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 “¿Qué opinión te merece la militarización de México, durante el gobierno del presidente López Obrador, el superempoderamiento que les concedió a las Fuerzas Armadas y el hecho de que las haya exonerado de toda culpa en la matanza del 68 y en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa?”

Me parece que López Obrador se percató de que durante su gobierno le sería imposible reducir los niveles de inseguridad que ya prevalecían en el país. Decidió sacar la seguridad como una de sus prioridades y dejar su atención en manos del ejército. Por precaución, limito las intervenciones de este y de la Guardia Nacional con su frase “abrazos y no balazos” para no correr el riesgo de tener que enfrentar políticamente masacres responsabilidad de las fuerzas armadas.

Es decir, evitó el costo político que le representaría no tener avances en materia de seguridad y dejó que el ejército cargara con la responsabilidad. Igual hizo con la pandemia, utilizando como escudo a López Gatel. Este fue el que quedó como culpable de la desastrosa respuesta del gobierno y de los efectos acrecentados de la pandemia en México.

El superempoderamiento del ejército, la cancelación de los trabajos y el maltrato a los espcecialistas de la Comisión relacionada con la Guerra Sucia, y la reducción del número de militares que resultaron involucrados en la desaparición de los 43 estudiantes, que entiendo eran más de 80 y se redujo a sólo 21, forma parte de las negociaciones de AMLO con el ejército para que aceptaran cargar con la inexistente estrategia de seguridad en el país.

Por el tipo de funcionarios que ha elegido para encargarse de la seguridad nacional y de la procuración de justicia, por el trato que ha dado a las víctimas entre ellas los padres de los estudiantes, así como a los expertos del GIEI, al fiscal del caso Ayotzinapa, a la Comisión para investigar la Guerra Sucia, me parece que no tiene el más mínimos interés y compromiso por la verdad, la justicia y la reparación del daño para los cientos de miles de víctimas que hay en el país, ni para evitar que el territorio quede crecientemente en manos de las bandas delincuenciales.

Tampoco le interesan los efectos que ese empoderamiento del ejército y del crimen organizado tendrá para el futuro de la sociedad nacional. Su mirada es de corto plazo desde el punto de vista político. No mira al futuro, excepto en su deseo de mantener el poder y cambiar la mentalidad de la población que considera ha estado subordinada a las élites. Si el ejército le sirve a eso, lo usa como instrumento. Su  reiterada referencia a los gobiernos pasados como culpables de lo que ocurre a cinco años de su presidencia, es una fórmula más que le ha servido para engañar a la población que difícilmente tiene tiempo para acceder a la información y para analizarla.

Su interés real es que la militarización, la inseguridad creciente y el evidente fracaso para enfrentarla, no lo afecte políticamente.

Sus reacciones y acciones muestran una carencia total de humanidad y de empatía con las víctimas. Nada lo toca, excepto aquello que logra vulnerar su profundo deseo de poder.

Clara Jusidman      13 de diciembre de 2023.

Palabras de Clara Jusidman en el homenaje a la vida de Porfirio Muñoz Ledo.

Edición 2023 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

28 de noviembre 2023

Universidad de Guadalajara.

Agradezco al Maestro Tonatiuh Bravo Padilla la invitación a este merecido homenaje a la vida de Porfirio Muñoz Ledo un muy destacado intelectual, diplomático, servidor público, legislador y maestro.

Aunque me pidieron hablar de su participación en el proceso constituyente de la Ciudad de México, quisiera usar unos minutos para contar el porqué de mi enorme reconocimiento, respeto y aprecio por Porfirio Muñoz Ledo como constructor de instituciones del Estado y promotor de la democracia.

Lo conocí en el año de 1974 cuando ocupaba la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del gobierno de Luis Echeverría, un personaje de luces y sombras de nuestra historia. Posiblemente algunas de las pocas luces de esa presidencia como la Carta de Deberes y Derechos Económicos de los Estados, se debieron a la gran inteligencia y visión de Porfirio Muñoz Ledo.

Durante la presidencia de Echeverría los avances en materia económica no fueron suficientes para enfrentar la crisis económica internacional, provocada por la escasez de petróleo.  Disminuyó la inversión privada, el gasto público y la deuda externa aumentaron de forma considerable. El tipo de cambio fijo que existía desde 1954, de 12.50 pesos por dólar, al final de ese sexenio llegó a  20 pesos por dólar. 

Para solucionar de algún modo la crisis y apoyar al sector obrero que empezaba a resentir una creciente inflación, en 1973 se creó la Comisión Nacional Tripartita, un gran espacio de diálogo social, formado por empresarios, líderes sindicales y funcionarios públicos.

De la Comisión Nacional Tripartita y seguramente producto de la enorme capacidad de Porfirio para construir instituciones del estado, nacieron varias destinadas a proteger el salario en su ejercicio, la más destacada fue el INFONAVIT, pero también el FONACOT y el Comité Nacional Mixto de Protección al Salario CONAMPROS. Este último antecedente de otras dos instituciones impulsadas por Porfirio y creadas en 1975: el Instituto Nacional del Consumidor y la Procuraduría Federal del Consumidor.

En ese entonces yo trabajaba en la Dirección General de Estadística montando lo que ahora se conoce como la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), la primera encuesta continua por muestreo para captar las características de la población en los periodos intercensales.  Porfirio Muñoz Ledo me llamó y me propuso que dejara la Dirección General de Estadística donde “nunca sería reconocida por nada que hiciera ahí” y para que me convirtiera en la secretaria técnica del Consejo de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

Acepté el ofrecimiento y empecé a trabajar en la Comisión. En 1975, como secretaria técnica me tocó firmar una supuesta resolución del Consejo General de la Comisión donde se aprobaba un significativo aumento al salario mínimo del 23% para 1976. Ello como respuesta a una devaluación equivalente del peso mexicano y para proteger el poder adquisitivo del salario mínimo. En realidad, la decisión de ese aumento fue del propio Luis Echeverría, seguramente promovida por Porfirio Muñoz Ledo.

A partir de ese momento las resoluciones de la Comisión Nacional, influidas por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público y el Banco de México, empezaron a dejar caer el salario mínimo legal por los siguientes 20 años hasta alcanzar una cuarta parte del valor que tuvo en 1976. Fue en el gobierno de Ernesto Zedillo que se detuvo esa caída. Sin embargo, por otros 20 años más nuevamente por presión de Hacienda y Banco de México, en las fijaciones anuales sólo se les reponían la pérdida de poder adquisitivo por el aumento de los precios del año previo. Todo intento por reponerle al salario su poder adquisitivo como fue en 2002 el de Carlos Abascal Carranza, secretario del Trabajo de Vicente Fox era frustrado por esas dos conservadoras instituciones.

Estoy convencida que el fracaso de nuestra democracia, el aumento de la pobreza laboral y de la violencia en el país subyacen en esa sostenida pérdida de ingresos de los trabajadores.

Hasta 2018 el gobierno de López Obrador reconoció que era urgente empezar a reponer el poder adquisitivo perdido por la clase trabajadora a lo largo de 40 años.

Ahora bien, al término de la presidencia de Echeverría, Porfirio Muñoz Ledo fue designado Secretario de Educación Pública cargo en el que lamentablemente para el país, permaneció por muy poco tiempo debido a intrigas políticas.

Yo permanecí en el sector laboral, en calidad de Directora General del Empleo, invitada por Pedro Ojeda Paullada. Desde esa posición fui testigo de la gran transformación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que había realizado Porfirio Muñoz Ledo y la gran calidad del equipo de personas que lo acompañaron. Como hombre de gran inteligencia supo rodearse de personas inteligentes y expertas.

Porfirio, que estaba al tanto del Programa Mundial del Empleo, lanzado en la década de los años setenta por la OIT, creó una subsecretaría especializada en empleo y productividad, trato de sacar la formación profesional de los trabajadores de la SEP y pasarla a institutos especializados dentro del sector laboral como ocurría en Brasil, Colombia y Costa Rica; creo el Instituto Nacional de Estudios del Trabajo, el INET, para la investigación y la formación de personal especializado para el sector laboral. También incorporó a académicos y funcionarios latinoamericanos muy destacados que huyeron de las dictaduras militares, como expertos de proyectos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

La Secretaría dejó de ser una institución menor en el gabinete presidencial, encargada solo de la conciliación laboral, los contratos colectivos y las inspecciones del trabajo. Ojeda Paullada tuvo el acierto de mantener las innovaciones introducidas por Porfirio Muñoz Ledo. La mediocridad, los interese y la corrupción de Arsenio Farell, secretario del Trabajo de Miguel de la Madrid, destruyeron la institucionalidad avanzada por Porfirio, para hacer retornar a la Secretaría del Trabajo y PS a las sombras.

La presencia de Muñoz Ledo como secretario del Trabajo de 1971 a 1975 ha sido la época más luminosa del sector público laboral en la historia de México.

Yo permanecí hasta 1991 colaborando en el servicio público. Después de 20 años y una vez incorporada en el movimiento de las organizaciones de la sociedad civil en lucha por la democracia, Porfirio que estaba participando activamente en las reformas a la legislación e instituciones electorales por el PRD, me llamó en 1994 para pedirme que me integrara al Consejo Técnico para la Evaluación de la Auditoría del Padrón Electoral. Una actividad que permitiría asegurar la calidad del Padrón que por muchos años había sido el instrumento electoral más controvertido y criticado.

Inicié así una relación amistosa con Porfirio que me convocaba a otros emprendimientos que asumía, o para participar en sus programas en televisión mexiquense.

El proceso de la Constituyente de la Ciudad de México

En 2016 el Congreso aceptó los cambios al artículo 122 constitucional para dotar a la Ciudad de México de una constitución política y reconocer los derechos que habían sido conculcados a los ciudadanos del Distrito Federal durante siglos, y que se profundizaron a partir de 1928 cuando Álvaro Obregón canceló la autonomía de los municipios de la Ciudad de México para elegir a sus gobernantes y sustituirlos por zonas delegacionales.

Finalmente, se había vencido la reiterada oposición del Senado de la Republica para que la ciudad, centro de la lucha democrática y de tantos acontecimientos precursores de la misma, se convirtiera en una entidad federativa, en la cual su ciudadanía elegiría con su voto, a sus autoridades. Se superaría, de acuerdo con Muñoz Ledo, “la subordinación política, la marginación económica y la discriminación que desde sus orígenes habían vivido los pobladores de la ciudad de México”. La Constitución sería el primer pacto social de las y los capitalinos.

Miguel Ángel Mancera había nombrado desde el inicio de su gobierno a Porfirio Muñoz Ledo como Comisionado para la Reforma Política del Distrito Federal y secretario ejecutivo de la Comisión Redactora del Proyecto de Constitución para la Ciudad de México.

Me invitaron a formar parte de un grupo de personas que se encargarían de formular un proyecto de constitución para la Ciudad de México que serviría cómo base de discusión de la Asamblea Constituyente qué se crearía en septiembre de ese mismo año.

El grupo se instaló el 5 de febrero de 2016 y estaba conformado por 28 personas entre las cuales se encontraban miembros de la academia, artistas, representantes de la cultura, de organizaciones civiles, de los pueblos originarios, prominentes juristas e historiadores.

Anteriormente, Porfirio desde su oficina había llevado a cabo múltiples reuniones, consultado y escuchado a diversos sectores de la población y personas expertas en la materia, incluso, recibido varias propuestas completas del texto constitucional.

Como era frecuente Muñoz Ledo se había rodeado de un equipo de profesionistas jóvenes de una calidad excepcional y con un gran compromiso. Mencionaría a tres con los cuales interactuamos intensamente durante los 11 meses que tomó el desarrollo del proyecto y los trabajos de la Asamblea Constituyente. Los habitantes de la Ciudad de México, tenemos una gran deuda: Gustavo Vela, Brenda Gómez Carrillo y Andrea Pérez.

La experiencia del desarrollo del proyecto fue sumamente enriquecedora, prevalecía un entusiasmo y un gran interés tanto de algunos de los integrantes del Grupo Redactor, como de varios asesores externos de las universidades, expertos en desarrollo urbano, en derechos humanos, en derechos de los pueblos, en sistemas electorales y en temas de gobernanza.

Se tuvieron que remontar varios obstáculos en el desarrollo del proyecto como fue una competencia por el liderazgo del proceso, intentos de simulación del trabajo del grupo o de imponer  proyectos previamente redactados. Expertos constitucionalistas tomaron posiciones muy críticas por la extensión que estaba adquiriendo el proyecto. Se referían a la Constitución de Estados Unidos de Norteamérica como el modelo a seguir por su brevedad.

Porfirio resistía con firmeza y convicción. Sabía que la tarea era históricamente trascendente. Decía que sería la primera constitución formulada en el siglo XXI, como secuencia de la serie de constituciones sociales que se aprobaron a finales del siglo XX en América Latina.

El Proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México entregado por el Dr. Mancera el 15 de septiembre de 2016 a la Asamblea Constituyente refleja gran parte el pensamiento de Porfirio Muñoz Ledo en los últimos años de su vida.

Ratifica su compromiso y trata de avanzar respecto de la Constitución Política en los derechos laborales y sindicales por ejemplo, propone una jornada laboral de 40 horas; en el derecho a la educación, diseña una sistema de educación con jornadas ampliadas para la ciudad; así para los derechos de los pueblos originarios, la democracia y la participación ciudadana que cruzan todo el proyecto, la revocación de mandato, la reducción de la edad para votar a 16 años, la renta básica universal y la defensa del principio de subsidiariedad. Muñoz Ledo quiso dotar a la ciudad de México de un marco constitucional que le permitiera actualizar y avanzar en el reconocimiento de derechos ciudadanos surgidos a partir de la vida urbana y una organización más avanzada de la institucionalidad de su gobierno como fue la propuesta del sistema de planeación y ordenamiento urbano, con miras de largo plazo.

Propuso usar como como marco de la Constitución, la estructura de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad, una iniciativa surgida y negociada desde 2007 con el Gobierno del Distrito Federal por diversas organizaciones del movimiento urbano popular[1].

La Asamblea Constituyente quedó integrada por 87 diputados y diputadas designados por los partidos políticos y por sus fracciones de legisladores, un diputado ciudadano, seis nombrados por el presidente de la República, que de inmediato se sumaron a la fracción del PRI y seis designados por el Jefe de Gobierno.

No fue una Asamblea realmente representativa de los habitantes de la ciudad. La mayoría de los diputados, eran originarios de muy diversas entidades federativas del país, pocos habían nacidos en la ciudad o tenían experiencia de gobierno en ella. No comprendieron el alcance y sentido del Proyecto y procedieron a deslavarlo, a incorporar sus intereses personales o de sus partidos y a frenar cualquier disposición que fuera más allá de lo prescrito en la Constitución Política del país.

La bancada del PRI, poderosa aún debido a que el gobierno federal estaba en manos de ese partido, tomo posesión física de inmediato de las bancas centrales en el Palacio de Xicoténcatl; mostró una disciplina total; el sentido de sus votos les era comunicado por vía de sus teléfonos celulares desde un comando central controlado por la Secretaría de Gobernación; incorporó a expertas que fueron instruidas previamente. Fueron particularmente duras dos diputadas respecto de los artículos relacionados con el derecho a la educación y los derechos de los trabajadores, tan cercanos a Muñoz Ledo.

La bancada del PRD apoyada por el gobierno de la ciudad, asumió la defensa del Proyecto presentado por el Dr. Mancera. Incorporó a varios expertos como diputados. Dolores Padierna, tomó el liderazgo de la fracción y de las discusiones. Se hizo el propósito de sacar la constitución a toda costa y costo, negociando con los diversos partidos. Hizo a un lado a Porfirio evitando que presidiera la Asamblea Constituyente y relegándolo a una comisión para conciliaría lo que se fuera aprobando. Porfirio con su equipo y el pequeño grupo de diputados designados por Mancera, buscamos estrategias para evitar lo más posible los cambios  al Proyecto.

La bancada del PAN funcionaba dividida en tres fracciones: los ultraconservadores, los defensores de los intereses privados en la ciudad y los conciliadores.

Obviamente la bancada menos organizada y más grande, era la de Morena, que apenas estaba en proceso de constitución. A  Bernardo Batiz, coordinador de ésta, le costaba mucho trabajo controlar el protagonismo de algunos personajes que constantemente se oponían a todo y tomaban la tribuna con largas intervenciones.

En fin, habría mucho que contar de las vicisitudes por las que pasó Porfirio Muñoz Ledo en esta experiencia.

Sin embargo, su inteligencia, su extraordinaria memoria, su experiencia, sus amplios conocimientos, su entrega comprometida a la tarea a pesar de sus condiciones de salud y el gran esfuerzo que hizo para dialogar, escuchar e incluir a la diversidad de actores políticos, sociales, económicos y culturales de la ciudad de México, fueron un factor fundamental para que los derechos de los habitantes de ésta se equiparen con los del  resto país.

Fue un honor trabajar a su lado y compartir una partecita de su larga y valiosa lucha.


[1] Ciudad democrática, Ciudad incluyente, Ciudad sostenible, Ciudad productiva, Ciudad educadora,  Ciudad habitable, Ciudad segura ante los desastres y accidentes, Ciudad segura libre de violencia, Ciudad saludable, Ciudad convivencial y culturalmente diversa

Palabras de Clara Jusidman al recibir el Premio al Compromiso Social de los premios Compartir de 2023

Quiero empezar agradeciendo al jurado del Premio Compartir el otorgarme el correspondiente a “compromiso social” de este 2023.

El proceso de selección no debe ser una tarea fácil, debido a la complejidad y heterogeneidad de lo que llamamos sociedad civil en México.

Lo agradezco además porque al asignármelo a mí y a SERAPAZ, se tiende un puente hacia los activistas civiles que luchamos por la justicia social y el reconocimiento de los derechos humanos de nuestra diversidad social. Nos hemos enfrentado, por años, a los poderes políticos y económicos que desconocen, maltratan, controlan o discriminan a las poblaciones por su condición social y económica, o por su origen, raza, género o diversidad sexual.

En el contexto actual de violencia crónica, pobreza, polarización política y desastres naturales, es necesario que reunamos nuestras fuerzas, nuestros recursos de conocimiento y experticia y nos convirtamos en un actor social fuerte, que ofrezca alternativas y realice proyectos para impedir que el país continúe cayendo por el tobogán en el que estamos.

Pero, además, frente al cambio de época que estamos viviendo y ante la falta de perspectiva de mediano y largo plazo que domina a nuestra esfera política, tenemos que construir juntos escenarios posibles de futuro para nuestro país.

Los cambios geopolíticos y económicos a nivel mundial nos están asignando   un papel que asumimos simplemente como un hecho, cuando tendrán un efecto profundo en lo social, en lo económico, en lo cultural y en el medio ambiente.

Si desde la sociedad civil no asumimos una actividad proactiva frente a nuestro futuro, con visiones de mediano y largo plazo, todo México se convertirá en una Ciudad Juárez, como lo advertía yo hace varios años: un país maquilador, que genera pobreza laboral, destruye el tejido social y de las familias, padece del crimen organizado y conduce a los adolescentes y a las juventudes al mundo de la criminalidad como opción de movilidad social.

Por ejemplo, ¿Cuál será el efecto social del near-shoring si no presionamos a gobiernos y a empresas para que tomen responsabilidad sobre el bienestar de los trabajadores y sus familias como lo hicieron en su momento Don Eugenio Garza Sada y Don Antonio Ruiz Galindo?

Además, debemos reconocer que la situación política que estamos viviendo es resultado de una profundización de la desigualdad, no sólo económica y territorial, sino también social.

Es así por la contención y el deterioro de los salarios por 40 años, la segregación territorial entre pobres y ricos encerrados en guetos en las ciudades, el acceso diferenciado a servicios de salud, de educación, de transporte, al agua, a empleos dignos, más la destrucción de espacios públicos de encuentro entre personas y familias.

Se fue generado una brecha de tal magnitud, que tenía que llevarnos, tarde o temprano, al tipo de gobierno que hoy tenemos.

La cancelación de los canales de movilidad social -educación, empleo y seguridad social- y la creciente precarización de los trabajos, determinaron que los modelos de consumo promovidos por los medios de comunicación y practicados por las élites mexicanas, se transformaran en modelos aspiracionales para la adolescencia y las juventudes.

Lamentablemente, algunos optaron por el camino de la delincuencia, apoyados incluso por sus familias, para poder acceder a las grandes camionetas, a las residencias, relojes y ropa de lujo. Para empoderarse y ser reconocidos.

Se convirtieron así de víctimas de la profunda desigualdad, en victimarios.  Como sociedad, debemos encontrar vías para rescatarlos e impedir que sigan aumentando como víctimas-victimarios.

Para terminar, quisiera mencionar que toda mi vida pública la he dedicado a observar y visibilizar injusticias como las cometidas en el mundo del empleo y la informalidad, o en el crecimiento urbano desordenado y segregador, así como por la exclusión y violación de los derechos de las mujeres, de las personas mayores o de la primera infancia.

Siempre le aposté a la escucha y al diálogo y participé activamente en la lucha por la democracia, por el respeto a los derechos políticos y a la participación ciudadana. Promoví diversos espacios de encuentro y diálogo para la construcción de acuerdos.

Mi pasión siempre fue el desarrollo de instituciones públicas y civiles, de capacidades de buen gobierno y de políticas públicas, así como de proyectos concretos particularmente en los ámbitos del desarrollo social.

Mi mayor fracaso ha sido la imposibilidad de crear suficiente conciencia sobre los profundos cambios en los entornos familiares donde se construye a los seres humanos.

No es un tema que atañe sólo a la esfera privada. Las unidades familiares son construcciones sociales y es necesario que se asuman responsabilidades públicas que contribuyan a la crianza y al desarrollo de personas dignas.

Todos tenemos el derecho a cuidar y a ser cuidados, así como al tiempo propio.

Por último, no quisiera de dejar de felicitar a Premios Compartir y al Centro Mexicano para la Filantropía, A.C. por su aniversario número 35 y dar las gracias nuevamente por el reconocimiento.

Fin de sexenio. Un empujón más al precipicio

27.09.2024

En cuatro días Andrés Manuel López Obrador dejará la presidencia, pero no podía privarse de dar un último empellón al país para lanzarlo al vacío.

Un lanzamiento realizado con el apoyo de millones de personas, políticos, empresarios, delincuentes, mandos militares, gobernadores, legisladores a las y los que embelesó con sus mentiras y su flauta de Hamelín o que compró, sobornó o sometió con una enorme derrama de dinero y con violaciones sistemáticas a las leyes para exhibir, amenazar y perseguir.  

Esa derrama de dinero deriva del uso discrecional del presupuesto y de la austeridad neoliberal (perdón, “republicana”), en cuyo nombre se destruyeron instituciones de gobierno, se tomaron los recursos de múltiples fideicomisos y se realizaron “ahorros” en servicios públicos indispensable.  Se agregaron además grandes aportes de dinero provenientes de fuentes poco claras.

AMLO tenía que dejar una muestra del enorme poder que alcanzó, en la Cuarta Regresión, perdón nuevamente, la “Cuarta Transformación” y ratificar que seguirá siendo el mánager y patrón de todas y todos los mexicanos.

Hay varios autores  como Anne Applebaum, Steven Levitsky y Daniel Ziblat que muestran como las democracias mueren paulatinamente y son sustituidas por regímenes autoritarios, dictaduras, autocracias, populismos de derecha y de izquierda.  Lamentablemente, México se convertirá en un caso de estudio de un proceso de ese tipo.

Mientras tanto las huestes políticas del morenismo se aprestan a preparar el tercer piso de la 4T, pues el segundo piso se usará como plataforma de despegue para ello. No será para atender los graves problemas del país que se heredan de la fallida construcción del primer piso y que seguramente se agudizarán como resultado del último empellón de AMLO, el llamado Plan C.

En los medios de comunicación abundan en estos días los recuentos del desastre de país que deja la presidencia de AMLO, así como de previsiones sobre cómo México seguirá cayendo al vacío.

Tenemos que reconocer que no pudimos frenarlos, que no encontramos los mecanismos para que abandonaran su enorme soberbia y su profunda sordera. Ellos y ellas tienen la verdad rebelada, saben lo que quiere el pueblo; son su voz y sus únicos representantes, aunque sólo comprenden el 35 por ciento del padrón electoral.

Todas y todos los que pedimos ser escuchados y escuchadas, una apertura al diálogo, a la discusión colectiva y constructiva, al reconocimiento de la gran diversidad de tragedias y víctimas que han ido creciendo y extendiéndose en el territorio nacional, somos sus enemigos. Somos los “conservadores” que mentimos e inventamos esas tragedias por que queremos conservar nuestros privilegios.

Y como ellos y ellas son los poseedores de la verdad, tienen que mantenerse en el poder por muchos años para liberar al pueblo explotado de su mentalidad de sometimiento y propiciar un cambio cultural mediante la Nueva Escuela Mexicana.

Triste futuro, enorme impotencia, malos augurios y una gran soledad en un mundo donde cada persona y cada nación se encuentran enfrascadas en resolver sus propios problemas y los organismos internacionales han dejado de tener utilidad en un mundo tan convulso y complejo.

El costo de imponer una autocracia de “izquierda”

La Silla Rota 12.09.2024

Con frecuencia me pregunto cuánto ha costado la imposición de una autocracia que dice representar y ser la voz del pueblo bueno. Un régimen que por la egolatría y resentimiento de su actual líder está en contra y destruye instituciones creadas a lo largo de varias décadas.

Confronta, persigue e insulta a las organizaciones sociales y civiles, a los movimientos feministas, ambientalistas y de víctimas, a comunicadores, a científicos y académicos. Incluso agrede a los agricultores y empresarios que contribuyen al erario.

Que, además, ha polarizado a la población mediante mentiras y engaños.  Usa las consultas a mano alzada, las encuestas manipuladas, los comités a modo y las tómbolas para colonizar a toda institución que se atreven a oponerse a su voluntad. Así capturó al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial y pretendía hacerse también de la Suprema Corte de Justicia.

Con carretadas de dinero del presupuesto y aportado por grandes empresarios y el crimen organizado, compró los votos de millones de ciudadanos, creando clientelas y limitando el ejercicio libre del voto.

Con esas clientelas y el apoyo del poder criminal, se hizo de 24 gobiernos estatales y, de manera tramposa, de una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y de una mayoría forzada en el Senado usando contra senadores de la oposición, amenazas directas y a familiares, ofertas de compra de su voto en millones de pesos o promesas de mayor poder político.

En estos días estamos viviendo la culminación de un proceso de locura social que acompaña a un líder carismático y obsesivo que quiere llevarse su último trofeo para festejarlo el 15 de septiembre, cancelando la independencia de los jueces y sometiendo al Poder Judicial a sus corruptos y amañados procesos de elección, mintiendo al decir que será el pueblo quien con su voto los elegirá.

A la vez seremos testigos del inicio de un futuro lleno de incertidumbres en el campo económico, en el estado de derecho, en las relaciones internacionales, en el poder de las mafias del crimen organizado, en el uso de la fuerza y de la corrupción y las amenazas para someter a cualquier tipo de oposición.

Es cierto que desde 1982, los gobernantes y las élites económicas mediante sus políticas salarial y laboral y la reducción de la inversión en servicios públicos sociales, impactaron de manera negativa a las familias y profundizaron la pobreza y la desigualdad.

Mi pregunta para muchos amigos y amigas morenistas es si esta destrucción de los contrapesos del poder y de instituciones públicas, la creación de clientelas electorales, la creciente presencia de los grupos criminales en el territorio,  el control de los medios de comunicación y el uso de la corrupción y las amenazas para llegar y mantenerse en el poder, les da esperanza de que el futuro será mejor, que se acabará con la desigualdad y la pobreza y que efectivamente, se escucharán y atenderán los dolores de las personas en todo el territorio. ¿Y qué tal si la concentración del poder que lograron en el ejecutivo cae como en Brasil en 2019, en manos de un partido de extrema derecha?

Las preguntas: ganadoras del debate

La Silla Rota 11.04.2024

En el reciente debate para la presidencia fueron las preguntas enviadas por la ciudadanía las que resultaron ganadoras. Lamentablemente poco fueron respondidas por las candidatas y el candidato.

Me referiré sólo a las seis sobre salud: dos eran preguntas generales sobre qué harían para atender la salud y cómo lo financiarían, una sobre el grave desabasto de medicamentos, tres ponían en evidencia el mal estado y la insuficiencia de los servicios de salud pública con rezagos en la atención, deficiencias en su infraestructura física, falta de equipo y de personal especializado.

Indudablemente durante los cuarenta años que dominó la visión neoliberal se abandonaron y descentralizaron los servicios de salud pública. Se abatió su calidad. Se optó por privilegiar la atención privada y subrogar servicios.

El gobierno federal se convirtió en financiador de la atención a la salud mediante el seguro popular. Empezaron a florecer los servicios privados y las farmacias con consultorios adyacentes, ante el creciente déficit de atención en clínicas públicas de primer nivel.

Es cierto que el actual gobierno recibió unos servicios públicos de salud quebrados, más fragmentados y claramente insuficientes. Sin embargo, mantuvo el reducido presupuesto asignado a la salud de sólo tres por ciento del Producto Interno Bruto, cuando debería ser al menos el seis por ciento.

Tuvo subejercicios y grandes volúmenes de medicamentos han caducado por su pésimo manejo. Utilizó los recursos que se tenía en el Seguro Popular sin rendir cuentas claras. Los resultados en aumento de muertes, pérdida de años de vida e innumerables y daños inferidos a la población han sido ampliamente documentados.

En lugar de asignar suficientes recursos para ir rehabilitando y extendiendo progresivamente los servicios públicos de salud, articularlos y mejorar su calidad, la 4T optó por destinar enormes cantidades de dinero para realizar transferencias monetarias no condicionadas a la población.  

Estas transferencias han resultado una nueva modalidad de financiamiento para el sector privado; parte del dinero lo utiliza la población para acudir a los consultorios de farmacias y comprar medicamentos.

Volviendo al debate presidencial. Las respuestas de los participantes a las muy claras preguntas de la ciudadanía sirvieron para reiterar lo que ya hemos visto a lo largo de meses de campañas ilegales de Sheinbaum y Gálvez.

La primera sin reconocer en lo más mínimo el fracaso de la 4T en materia de salud. Le echa la culpa a los gobiernos anteriores a pesar de que llevan casi seis años gobernando; presume los resultados obtenidos en su gobierno en la Ciudad de México manipulando datos. Sostiene que, mediante el IMSS, el ISSSTE y el IMSS Bienestar va a resolver el problema, aunque este sólo funciona en 23 estados. La Secretaría de Salud y los hasta hace poco, extraordinarios Institutos Nacionales de Salud, ni los menciona. Xóchitl por su parte muestra una mágica tarjeta con la que podremos acudir a los servicios de salud que nos gusten y el gobierno cubrirá su costo. La tecnología, la inteligencia artificial y aprender inglés nos resolverán el futuro.

Cuauhtémoc Cárdenas. Fortaleza, templanza y persistencia

La Silla Rota 9.05.2024

Hijo de dos figuras destacadas del siglo XX mexicano el General Lázaro Cárdenas y de Doña Amalia Solórzano, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas recién cumplió 90 años y ha sido objeto de varios merecidos reconocimientos por su fortaleza, su templanza y su persistencia en la lucha por un país con una democracia progresista.

Se le reconoce como líder histórico en la búsqueda de la recuperación de los principios del la Constitución de 1917, en defensa de la soberanía alimentaria y energética, así como persistente promotor del diálogo y la reflexión sobre un proyecto nacionalista de país con la necesaria intervención del Estado como promotor del desarrollo y la justicia social.

Si bien como afirma el Ingeniero “la construcción democrática de México es obra de muchos talentos, esfuerzos, plumas, activistas que han permitido que podamos mantener, erigir y renovar instituciones y oportunidades” es indudable la importancia de la ruptura con el PRI de la Corriente Democrática surgida de ese partido en 1987, y que fue encabezada por él, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Rodolfo González Guevara.

Cuatro efectos trascendentes para el avance democrático del país de esa ruptura fueron:

  1. La creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) con una base social amplia y resultado de la unión de tres partidos de izquierda: el PPS, el PFCNR y el PARM. El costo fue el asesinato aún impune, como señaló el Ing. Cárdenas, de 800 integrantes del PRD durante el gobierno de Carlos Salinas.
  2.  El florecimiento y organización del activismo ciudadano que surgió en apoyo a las víctimas de los sismos de 1985. Con el ejemplo de la Corriente Democrática se crearon nuevas organizaciones en lucha por la democracia a las que se sumaron cientos más que depusieron sus agendas particulares y se integraron en Alianza Cívica. En las elecciones de 1994 realizando un proceso de observación electoral inédito e irrepetible en todo el territorio
  3. Un tercer aporte fueron las reformas político-electorales que se llevaron a cabo después del desaseado manejo de la elección de 1988. El gobierno del PRI se vio obligado a invertir en un nuevo padrón electoral y en credenciales seguras que se han convertido en el medio de identificación privilegiado de la población, así como a trasladar la responsabilidad de los procesos electorales a un organismo autónome, el IFE, actualmente el INE.
  4. El logro de la ciudadanía política plena para la población de la actual Ciudad de México que ahora puede elegir a sus autoridades, a sus legisladores y por fin se liberaron de la tutela del Gobierno Federal.

El Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas con su honestidad, su fortaleza y como líder moral ha sido un impulsor persistente de los avances democráticos logrados en las últimas décadas en nuestro país y que actualmente han sido puestos en riesgo por un movimiento que dice ser de izquierda.

Ustedes no entienden:  estamos atacando las causas estructurales

La Silla Rota 23.05.24

Cuando un cuerpo es invadido por un cáncer, es necesario extirparlo o atacarlo por diversos medios para que no se expanda. No basta con modificar las causas que posiblemente llevaron a su aparición como la mala alimentación, la ingesta de ciertos medicamentos, la exposición a radiaciones o no haber realizado estudios preventivos, entre otras.

Así ocurre con la expansión de la delincuencia. Cuando ésta empieza a crecer escalando sus operaciones, incluyendo a más personas en su práctica, incursionando en nuevos delitos e invadiendo nuevos territorios, la respuesta del Estado no puede justificarse señalando que se están atacando las causas estructurales que le dieron origen.

Esa es la respuesta que desde hace cinco años y medio nos da el Presidente de la República y actualmente repite la candidata de Morena y de los partidos Verde y del Trabajo a la presidencia. Pero no sólo es un argumento que esgrimen respecto de la estrategia adoptada de “abrazos y no balazos” frente a la delincuencia y el crimen organizado, también la utilizan frente a la creciente migración y la ingente pobreza: están atendiendo a sus causas.

Las violencias son como tumores que se extienden en el cuerpo social y es necesario evitar su expansión conteniendo y sancionando oportunamente a sus perpetradores con investigación, inteligencia y claras consecuencias, en el marco del debido proceso dentro del estado de derecho.  

Si además, se cuenta con diagnósticos sustentados -no sólo con ideas generales, sospechas o intuiciones- de cuáles son sus causas y se tienen las capacidades, los recursos y el tiempo para enfrentarlas, es también importante actuar en la prevención para que no se perpetúen. Ese tipo políticas tardan mucho en mostrar resultados.

El Estado tendría que estar interviniendo al menos en tres niveles: a) la prevención social y económica de las violencias; b) la contención de las mismas y la erradicación de la impunidad y d) la atención a las víctimas.

Si no se enfrentan y contienen directamente las violencias en el marco del Estado de Derecho, el cuerpo social, corroído por el cáncer, difícilmente sobrevivirá para ver los efectos del combate a las “causas estructurales”.

En el tercer debate de las personas candidatas a la presidencia ninguna parece tener una propuesta clara para enfrentar el terrible flagelo de las violencias; una propuesta que incluya a fuerzas civiles de seguridad, aumento de las capacidades de inteligencia, investigación y sanción; cambios en la organización y estructura de autoridades administrativas, fiscalías y poderes judiciales y que, además, erradique la colusión entre intereses políticos, privados y militares con la delincuencia.

Hay muchas prácticas exitosas y debidamente evaluadas tanto en el país como en otras naciones. El problema es adoptar y aplicar una estrategia consistente y sostenerla en el largo plazo e ir haciéndole los ajustes necesarios frente a las evidencias.

Carro completo con ingeniería electoral

La Silla Rota 6. 06.2024

Escribo este editorial el 3 de junio a las 19;15 después de haber tratado de escuchar el domingo, a Guadalupe Taddei dando las cifras del conteo rápido. No resistí y me fui a dormir. Mi perplejidad ya estaba agotada al escuchar a Mario Delgado decir, casi inmediatamente después del cierre de las casillas, que Claudia había ganado la elección con más del doble de votos. TELEVISA y las empresas de las encuestas de salida, seguramente contratadas por Morena, comprobaron el dicho de Delgado.

El día de hoy mi perplejidad se elevó con la información de que Morena y su coalición de partidos impresentables y rémoras, habían obtenido mayoría calificada en las dos cámaras, la de senadores y la de diputados, lo que les permitirá cambiar la Constitución.

Además, está la confirmación en el PREP de que con el 92.8% de las actas contabilizadas hasta esa hora del día 3, Claudia había recibido 33 millones de votos y Xóchitl sólo15.5 millones.

Me enteré de que habían ganado en Veracruz, después de un gobierno abusivo y represor, en Morelos que sufrió con un gobernador incapaz y un crecimiento del control territorial del crimen organizado, en Yucatán con una población altamente politizada y con un candidato de baja calidad, en Ciudad de México con una diferencia de alrededor de 10 puntos entre Clara Brugada y Santiago Taboada.

Estos resultados no son compatibles con la crisis de violencias que vivimos, ni en materia de salud y de migración; ni por la destrucción de capacidades institucionales y del servicio púbico; de repetidos fiascos en materia internacional; de la creciente militarización, de la falta de transparencia en el destino de los recursos públicos, de la destrucción del medio ambiente y de otras más que ya han sido compartidas por diversas personas en las redes y en los medios.

No refleja tampoco lo que viví semanas antes de la elección. Encontré a pocas personas que me hablaran bien de la 4T. Se quejaban de no encontrar sus medicamentos, de haber perdido a algún familiar en la pandemia por negligencia, del deplorable estado de los elevadores en  Siglo XXI y en el hospital Gabriel Mancera o de la falta de insumos para continuar sus investigaciones o para llevar a cabo cirugías; de una pareja de maestros que perdió todo su patrimonio en el huracán de Acapulco; del cobro de piso, o la decisión de una familia  de irse del país; de  la reclusión de una joven por la corrupción en la fiscalía de la Ciudad de México y por la ampliación de motivos para la prisión preventiva.  

Para mi sorpresa, por primera vez frente a una elección presidencial, me encontré con varios amigos y familiares, radicados fuera del país, que vinieron sólo para votar.

Lo que más me sorprendió fue que según el INE sólo participó el 60% de la lista nominal. ¿Y las larguísimas colas? ¿Y las horas de espera? ¿Y las mareas rosas en todo el país?

Creo que se les pasó la mano con los resultados que difundieron.

Y cuando despertamos, el desastre seguía ahí

La Silla Rota 20.06.24

Se realizaron al fin las elecciones Se terminó la campaña electoral más larga e inequitativa de la historia reciente de nuestro país. Como suele suceder 40 % de la ciudadanía no acudió a votar.

Del 60 % que si voto 35 % lo hizo por la candidata del oficialismo y 25% por los candidatos de la oposición. Los resultados muestran que una parte de la población prefiere tener el dinero en el bolsillo, derivado del muy justo y necesario aumento del salario mínimo legal, de las transferencias que otorga el gobierno, de las remesas y de los miles de millones de pesos ilegales que se usaron para comprar votos. Al parecer no les interesa esperar a que alguien se ocupe de hacer efectivos sus derechos sociales con servicios públicos de salud, educación y protección social.

Una parte del voto por Claudia Sheinbaum, según algunos articulistas, provino de las clases media y altas con la esperanza, que dado su perfil de científica, lleve a cabo un mejor gobierno que el de AMLO. Ni Xóchitl Gálvez ni las propuestas de la  alianza opositora las convencieron de que podían gobernar.

Pero al despertar de la larga pesadilla de las campañas y la jornada electoral, nos dimos cuenta que los graves problemas colectivos que debieron ser atendidos por el gobierno actual, seguían allí y se siguen generando nuevos.

El más grave de todos es la violencia dado el poder y el control de territorio que ejerce la delincuencia organizada. Ahora a la necesidad de separar el poder político del económico, se agrega la de separar el poder político del poder criminal. Quienes afirman que las elecciones fueron pacíficas que  pregunten a los candidatos amenazados y asesinados, a quienes  fueron electos y están en riesgo, así como a las poblaciones que fueron obligadas a dar su voto por la candidata oficial.

Los homicidios, las masacres, las desapariciones, los despojos, los desalojos, el cobro de piso y la extorsión siguen aumentando y extendiéndose de manera exponencial como es el caso de Chiapas.

Otro grave problema es la polarización que, si bien ha creado una identidad entre las poblaciones históricamente explotadas, genera confrontaciones, incluso odio y separa a amigos, parientes y vecinos. Es combustible para la violencia.

La presidente electa se enfrentará a una destrucción institucional que ha cancelado o disminuido capacidades centrales para el ejercicio de gobierno. Por ejemplo. se ha abonado a una política social neoliberal mediante las transferencias monetarias al continuar trasladar la demanda de servicios de salud y educación al sector privado..

Asimismo, han desaparecido o reducido los presupuestos de instituciones que permiten ejercer una necesaria actividad regulatoria o atender a grupos vulnerados de la sociedad como los refugiados y las mujeres violentadas o proteger recursos como el agua, los bosques, los recursos  mineros o la diversidad ecológica.