

Desde las unidades familiares, desarrollando capacidades de solución pacífica de conflictos, estableciendo explícitamente límites, pactos de convivencia y uso de los espacios y equipos de la familia, así como una distribución explícita de las tareas del hogar y de los tiempos propios, entre sexos y generaciones.

Pregunta 2 ¿Qué pasa en las instituciones de seguridad y justicia que no logran desactivar la conflictividad?

La construcción de la paz es una responsabilidad multinivel: mundial, nacional, estatal, municipal, comunitaria, familiar y de las personas. La articulación de las intervenciones de gobierno al nivel territorial es central.

Incluye distintas materias: condiciones económicas y sociales, justicia, seguridad ciudadana y humana, condiciones laborales y creación de empleos dignos, cultura y arte, pactos y servicios de cuidado.

Depende de la intervención de diversos agentes: personas, familias, maestros y maestras, policías, jueces, funcionarios y servidores públicos, empresarios, organizaciones religiosas, sociales y civiles.

Es muy importante fortalecer a los gobiernos municipales con presupuesto, equipamiento y tecnología actualizada, profesionalización y creando un servicio público de funcionarios municipales. Sólo así, será posible contar con policías municipales de proximidad dignificados y con capacidad de desarrollar confianza entre la población.

Las intervenciones en favor de la paz se concretan en territorios con diversas condiciones económicas, sociales, culturales y ambientales.

Los servicios de seguridad y justicia enfrentan debilidades desde distintas dimensiones:

Falta de accesibilidad económica y territorial para la población.

Baja disponibilidad por insuficiente existencia de sus servicios en todo el territorio nacional acorde con el crecimiento y la ubicación de la población. Insuficiente presupuesto.

Carencia de calidad y calidez de los servicios que prestan a la población. Maltrato, bajos salarios y falta de reconocimiento a los prestadores de servicios públicos más cercanos a la población: policías, maestros y maestras, personal de salud, de limpieza y de mantenimiento urbano.

Falta de asequibilidad por ausencia de su adecuación a las distintas culturas de en las comunidades en el territorio.

Reducir las violencias y construir la paz es una tarea de todos y todas: personal, de las familias diversas, las escuelas, los barrios, las colonias, las comunidades, y de los distintos órdenes de los poderes del Estado.


[1] Jusidman C. y Almada H. (2007) La realidad social de Ciudad Juárez, Universidad Nacional Autónoma de Ciudad Juárez. Su puede localizar en www.incidesocial.org  biblioteca.

[2] Los respectivos diagnósticos fueron publicados por el CIESAS de Occidente, el Colegio de la Frontera en Tijuana y la UACJ. El de Aguascalientes no está publicado.

[3] La Nota metodológica fue publicada por CONAVIM en junio de 2011. Se puede localizar en www.incidesocial.org en Biblioteca, así como otros materiales elaborados por INCIDE Social A.C. sobre prevención social de las violencias. La nota fue utilizada por el Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana entonces a cargo de Laura Carrera, para promover en 2011 y 2012, diagnósticos similares para los municipios apoyados con recursos del Subsidio para la Seguridad Pública Municipal (SUBSEMUN).  En INCIDE Social A.C. logramos rescatar cerca de 170 diagnósticos municipales de calidad variable, no obstante los obstáculos que impusieron las autoridades del SUBSEMUN para acceder a los mismos y para que no supervisáramos su realización  muchas veces por consultores oportunistas coludidos con funcionarios del propio SUBSEMUN a nivel local.