Ideas que animan al encuentro cívico (X Encuentro Cívico Iberoamericano )

 

La idea central que anima a este X Encuentro Cívico Iberoamericano es tratar de encontrar una forma para generar un verdadero y fructífero diálogo entre los gobiernos de Iberoamericana y sus sociedades civiles organizadas: verdadero en el sentido de superar simulaciones y lograr abrir la capacidad de escucha y mutuo aprendizaje entre los dos actores, en este caso los gobiernos por una parte y las organizaciones de la sociedad civil por la otra; fructífero en el propósito de que ese diálogo beneficie y mejore las condiciones de vida y bienestar de los millones de iberoamericanos que enfrentan la persistente desigualdad, la exclusión, la discriminación y agudas condiciones de pobreza.

Es en razón de esto último que para las discusiones del Foro Cívico se ha decidido situar los ámbitos sociales seleccionados para la Cumbre de Presidentes referidos a la educación y la cultura como dos poderosas herramientas para enfrentar los graves problemas de desigualdad y exclusión, mismos que han impedido crear sociedades cohesionadas, justas y solidarias en la región. No se quiso asumirlos fundamentalmente como ámbitos que permiten a los individuos ser más productivos, competitivos y eficientes para que logran insertarse con capacidades aumentadas en los mercados de bienes y servicios cuya liberación desde hace cerca de 35 años, fue presentada como el camino al desarrollo y a la modernidad. En realidad la supuesta liberación de los mercados ha sido acompañada por una sostenida devaluación del trabajo humano y de los ingresos que derivan de su venta, propiciando una profundización de la desigualdad y la exclusión.

La educación bajo esta última lógica ha ido perdiendo su papel de formadora de seres humanos para la vida colectiva y para la realización plena de las personas para pasar a ser considerada principalmente como transmisora de capacidades técnico-productivas y como credencial para ingresar a los mercados de trabajo.

Por su parte, la cultura en su más amplio sentido, ha permanecido como un ámbito del quehacer humano que puede relegarse en la agenda pública, destinándosele cada vez menos recursos de los presupuestos gubernamentales, cuando su fomento contribuye al reconocimiento de la diversidad social, a revalorar los saberes que subyacen en la cotidianeidad y a la recreación del tejido social.

Se trata entonces repito en este Encuentro Cívico de recuperar el valor de la educación y de la cultura como dos poderosos instrumentos para enfrentar la desigualdad, la exclusión, la discriminación e incluso las violencias y la delincuencia que afectan la vida de muchas comunidades en la región.

Es en razón de esto último que se decidió que el propósito del encuentro fuera dialogar sobre la innovación social que surge en las organizaciones civiles para la educación y la cultura dirigida a contribuir a la inclusión y a la igualdad.

La globalización y los desarrollos tecnológicos están generando un cambio de época en donde existe una disonancia entre los arreglos sociales e institucionales y la velocidad de los cambios que están ocurriendo en el acceso a información y conocimiento, en las comunicaciones, en la movilidad y en las relaciones entre seres humanos.

Las familias, las escuelas, las relaciones entre pares y los medios de comunicación como agentes socializadores de los seres humanos están experimentando transformaciones muy intensas por el cambio de los contextos tecnológicos, económicos, sociales, culturales y políticos.

La institucionalidad pública tiene una muy escasa capacidad para adecuarse a la velocidad requerida por las transformaciones que se están dando en las sociedades de la región iberoamericana y en ese sentido, las organizaciones de la sociedad civil por su flexibilidad, tamaño y permanente contacto con las realidades cambiantes en las comunidades, se constituyen en agentes de detección temprana de esos cambios y tienen mayores posibilidades para el desarrollo de innovaciones sociales que potencien los aspectos positivos de los cambios y atenúen sus efectos negativos.

En razón de ello es que el X Encuentro Cívico busca detectar, rescatar y visibilizar esa capacidad de innovación social de las organizaciones de la sociedad civil en los ámbitos de educación y cultura, en especial la que coadyuva a disminuir las brechas de desigualdad y contribuye a la inclusión social, con el fin de generar evidencia para que los gobiernos de los países la tomen en cuenta y la incorporen en sus políticas y programas públicos.

Además se considera indispensable encontrar las rutas concretas en tiempo y forma, que permitan que esas innovaciones sociales sean incorporadas y escaladas en la gestión de los gobiernos iberoamericanos mediante su sistematización, intercambio, adecuación a distintos contextos y en su caso, su mejora.

Reconocer las capacidades de innovación social de las organizaciones de la sociedad civil por parte de los gobiernos conducirá por una parte a generar ambientes propicios para su desarrollo y por otra a mejorar o potenciar un diálogo social ampliado que incluya a esas organizaciones como agentes de cambio.

Es necesario modificar la mirada actual de muchos gobiernos de la región que acuden a las organizaciones de la sociedad civil como proveedoras baratas de servicios sociales que les facilitan suplir sus capacidades públicas disminuidas para atender a la población.

El reto que tenemos en estos dos días consiste en definir una hoja de ruta que permita crear alianzas estratégicas entre los gobiernos y la sociedad civil que lleven a mejorar la accesibilidad, la disponibilidad, la pertinencia y la calidad de los servicios públicos sociales, en particular los de educción y cultura.

No quisiera terminar sin expresar mi enorme pesar por la barbarie que acaba de cometerse con 74 personas en la Ciudad de Iguala, Guerrero: seis de ellas han muerto, 25 fueron heridas y 43 jóvenes de la Escuela Normal de Ayotzinapan sufrieron desaparición forzada y muy posiblemente fueron asesinados por la connivencia entre autoridades locales y el crimen organizado. Es un hecho lamentable que la vida de estos jóvenes de comunidades muy pobres que ven en las normales rurales su única posibilidad para salir de la pobreza haya sido cercenada por la ambición de poder y dinero y por la podredumbre que caracteriza la vida política de mi país.