Todas las entradas de: Clara Jusidman

Fin de sexenio. Un empujón más al precipicio

27.09.2024

En cuatro días Andrés Manuel López Obrador dejará la presidencia, pero no podía privarse de dar un último empellón al país para lanzarlo al vacío.

Un lanzamiento realizado con el apoyo de millones de personas, políticos, empresarios, delincuentes, mandos militares, gobernadores, legisladores a las y los que embelesó con sus mentiras y su flauta de Hamelín o que compró, sobornó o sometió con una enorme derrama de dinero y con violaciones sistemáticas a las leyes para exhibir, amenazar y perseguir.  

Esa derrama de dinero deriva del uso discrecional del presupuesto y de la austeridad neoliberal (perdón, “republicana”), en cuyo nombre se destruyeron instituciones de gobierno, se tomaron los recursos de múltiples fideicomisos y se realizaron “ahorros” en servicios públicos indispensable.  Se agregaron además grandes aportes de dinero provenientes de fuentes poco claras.

AMLO tenía que dejar una muestra del enorme poder que alcanzó, en la Cuarta Regresión, perdón nuevamente, la “Cuarta Transformación” y ratificar que seguirá siendo el mánager y patrón de todas y todos los mexicanos.

Hay varios autores  como Anne Applebaum, Steven Levitsky y Daniel Ziblat que muestran como las democracias mueren paulatinamente y son sustituidas por regímenes autoritarios, dictaduras, autocracias, populismos de derecha y de izquierda.  Lamentablemente, México se convertirá en un caso de estudio de un proceso de ese tipo.

Mientras tanto las huestes políticas del morenismo se aprestan a preparar el tercer piso de la 4T, pues el segundo piso se usará como plataforma de despegue para ello. No será para atender los graves problemas del país que se heredan de la fallida construcción del primer piso y que seguramente se agudizarán como resultado del último empellón de AMLO, el llamado Plan C.

En los medios de comunicación abundan en estos días los recuentos del desastre de país que deja la presidencia de AMLO, así como de previsiones sobre cómo México seguirá cayendo al vacío.

Tenemos que reconocer que no pudimos frenarlos, que no encontramos los mecanismos para que abandonaran su enorme soberbia y su profunda sordera. Ellos y ellas tienen la verdad rebelada, saben lo que quiere el pueblo; son su voz y sus únicos representantes, aunque sólo comprenden el 35 por ciento del padrón electoral.

Todas y todos los que pedimos ser escuchados y escuchadas, una apertura al diálogo, a la discusión colectiva y constructiva, al reconocimiento de la gran diversidad de tragedias y víctimas que han ido creciendo y extendiéndose en el territorio nacional, somos sus enemigos. Somos los “conservadores” que mentimos e inventamos esas tragedias por que queremos conservar nuestros privilegios.

Y como ellos y ellas son los poseedores de la verdad, tienen que mantenerse en el poder por muchos años para liberar al pueblo explotado de su mentalidad de sometimiento y propiciar un cambio cultural mediante la Nueva Escuela Mexicana.

Triste futuro, enorme impotencia, malos augurios y una gran soledad en un mundo donde cada persona y cada nación se encuentran enfrascadas en resolver sus propios problemas y los organismos internacionales han dejado de tener utilidad en un mundo tan convulso y complejo.

El costo de imponer una autocracia de “izquierda”

La Silla Rota 12.09.2024

Con frecuencia me pregunto cuánto ha costado la imposición de una autocracia que dice representar y ser la voz del pueblo bueno. Un régimen que por la egolatría y resentimiento de su actual líder está en contra y destruye instituciones creadas a lo largo de varias décadas.

Confronta, persigue e insulta a las organizaciones sociales y civiles, a los movimientos feministas, ambientalistas y de víctimas, a comunicadores, a científicos y académicos. Incluso agrede a los agricultores y empresarios que contribuyen al erario.

Que, además, ha polarizado a la población mediante mentiras y engaños.  Usa las consultas a mano alzada, las encuestas manipuladas, los comités a modo y las tómbolas para colonizar a toda institución que se atreven a oponerse a su voluntad. Así capturó al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial y pretendía hacerse también de la Suprema Corte de Justicia.

Con carretadas de dinero del presupuesto y aportado por grandes empresarios y el crimen organizado, compró los votos de millones de ciudadanos, creando clientelas y limitando el ejercicio libre del voto.

Con esas clientelas y el apoyo del poder criminal, se hizo de 24 gobiernos estatales y, de manera tramposa, de una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y de una mayoría forzada en el Senado usando contra senadores de la oposición, amenazas directas y a familiares, ofertas de compra de su voto en millones de pesos o promesas de mayor poder político.

En estos días estamos viviendo la culminación de un proceso de locura social que acompaña a un líder carismático y obsesivo que quiere llevarse su último trofeo para festejarlo el 15 de septiembre, cancelando la independencia de los jueces y sometiendo al Poder Judicial a sus corruptos y amañados procesos de elección, mintiendo al decir que será el pueblo quien con su voto los elegirá.

A la vez seremos testigos del inicio de un futuro lleno de incertidumbres en el campo económico, en el estado de derecho, en las relaciones internacionales, en el poder de las mafias del crimen organizado, en el uso de la fuerza y de la corrupción y las amenazas para someter a cualquier tipo de oposición.

Es cierto que desde 1982, los gobernantes y las élites económicas mediante sus políticas salarial y laboral y la reducción de la inversión en servicios públicos sociales, impactaron de manera negativa a las familias y profundizaron la pobreza y la desigualdad.

Mi pregunta para muchos amigos y amigas morenistas es si esta destrucción de los contrapesos del poder y de instituciones públicas, la creación de clientelas electorales, la creciente presencia de los grupos criminales en el territorio,  el control de los medios de comunicación y el uso de la corrupción y las amenazas para llegar y mantenerse en el poder, les da esperanza de que el futuro será mejor, que se acabará con la desigualdad y la pobreza y que efectivamente, se escucharán y atenderán los dolores de las personas en todo el territorio. ¿Y qué tal si la concentración del poder que lograron en el ejecutivo cae como en Brasil en 2019, en manos de un partido de extrema derecha?

Las preguntas: ganadoras del debate

La Silla Rota 11.04.2024

En el reciente debate para la presidencia fueron las preguntas enviadas por la ciudadanía las que resultaron ganadoras. Lamentablemente poco fueron respondidas por las candidatas y el candidato.

Me referiré sólo a las seis sobre salud: dos eran preguntas generales sobre qué harían para atender la salud y cómo lo financiarían, una sobre el grave desabasto de medicamentos, tres ponían en evidencia el mal estado y la insuficiencia de los servicios de salud pública con rezagos en la atención, deficiencias en su infraestructura física, falta de equipo y de personal especializado.

Indudablemente durante los cuarenta años que dominó la visión neoliberal se abandonaron y descentralizaron los servicios de salud pública. Se abatió su calidad. Se optó por privilegiar la atención privada y subrogar servicios.

El gobierno federal se convirtió en financiador de la atención a la salud mediante el seguro popular. Empezaron a florecer los servicios privados y las farmacias con consultorios adyacentes, ante el creciente déficit de atención en clínicas públicas de primer nivel.

Es cierto que el actual gobierno recibió unos servicios públicos de salud quebrados, más fragmentados y claramente insuficientes. Sin embargo, mantuvo el reducido presupuesto asignado a la salud de sólo tres por ciento del Producto Interno Bruto, cuando debería ser al menos el seis por ciento.

Tuvo subejercicios y grandes volúmenes de medicamentos han caducado por su pésimo manejo. Utilizó los recursos que se tenía en el Seguro Popular sin rendir cuentas claras. Los resultados en aumento de muertes, pérdida de años de vida e innumerables y daños inferidos a la población han sido ampliamente documentados.

En lugar de asignar suficientes recursos para ir rehabilitando y extendiendo progresivamente los servicios públicos de salud, articularlos y mejorar su calidad, la 4T optó por destinar enormes cantidades de dinero para realizar transferencias monetarias no condicionadas a la población.  

Estas transferencias han resultado una nueva modalidad de financiamiento para el sector privado; parte del dinero lo utiliza la población para acudir a los consultorios de farmacias y comprar medicamentos.

Volviendo al debate presidencial. Las respuestas de los participantes a las muy claras preguntas de la ciudadanía sirvieron para reiterar lo que ya hemos visto a lo largo de meses de campañas ilegales de Sheinbaum y Gálvez.

La primera sin reconocer en lo más mínimo el fracaso de la 4T en materia de salud. Le echa la culpa a los gobiernos anteriores a pesar de que llevan casi seis años gobernando; presume los resultados obtenidos en su gobierno en la Ciudad de México manipulando datos. Sostiene que, mediante el IMSS, el ISSSTE y el IMSS Bienestar va a resolver el problema, aunque este sólo funciona en 23 estados. La Secretaría de Salud y los hasta hace poco, extraordinarios Institutos Nacionales de Salud, ni los menciona. Xóchitl por su parte muestra una mágica tarjeta con la que podremos acudir a los servicios de salud que nos gusten y el gobierno cubrirá su costo. La tecnología, la inteligencia artificial y aprender inglés nos resolverán el futuro.

Cuauhtémoc Cárdenas. Fortaleza, templanza y persistencia

La Silla Rota 9.05.2024

Hijo de dos figuras destacadas del siglo XX mexicano el General Lázaro Cárdenas y de Doña Amalia Solórzano, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas recién cumplió 90 años y ha sido objeto de varios merecidos reconocimientos por su fortaleza, su templanza y su persistencia en la lucha por un país con una democracia progresista.

Se le reconoce como líder histórico en la búsqueda de la recuperación de los principios del la Constitución de 1917, en defensa de la soberanía alimentaria y energética, así como persistente promotor del diálogo y la reflexión sobre un proyecto nacionalista de país con la necesaria intervención del Estado como promotor del desarrollo y la justicia social.

Si bien como afirma el Ingeniero “la construcción democrática de México es obra de muchos talentos, esfuerzos, plumas, activistas que han permitido que podamos mantener, erigir y renovar instituciones y oportunidades” es indudable la importancia de la ruptura con el PRI de la Corriente Democrática surgida de ese partido en 1987, y que fue encabezada por él, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Rodolfo González Guevara.

Cuatro efectos trascendentes para el avance democrático del país de esa ruptura fueron:

  1. La creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) con una base social amplia y resultado de la unión de tres partidos de izquierda: el PPS, el PFCNR y el PARM. El costo fue el asesinato aún impune, como señaló el Ing. Cárdenas, de 800 integrantes del PRD durante el gobierno de Carlos Salinas.
  2.  El florecimiento y organización del activismo ciudadano que surgió en apoyo a las víctimas de los sismos de 1985. Con el ejemplo de la Corriente Democrática se crearon nuevas organizaciones en lucha por la democracia a las que se sumaron cientos más que depusieron sus agendas particulares y se integraron en Alianza Cívica. En las elecciones de 1994 realizando un proceso de observación electoral inédito e irrepetible en todo el territorio
  3. Un tercer aporte fueron las reformas político-electorales que se llevaron a cabo después del desaseado manejo de la elección de 1988. El gobierno del PRI se vio obligado a invertir en un nuevo padrón electoral y en credenciales seguras que se han convertido en el medio de identificación privilegiado de la población, así como a trasladar la responsabilidad de los procesos electorales a un organismo autónome, el IFE, actualmente el INE.
  4. El logro de la ciudadanía política plena para la población de la actual Ciudad de México que ahora puede elegir a sus autoridades, a sus legisladores y por fin se liberaron de la tutela del Gobierno Federal.

El Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas con su honestidad, su fortaleza y como líder moral ha sido un impulsor persistente de los avances democráticos logrados en las últimas décadas en nuestro país y que actualmente han sido puestos en riesgo por un movimiento que dice ser de izquierda.

Ustedes no entienden:  estamos atacando las causas estructurales

La Silla Rota 23.05.24

Cuando un cuerpo es invadido por un cáncer, es necesario extirparlo o atacarlo por diversos medios para que no se expanda. No basta con modificar las causas que posiblemente llevaron a su aparición como la mala alimentación, la ingesta de ciertos medicamentos, la exposición a radiaciones o no haber realizado estudios preventivos, entre otras.

Así ocurre con la expansión de la delincuencia. Cuando ésta empieza a crecer escalando sus operaciones, incluyendo a más personas en su práctica, incursionando en nuevos delitos e invadiendo nuevos territorios, la respuesta del Estado no puede justificarse señalando que se están atacando las causas estructurales que le dieron origen.

Esa es la respuesta que desde hace cinco años y medio nos da el Presidente de la República y actualmente repite la candidata de Morena y de los partidos Verde y del Trabajo a la presidencia. Pero no sólo es un argumento que esgrimen respecto de la estrategia adoptada de “abrazos y no balazos” frente a la delincuencia y el crimen organizado, también la utilizan frente a la creciente migración y la ingente pobreza: están atendiendo a sus causas.

Las violencias son como tumores que se extienden en el cuerpo social y es necesario evitar su expansión conteniendo y sancionando oportunamente a sus perpetradores con investigación, inteligencia y claras consecuencias, en el marco del debido proceso dentro del estado de derecho.  

Si además, se cuenta con diagnósticos sustentados -no sólo con ideas generales, sospechas o intuiciones- de cuáles son sus causas y se tienen las capacidades, los recursos y el tiempo para enfrentarlas, es también importante actuar en la prevención para que no se perpetúen. Ese tipo políticas tardan mucho en mostrar resultados.

El Estado tendría que estar interviniendo al menos en tres niveles: a) la prevención social y económica de las violencias; b) la contención de las mismas y la erradicación de la impunidad y d) la atención a las víctimas.

Si no se enfrentan y contienen directamente las violencias en el marco del Estado de Derecho, el cuerpo social, corroído por el cáncer, difícilmente sobrevivirá para ver los efectos del combate a las “causas estructurales”.

En el tercer debate de las personas candidatas a la presidencia ninguna parece tener una propuesta clara para enfrentar el terrible flagelo de las violencias; una propuesta que incluya a fuerzas civiles de seguridad, aumento de las capacidades de inteligencia, investigación y sanción; cambios en la organización y estructura de autoridades administrativas, fiscalías y poderes judiciales y que, además, erradique la colusión entre intereses políticos, privados y militares con la delincuencia.

Hay muchas prácticas exitosas y debidamente evaluadas tanto en el país como en otras naciones. El problema es adoptar y aplicar una estrategia consistente y sostenerla en el largo plazo e ir haciéndole los ajustes necesarios frente a las evidencias.

Carro completo con ingeniería electoral

La Silla Rota 6. 06.2024

Escribo este editorial el 3 de junio a las 19;15 después de haber tratado de escuchar el domingo, a Guadalupe Taddei dando las cifras del conteo rápido. No resistí y me fui a dormir. Mi perplejidad ya estaba agotada al escuchar a Mario Delgado decir, casi inmediatamente después del cierre de las casillas, que Claudia había ganado la elección con más del doble de votos. TELEVISA y las empresas de las encuestas de salida, seguramente contratadas por Morena, comprobaron el dicho de Delgado.

El día de hoy mi perplejidad se elevó con la información de que Morena y su coalición de partidos impresentables y rémoras, habían obtenido mayoría calificada en las dos cámaras, la de senadores y la de diputados, lo que les permitirá cambiar la Constitución.

Además, está la confirmación en el PREP de que con el 92.8% de las actas contabilizadas hasta esa hora del día 3, Claudia había recibido 33 millones de votos y Xóchitl sólo15.5 millones.

Me enteré de que habían ganado en Veracruz, después de un gobierno abusivo y represor, en Morelos que sufrió con un gobernador incapaz y un crecimiento del control territorial del crimen organizado, en Yucatán con una población altamente politizada y con un candidato de baja calidad, en Ciudad de México con una diferencia de alrededor de 10 puntos entre Clara Brugada y Santiago Taboada.

Estos resultados no son compatibles con la crisis de violencias que vivimos, ni en materia de salud y de migración; ni por la destrucción de capacidades institucionales y del servicio púbico; de repetidos fiascos en materia internacional; de la creciente militarización, de la falta de transparencia en el destino de los recursos públicos, de la destrucción del medio ambiente y de otras más que ya han sido compartidas por diversas personas en las redes y en los medios.

No refleja tampoco lo que viví semanas antes de la elección. Encontré a pocas personas que me hablaran bien de la 4T. Se quejaban de no encontrar sus medicamentos, de haber perdido a algún familiar en la pandemia por negligencia, del deplorable estado de los elevadores en  Siglo XXI y en el hospital Gabriel Mancera o de la falta de insumos para continuar sus investigaciones o para llevar a cabo cirugías; de una pareja de maestros que perdió todo su patrimonio en el huracán de Acapulco; del cobro de piso, o la decisión de una familia  de irse del país; de  la reclusión de una joven por la corrupción en la fiscalía de la Ciudad de México y por la ampliación de motivos para la prisión preventiva.  

Para mi sorpresa, por primera vez frente a una elección presidencial, me encontré con varios amigos y familiares, radicados fuera del país, que vinieron sólo para votar.

Lo que más me sorprendió fue que según el INE sólo participó el 60% de la lista nominal. ¿Y las larguísimas colas? ¿Y las horas de espera? ¿Y las mareas rosas en todo el país?

Creo que se les pasó la mano con los resultados que difundieron.

Y cuando despertamos, el desastre seguía ahí

La Silla Rota 20.06.24

Se realizaron al fin las elecciones Se terminó la campaña electoral más larga e inequitativa de la historia reciente de nuestro país. Como suele suceder 40 % de la ciudadanía no acudió a votar.

Del 60 % que si voto 35 % lo hizo por la candidata del oficialismo y 25% por los candidatos de la oposición. Los resultados muestran que una parte de la población prefiere tener el dinero en el bolsillo, derivado del muy justo y necesario aumento del salario mínimo legal, de las transferencias que otorga el gobierno, de las remesas y de los miles de millones de pesos ilegales que se usaron para comprar votos. Al parecer no les interesa esperar a que alguien se ocupe de hacer efectivos sus derechos sociales con servicios públicos de salud, educación y protección social.

Una parte del voto por Claudia Sheinbaum, según algunos articulistas, provino de las clases media y altas con la esperanza, que dado su perfil de científica, lleve a cabo un mejor gobierno que el de AMLO. Ni Xóchitl Gálvez ni las propuestas de la  alianza opositora las convencieron de que podían gobernar.

Pero al despertar de la larga pesadilla de las campañas y la jornada electoral, nos dimos cuenta que los graves problemas colectivos que debieron ser atendidos por el gobierno actual, seguían allí y se siguen generando nuevos.

El más grave de todos es la violencia dado el poder y el control de territorio que ejerce la delincuencia organizada. Ahora a la necesidad de separar el poder político del económico, se agrega la de separar el poder político del poder criminal. Quienes afirman que las elecciones fueron pacíficas que  pregunten a los candidatos amenazados y asesinados, a quienes  fueron electos y están en riesgo, así como a las poblaciones que fueron obligadas a dar su voto por la candidata oficial.

Los homicidios, las masacres, las desapariciones, los despojos, los desalojos, el cobro de piso y la extorsión siguen aumentando y extendiéndose de manera exponencial como es el caso de Chiapas.

Otro grave problema es la polarización que, si bien ha creado una identidad entre las poblaciones históricamente explotadas, genera confrontaciones, incluso odio y separa a amigos, parientes y vecinos. Es combustible para la violencia.

La presidente electa se enfrentará a una destrucción institucional que ha cancelado o disminuido capacidades centrales para el ejercicio de gobierno. Por ejemplo. se ha abonado a una política social neoliberal mediante las transferencias monetarias al continuar trasladar la demanda de servicios de salud y educación al sector privado..

Asimismo, han desaparecido o reducido los presupuestos de instituciones que permiten ejercer una necesaria actividad regulatoria o atender a grupos vulnerados de la sociedad como los refugiados y las mujeres violentadas o proteger recursos como el agua, los bosques, los recursos  mineros o la diversidad ecológica.

Otra regresión en la realización de los derechos humanos de la población

La Silla Rota 18.07.24

En el curso de la administración que está por terminar estamos a un paso de retroceder una vez más, en la realización y respeto de nuestros derechos humanos.

La elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial no mejorará el sistema de justicia que tanto afecta a millones de ciudadanos en el país. Tampoco acabará con la corrupción que existe en la procuración e impartición de justicia, como no se ha acabado con la que prevalece en los congresos, ni en los poderes ejecutivos.

Por lo tanto, es un gran absurdo que dos poderes donde persiste la corrupción quieran llevar a cabo un cambio como el que se propone. No es en beneficio de la ciudadanía. Es una gran mentira.

El propósito en realidad es la captura por la 4T del único poder que pone límites a las constantes violaciones que realiza el presidente de la República a la Constitución y a las leyes que de ella se derivan. Es acabar con la figura del amparo, único medio que actualmente tenemos para defendernos de los atropellos y arbitrariedades de las autoridades. También acabar con la posibilidad de frenar leyes expedidas por el Congreso que violan los preceptos constitucionales.

El sometimiento del poder judicial a elecciones por voto directo del “pueblo” significará el control absoluto del poder político del país por la presidente. Es volver a los años sesenta del siglo pasado si además el Congreso aprueba las otras modificaciones a la Constitución propuestas por el actual presidente.

El Estado mexicano ha sido incapaz de construir un sistema de justicia que proporcione a la población seguridad en su integridad, en su vida, en su libertad, en su patrimonio, ni en su actividad de trabajo y que responda a los principios de igualdad, imparcialidad, derecho al debido proceso, presunción de inocencia y reparación del daño.

Los crecientes niveles de violencia que hemos experimentado en esta administración se relacionan en parte importante, con la elevada impunidad que prevalece en el país. Los delincuentes saben que difícilmente serán capturados y juzgados.

El sistema de justicia no sólo incluye al poder judicial y a tribunales de diversas materias, federales y estatales. También se integra por la defensoría pública, los medios alternativos de solución de conflictos y de manera muy importante, por los ministerios públicos que deberían encargarse de investigar y armar los expedientes.

Nada ha propuesto la 4T sobre las fiscalías. Aun cuando la Fiscalía General de la República y la Fiscalía de la Ciudad de México son instituciones autónomas han sido utilizadas por las actuales autoridades para meter y mantener a personas injustamente en la cárcel, para investigar a quienes consideran adversarios o para aplicar la prisión preventiva ampliada por el actual gobierno. Además, en las fiscalías tanto federal como estatales prevalecen altos niveles de corrupción.

Ese es el futuro de un poder judicial sometido a una elección de tipo político: perder su independencia y quedar al servicio del partido en el poder.

Grave regresión.

Un hachazo más a nuestra precaria democracia

La Silla Rota 01.08.2024

La destrucción de capacidades del estado mexicano por la 4T para cumplir las obligaciones de respetar, proteger, garantizar y promover los derechos humanos de la población ha sido sostenida y mucha más profunda que aquella realizada por los gobiernos “neoliberales”.

Llevada a cabo de manera irracional, con una profunda ignorancia sobre la organización y las funciones de un estado social de derecho y sobre el aumento de la complejidad social y los riesgos de la humanidad, se argumenta que cumple con los “principios de racionalidad, austeridad, eficiencia, eficacia y el derecho a una mejor administración”; la famosa austeridad republicana o nadie puede ganar más que el presidente de la República.

Con mucha frecuencia me he preguntado a quién le encargaron reducir a machetazos presupuestos, desparecer o minimizar instituciones, áreas de gobierno como subsecretarías y oficialías mayores, fideicomisos, bancos de desarrollo, organismos públicos autónomos.

¿Cuál es el proyecto de administración pública de la 4T? ¿Se reduce a recaudar impuestos para entregarlos a la población mediante transferencias directas individuales y sin que los beneficiarios tengan que hacer nada por recibirlas? Además, diciéndoles, mediante un ejército de servidores de la nación, que son beneficios que les otorga el presidente.

El deterioro de la calidad de vida para toda la población será cada vez mayor y más evidente por este desprecio a la función pública, aunado a la expulsión de servidores públicos con conocimientos y experiencia para ser substituidos por personas cuyo único mérito es tener la confianza del presidente de la república y sus allegados, así como por la falta de inversión suficiente en mantenimiento y equipamiento de servicios públicos sociales de salud, educación, transporte, distribución de agua, entre otros.

Ya lo estamos experimentamos con la dificultad para enfrentar los incendios forestales de este año, con la pérdida de calidad del aire en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y el aumento de alergias y enfermedades respiratorias, con la incapacidad del gobierno para enfrentar el desastre en Acapulco y Coyuca de Benítez por el huracán, con el aumento de las extorsiones y la impunidad, con la escasez de medicamentos y la disminución de la vacunación infantil, con la mayor frecuencia de descompostura de los aparatos eléctricos por fallas en la provisión de energía eléctrica, con la afectación a los productores de alimentos por la desaparición de la financiera para el desarrollo agropecuario o con los crecientes problemas que enfrenta la población para la realización de trámites.

La integración de varios organismos públicos autónomos a las secretarías de la administración central del gobierno propuestos en el Plan C  bajo el pretexto de simplificación orgánica, representa un gran retroceso en la lucha ciudadana por la democracia que buscó quitarle al gobierno autoritario del PRI decisiones que le permitían reproducir y mantener su poder mediante concesiones y permisos o por vía de la organización de las elecciones, así como obligarlo a ser transparente en el uso de los recursos públicos y el ejercicio del poder. Un retroceso de al menos 30 años.

José Agustín Ortiz Pinchetti en la lucha ciudadana por la democracia

El pasado 3 de agosto falleció José Agustín Ortiz Pinchetti actor clave en la lucha ciudadana por la democracia. Como amiga de José Agustín y de Loretta Ortiz Ahlf lamento su partida, aunque creo que al final descansó.

Conocí a José Agustín en 1991 cuando fui invitada por Miguel Basáñez a integrarme junto con Amalia García, al grupo que se autodenominaba de Los Nueve y que se había integrado en 1990 con tres militantes de las corrientes democráticas del PRI, PAN y de la izquierda. Su interés era intercambiar posturas e información en relación con eventos importantes que estaban ocurriendo en el país después de la desastrosa elección presidencial de 1988.

Participaban en ese grupo José Agustín, Basáñez y Demetrio Sodi por el PRI, Jorge Castañeda, Adolfo Aguilar Zinser y Graco Ramírez por la corriente de izquierda y Jorge Eugenio Ortiz Gallegos, Jesús González Schmal y Bernardo Bátiz   por el PAN.

José Agustín siempre fue un hombre amable, cariñoso, con una profunda espiritualidad y un gran interés por contribuir al avance democrático y a la justicia social. Quisiera recordar sólo algunas actividades en las que participé con José Agustín.

Desde ACUDE, Acuerdo Nacional para la Democracia, organización derivada del grupo de Los Nueve y que José Agustín presidió primero, participamos en actividades de observación electoral en tiempos que éstas causaban enorme enojo al gobierno priista, formulamos los “20 Compromisos por la Democracia” y fuimos una de las siete organizaciones que crearon Alianza Cívica. El plebiscito de 1993 en el Distrito Federal y el Grupo San Ángel también fueron proyectos a los que contribuyó ACUDE.

Cuando José Agustín fue consejero ciudadano del Instituto Electoral participé en el Comité Técnico para la vigilancia de las auditorías al padrón electoral, intervención que contribuyó a dar certeza de que ese padrón ya era confiable.

Varios integrantes de ACUDE colaboraron con José Agustín y Santiago Creel en el Seminario del Castillo de Chapultepec que sentó las bases para la reforma electoral aprobada por los partidos en 1996.

Ese año también formamos Causa Ciudadana, una de las primeras asociaciones políticas nacionales resultantes de esa reforma y que tuvo un desempeño ejemplar.

Finalmente, fui testigo del gran esfuerzo que José Agustín y María de los Ángeles Moreno, otra entrañable amiga, hicieron para que se aprobara la reforma política del Distrito Federal y se otorgara mayor presupuesto al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad.

Un periodo memorable de participación y organización ciudadana en el que José Agustín Ortiz Pinchetti jugó un papel protagónico.

Lamentablemente no logramos avanzar en una democracia participativa fundada en la escucha y el diálogo y en el reconocimiento de la complejidad y la diversidad social, económica y cultural de la población en el vasto territorio nacional. Mucho menos avanzamos en la formulación de un nuevo pacto social para generar un país incluyente, equitativo y con una perspectiva que permitiera desarrollar instituciones novedosas para enfrentar los nuevos riesgos que plantea el cambio de época que está viviendo la humanidad.