Archivo de la categoría: Tejido social

Edadismo. Discriminación de las personas mayores.

La silla rota. 16 de febrero de 2023

Hace dos semanas se llevó a cabo la reunión de presentación del grupo   MEXICOLECTIVO cuyo propósito es convocar a la construcción de un proyecto de nación, con la confluencia de todas las personas dispuestas a expresar sus opiniones, escuchar a otras y alcanzar consensos sobre el futuro del país.

Originalmente estuvo formado por veinte personas a las cuales, a lo largo de un año, se fueron sumando otras veinte. Cada una tuvo la oportunidad de invitar a diez personas al evento, por lo que la asistencia resultó un tanto variopinta.

Algunos de los integrantes originales, por diversas razones, decidimos no participar, ni convocar a dicho evento. Sin embargo, a pesar de haberlo notificado con oportunidad, nuestros nombres empezaron a salir en la prensa en calidad de convocantes principales cuando en realidad, en su caso, éramos cuarenta integrantes originales.

Un destacado comunicador tuvo la habilidad de obtener la edad de los ocho convocantes destacados por los medios y calculó un promedio de 73 años de edad. Su cuestionamiento principal al grupo era que no había jóvenes. Mencionó como ejemplo el caso de tres que calificó de brillantes, que curiosamente habían desertado de los partidos políticos en los que participaban.

Otro comunicador, de precisamente 73 años, que promueve diálogos en donde no deja intervenir a sus interlocutores, sostuvo que MEXICOLECTIVO era un grupo de viejos que ya habían tenido oportunidad de participar en la vida pública y que no habían aportado nada al país.

A partir de estas posiciones, podríamos concluir que las personas mayores ya no tenemos derechos de ciudadanía, no debemos participar, organizarnos, ni opinar sobre la cosa pública, que son sólo los jóvenes los responsables del futuro del país.

Que es la gerontocracia en los gobiernos, en los partidos políticos, en los poderes judiciales y legislativos, en el manejo de empresas y de universidades la que ha llevado al país a su situación actual.

Pues resulta que, de los 32 gobernadores, 21 tienen menos de 60 años (4 de ellos incluso menos de 40). De 20 integrantes del gabinete presidencial 8 tienen menos de 60 años y 4 de los líderes de los 7 partidos políticos, tienen 50 años y menos.

Los jóvenes están participando en la política, en los gobiernos, en la sociedad civil, en las redes sociales. Muchos se están formando o gozando, con todo derecho, de su juventud. Lamentablemente, representan la mayor proporción de personas en reclusión, desaparecidas y asesinadas. Los jóvenes son a la vez víctimas y victimarios de la violencia normalizada.

La desigualdad, la pobreza, la exclusión y las violencias cada vez más agudas, requieren para enfrentarlas del concurso de todas y todos, de la construcción de un pacto social y del desarrollo de una nueva estatalidad que reconozca la enorme complejidad social.

No estamos frente a problemas que derivan de las omisiones de los viejos. El edadismo, la discriminación de las personas mayores, se ha convertido en una expresión grave de intolerancia.

Otro golpe al tejido social urbano

Una de las grandes pérdidas experimentadas por la sociedad mexicana, son los espacios físicos y sociales de encuentro de la diversidad social y económica, lastimando profundamente el sentido de comunidad o tejido social.

La gran marcha hacia las ciudades, así como la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, fueron despoblando las pequeñas comunidades y localidades rurales. Se crearon áreas metropolitanas muy desordenas y divididas económica y socialmente como las megalópolis de la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla, que aun así mantuvieron la presencia de colonias, barrios, vecindades, habitadas por personas originarias o provenientes de los mismos pueblos o estados.

Los cambios introducidos al artículo 27 de la Constitución en 1992, en la presidencia de Carlos Salinas, abrieron al mercado las tierras que estaban en manos de ejidos y comunidades. Esa apertura propició un aumento irracional y abusivo de suelo urbano.

En el sexenio de Vicente Fox aparecieron las llamadas “vivienderas” que, comprando terrenos muy baratos en las colindancias de las ciudades, desarrollaron unidades de vivienda de baja calidad y propiciaron el crecimiento horizontal de las urbes.

En años más recientes la llamada gentrificación de las ciudades generada por empresas inmobiliarias y políticos y gobiernos corruptos, asestó un nuevo golpe al tejido social urbano. La Colonia del Valle en Ciudad de México es un claro ejemplo de la paulatina sustitución de casas habitación unifamiliares por edificios de departamentos de varios pisos.

Los dueños del capital inmobiliario se han convertido en un poder de hecho en el país: financian campañas electorales, influyen en la expedición de leyes y corrompen funcionarios para lograr sus fines. A la vez destruyen barrios y colonias y la cohesión de sus habitantes expulsándolos de sus ámbitos históricos de residencia.

Ahora bien, a partir del confinamiento propiciado por la pandemia de COVID 19, se modificaron muchos aspectos de nuestras formas de convivir, aprender, trabajar, comprar e informarnos.

Uno de los cambios más profundos, consiste en la posibilidad de trabajar por medio de plataformas digitales.

Actualmente, una persona puede comunicarse con su empleador por medio de su laptop o teléfono celular y trabajar desde otro país, otra ciudad, desde un barco, la playa o la selva.

Ha surgido un nuevo tipo de trabajador, el llamado “nómada digital” que puede moverse con toda libertad por el mundo, decidir sus horas y horarios de trabajo, firmar contratos comerciales en lugar de contratos de trabajo, auto explotarse si así lo determina.

Esta nueva forma de trabajo está teniendo un gran impacto en las modalidades de poblamiento en varias ciudades de nuestro país. Los nómadas digitales buscan espacios para vivir, que les resulten atractivos y que sean comparativamente más baratos que lo que pagarían en sus lugares de trabajo.

La Ciudad de México, se convirtió en un lugar sumamente atractivo para jóvenes y personas de mediana edad que querían huir de las restricciones de movilidad impuestas en sus lugares de residencia.

Las colonias Condesa y Roma, habitadas y transformadas en lugares atractivos de convivencia por jóvenes provenientes de otros barrios y otras ciudades del país, se fueron poblando de personas extranjeras. Algunas llegan por temporadas, otras adquieren los nuevos departamentos que se edifican con la gentrificación de esas colonias.

Actualmente estamos viviendo el surgimiento de otro gran negocio que irrumpe en la vida comunitaria de varias ciudades, eleva las rentas y expulsa a los inquilinos, principalmente jóvenes, que no pueden pagar las nuevas rentas.

Se trata de la concentración del alquiler temporal de muchos espacios de vivienda por empresas de plataforma como Mr. W, que a su vez aprovechan la plataforma de Airbnb. Los dueños originales dejan en manos de esas empresas el alquiler de sus propiedades, reciben su parte y se despreocupan de las dificultades para encontrar y tratar con inquilinos.

Otra tuerca que se aprieta en contra de la convivencia en beneficio de empresarios con pocos escrúpulos.

Comentarios de Clara Jusidman a los textos presentados en INDESOL

 

Capital Social y Organizaciones de la Sociedad Civil

  1. Investigación de BISAC que es una A.C. y que fue financiada con recursos del Fondo de Coinversión
  2. Basada en el análisis de los resultados de una encuesta a una muestra de 31 organizaciones de la sociedad civil extraída de un universo de 142 organizaciones del Distrito Federal que presentaron proyectos para acceder al FCS en 2009, 2010 y 2011
  3. El informa presentado por la organización contiene un capítulo donde se discuten los enfoques sobre capital social fundamentalmente de Putman, Coleman y Bordieu y se incluyen las definiciones de CEPAL y del Banco Mundial,
  4. Los autores construyen el siguiente concepto de capital social para los propósitos de su investigación: El capital social es la capacidad que tienen las unidades de análisis (individuos, grupos, comunidades, estados) de acceder a recursos escasos (como recursos monetarios y financieros o capital económico; reconocimiento social, prestigio, autoridad, distinción o capital simbólico; e información, conocimiento, destrezas técnicas, o capital cultural) gracias a que pertenecen a redes, estructuras, grupos, instituciones o vínculos sociales.
  5. Es decir los autores optan por tratar de medir el capital social en o de las OSC participantes en el PCS del INDESOL del año 2009 a 2011 y no la proporción del capital social general que representan o aportan las OSC como “instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre las personas, las comunidades y la sociedad en su conjunto, si asumimos la definición de CEPAL”
  6. Parece entonces que en su definición los autores se acercan más al concepto de capital social de Bordieu que entiende a este como el conformado por los recursos de diversa índole que pueden ser movilizados por los actores en función de la pertenencia a diversas redes sociales, agrupaciones y organizaciones.
  7. Al leer el análisis de los resultados de la encuesta parecería que lo que  quieren explicar o entender los autores es cuáles es lo que llaman capital social, que poseen las OSC que acceden a fondos del PCS en comparación con aquellas que no acceden. Desde mi personal óptica, se trata más de las capacidades y recursos que ponen en juego para obtener recursos de PSC. Es decir, qué hace la diferencia entre las que acceden y las que no acceden a esos fondos. Las recomendaciones finales del trabajo tratan de proponer a las OSC qué características deben tener para ser ganadoras de recursos del PCS.
  8. Colocan un énfasis particular en investigar y explicar quiénes son las personas o grupos que diseñan los proyectos que van a someter las OSC a las convocatorias de INDESOL, cuáles son sus niveles de formación y en dónde estudiaron, si pertenecen o no a la organización, qué hacen las organizaciones cuando esos “especialistas” no están pues supongo que una de las hipótesis de trabajo es que el acceso a fondos del PCS depende en gran medida de la calidad de los proyectos que se presentan.
  9. Algunas preocupaciones emergen a lo largo de la lectura del texto y que pretendo comentar por la utilidad más general que significan los conceptos y las interpretaciones equivocadas sobre el mundo de las OSC.
  • Una primera preocupación se relaciona con el nivel de conocimiento que tienen los autores sobre la diversidad que existe entre las organizaciones de la sociedad civil, por ejemplo, parecería colegirse que para las OSC es fundamental o central el obtener los recursos del PCS y no se investigan a profundidad las diversas fuentes de financiamiento que pueden tener y la importancia que adquieren los recursos del PCS dentro de los recursos totales a los que acceden. No parece entenderse que las OSC pueden tener varios proyectos financiados por diferentes fuentes.
  • Este ejemplo se observa en el análisis de otras variables donde las respuestas de las OSC no llevan a una única respuesta sino que pueden ser múltiples, es decir no es una sola fuente de financiamiento, pueden ser varias, los proyectos no los elabora una sola persona o grupo sino que puede haber un proceso en el que participan varias instancias de la organización, los diseñadores pueden haber estudiado en varias universidades y tomado varios cursos de capacitación. Esto los lleva en algunos de los cuadros que presentan como es el 20, a incluir las combinaciones posibles de universidades donde estudiaron las licenciaturas y o el cuadro 34 que registra a los actores con los que la OSC participa comúnmente tiene 18 combinaciones posibles; entonces la información y el análisis se vuelven irrelevantes pues la muestra de sólo 31 casos se les distribuye muy ampliamente.
  • Extraña un comentario que dice “Sobresale que el 100% de las organizaciones entrevistas tienen una constitución legal” No podría ser de otra manera pues el universo de 142 OSC para seleccionar las 31 a estudiar se toma de aquellas OSC que presentaron proyectos para acceder al PCS y un requisito es que estén legalmente constituidas. En las recomendaciones le sugieren en consecuencia a las OSC que asuman una constitución legal.
  • Los autores parecerían entender a las OSC sólo como organizaciones que proporcionan servicios a terceros y les preguntan sobre cuántas filiales tienen y a cuántos beneficiaros atienden y las valoran de acuerdo al número de beneficiarios que atienden señalando que sólo tres de las incluidas en la muestra tienen capacidad para atender a más de 1000 beneficiarios mensualmente. En las recomendaciones terminan sugiriéndole a las OSC que para ser ganadoras es mejor que no tengan filiales.
  • Insistiría en el tema de diversidad de las OSC Si bien una proporción importante proporciona servicios de asistencia social y tiene claramente beneficiarios, otras se dedican a atender pocos casos complejos por ejemplo, de víctimas de violación de derechos humanos en el que cada caso demanda de muchos recursos y tiempo de las OSC para sacar adelante la reparación del daño, el acceso a la justicia y a la verdad. Los beneficiarios -en esa vaguedad del término- pueden ser considerados como los que tomaron un taller de un día o asistieron a una conferencia de dos horas, las personas atendidas en consultorios médicos ambulatorios o los enfermos crónicos atendidos en hospitales de las organizaciones o los niños o niñas víctimas de abuso sexual a los que la organización les brinda apoyo jurídico, social, económico y psicológico. Es decir, el tipo, el esfuerza y la calidad de la atención difiere aun en aquellas que ofrecen servicios y cuentan con beneficiarios.
  • Pero existimos muchas organizaciones que no podemos responder a la pregunta de a cuántos beneficiarios les llegan nuestra actividad pues nos dedicamos a promover e incidir en políticas públicas, a investigar, a apoyar el desarrollo de legislación y la construcción de instituciones públicas, a observar y vigilar elecciones, a participar en instancias públicas de deliberación, a acusar y evidenciar la corrupción, la violación de derechos humanos entre ellos los ambientales o el abuso de las compañías mineras, a exigir acceso a la información y transparencia, etc. La gran pregunta es cómo podemos estimar la población beneficiada por esas actividades cívicas y que hacen más al aporte de las organizaciones como entidades que representan el capital social por que derivan de la confianza, la solidaridad, el apoyo y las redes que logramos construir las OSC.
  1. Otro concepto igualmente vago en el caso de las OSC es el de integrantes debido a las diferentes formas de organización y actividades de las mismas. Hay OSC cuyos integrantes serían en estricto sentido un grupo pequeño de consejeros que contratan a un número variable de personas para que se hagan cargo de los proyectos o le pagan a una pequeña estructura formada por trabajadores de la organización. Me parece que ha sido muy poco analizado el funcionamiento variado de las OSC y que muchas veces se consideran como asociados o integrantes personas que participan en el trabajo de la organización por que fueron contratados y reciben un sueldo. Este debe ser el caso más frecuente entre las organizaciones que brindan asistencia social. Así al responder a la entrevista ¿qué es lo que se está contabilizando como integrantes de la organización?
  • Lamento decir que las recomendaciones finales del trabajo me parecen poco fundadas, en algunos casos irrelevantes pues hay supuestos de causa efecto insostenibles y menos con una muestra tan pequeña de casos. Por ejemplo sugerir cual es el número de beneficiarios que hay que tener para tener más probabilidades de obtener recursos del PCS o el tener o no filiales.
  • Finalmente me parece que los autores olvidan el contexto externo, los números y las distribuciones de los universos de las OSC que son los que en última instancia frecuentemente llevan a los resultados que ellos encuentran. Es decir, hay más AC que IAP y SC y por lo tanto hay mayor probabilidad de que las organizaciones que analizan sean AC.
  • Sinceramente sugiero una revisión y evaluación cuidadosa del trabajo si es que se tiene interés en publicarlo.

La acción solidaria de los mexicanos una aproximación CEMEFI ENsAV 2005 y 2012

El segundo texto presentado el día de hoy es un documento de divulgación, bien escrito y accesible al lector en torno a la importancia, el tamaño y los ejercicios de medición de las actividades solidarias en México y en varios países del mundo. Contiene una introducción clara sobre el sentido del documento elaborada por Jorge Villalobos, Director de CEMEFI y es seguido por cinco capítulos formulados por diferentes autores que llevan ya varios años colocando en la agenda pública la importancia de dichas actividades por su contribución al bienestar y generación de vínculos y por el potencial que representan en nuestro país de contarse con políticas de promoción que lo apoyen.

Desde el inicio se destaca que los ámbitos donde principalmente se concreta esa actividad voluntaria son las iglesias, las escuelas y la comunidad o barrio. A lo largo del texto se define que se trata de acciones de voluntad libre, sin fines de lucro y en beneficio de terceros y que aparecen en materias como involucramiento en la atención de desastres, producción de bienestar y en resolución de conflictos, como ejemplos destacados. Que INEGI estimo para 2010 en México un total de 1,235,000 voluntarios, que el 76% de los mexicanos realizan acciones voluntarias a favor de terceros y que lo hacen en promedio 2.5 veces al año.

Dentro de los capítulos del texto Jacqueline Butcher en Dimensiones y cuantificación de las actividades solidarias en México: importancia y experiencias internacionales de medición enlista y describe brevemente documentos importantes de N.U. y de la OIT hace un recuento como lo hacen otros capítulos, de los esfuerzos de medición y de las fuentes que esclarecen aspectos sobre las actividades voluntarias en México como es la encuesta realizada por CEMEFI (ENCUP) y analizada por Gustavo Verduzco y la misma Jacqueline del 2005, los trabajos y encuestas realizadas de Layton y Moreno (ENAF 2005 y 2008), la Encuesta Nacional de Capital Social de 2006 de SEDESOL/PNUD y los esfuerzos realizados por el INEGI para medir el aporte al PIB de las actividades voluntarias y filantrópicas dentro de una subcuenta del Sistema de Cuentas Nacionales.

En el capítulo denominado el voluntariado en México: Marcos Teóricos y Experiencias nacionales de medición en un texto breve Lorena Cortés Vázquez realiza una discusión sobre el concepto de capital social indicando que de acuerdo a algunos autores si este concepto no incluye el facilitar el acceso a otros recursos no es más que otra palabra para referirse a relaciones y redes sociales. Enlista las cinco fuentes fundamentales en México para acceder a información sobre participación, capital social y voluntariado: la ENCUP, la ENCASO, la ENAP y la ENSAF.

En el capítulo cuarto escrito por Pablo Parás García y Lorena Cortés principales encargados del levantamiento de la ENSAF 2012 se hace una explicación clara del método de muestreo polietápico adoptado para seleccionar los hogares a ser incluidos en la muestra y posteriormente a las personas a ser entrevistadas, así como la capacitación y supervisión de los encuestadores que realizaron las 1600 entrevistas, después de enfrentar un nivel de 55 % de rechazo de personas contactadas.

En el siguiente capítulo Gustavo Verduzco realiza una exploración inicial de los resultados de la Encuesta Nacional de Solidaridad y Acción Voluntaria en México 2012. Parte narrando las experiencias y resultados sobre la acción voluntaria en Alemania, Canadá y Estados Unidos destacando los hallazgos más relevantes por grupo de edad, sexo, nivel educativo y tipo de actividad voluntaria y la proporción de población total y de horas promedio que destinan a dicho trabajo. Esto con el propósito de proporcionar elementos comparativos con los resultados obtenidos en México.

Del análisis de primeros resultados de la Encuesta del 2012 se destaca un aumento de la participación voluntaria de la población de 15 años y más que alcanza al 76% cifra que se compara favorablemente con la de otros países; se detecta una participación más alta de las mujeres que forman el 53% de la actividad voluntaria; por regiones, la región centro que incluye al D.F. y al Estado de México muestra niveles bajos de participación voluntaria (68%) a diferencia de la sur y la centro occidente que son más altas (80%). Verduzco reitera que los ámbitos de acción voluntaria principales continúan siendo las escuela, la iglesia y el barrio o comunidad encontrándose un crecimiento de las acciones voluntarias que se concreta en las escuelas, respecto a lo encontrado en el 2006.

Las mujeres participan más en actividades de cuidado de los niños, de salud y religiosas y los hombres en actividades voluntarias de la colonia y en las deportivas; por estratos socioeconómicos los de alto nivel aplican su trabajo voluntario a actividades religiosas y al cuidado de salud y de niños que pudieran estar comprendidas en actividades de beneficencia en cambio los estratos bajos y medios lo hacen respecto a la escuela y a actividades relacionadas con medio ambiente y cultura.

 

Verduzco va planteando a lo largo de su capítulo algunas hipótesis a comprobar a partir de los primeros hallazgos en la Encuesta como para profundizar y buscar algunas explicaciones causales de los resultados; por ejemplo sugiere que en México el trabajo voluntario en las escuelas es mayor que en otros países por la precariedad en que se encuentran las mismas y por la necesidad de seguridad y vigilancia que ha aumentado y que demanda que los padres estén presentes y apoyen la entrada y la salida de los niños y niñas.

Por su parte Pablo Parás intenta hacer una exploración empírica de lo que lleva a las personas a ayudar a otras. En promedio los mexicanos realizan 2.5 acciones voluntarias por año, 25% no realiza acción alguna y otro 25% realiza cuatro y más acciones al año.

Parás sostiene que existe una relación entre las acciones voluntarias que se detonan y la existencia de ámbitos e instituciones que permitan concretarla y se pregunta si habría la cantidad de donaciones si no existiera la Cruz Roja o el Teletón. Es decir, podría uno deducir que si el sector voluntario organizado como estructura que alberga este tipo de actividades, se hiciera más visible y ofreciera opciones para aportar trabajo voluntario posiblemente aumentaría la participación de la población en actividades voluntarias.

Calcula un índice de acciones voluntarias teniendo como fundamente la lista de 23 posibles acciones voluntarias y con el ratifica el hecho de que se da una mayor participación voluntaria en el ámbito escolar comparativamente con el religioso y bastante menor en lo comunitario, donde encuentra que el 75% de los mexicanos no realizan ninguna actividad voluntaria. Este sólo dato puede ser de enorme utilidad para los diseñadores de políticas de prevención social de las violencias y la delincuencia que están basando mucho la estrategia en la activación del espacio público como detonador de reconstrucción de tejido social. Es decir, tendrán que definir medidas más potentes para atraer a la población hacia la participación en actividades en ese espacio público, pues la expectativa es que sean las propias comunidades las que lo mantengan en actividad y vivo.

Mediante el índice AVA Parás realiza un análisis estadístico a nivel del individuo y como conclusiones ratifica algunas de las cuestiones ya planteadas por Verduzco en el sentido, de que son las mujeres las que más participan en acciones voluntarias, así como las personas en edades medias, a mayor ingreso y mayor escolaridad mayor participación, las zonas rurales y el sur como la región con mayores acciones voluntarias y el mayor aporte de acciones voluntarias de aquellos que se sienten amenazados en su seguridad

Al desarrollar otros cuatro índices con base en los datos de la ENSAF 2012 Parás encuentra que parecería existir un avance progresivo en la proporción de personas que se involucran en acciones voluntarias, que tres cuartas partes de las personas no pertenecen a agrupaciones y que 66.6% no reciben apoyos ellos mismos pero que en cambio si tres cuartas partes de la población dona.

Procede a utilizar modelos matemáticos para tratar de determinar por qué las personas ayudan a otras personas y encuentra que las personas que ayudaron anteriormente continúan ayudando es decir quién aprendió o se socializó ayudando continuará haciéndolo; que quienes participan en agrupaciones son más activos.

Con modelos de interrelación más complejos Parás corrobora que las variables explicativas de la participación en acciones voluntarias tienen que ver fundamentalmente con la experiencia previa de haber participado, con la pertenencia a agrupaciones, con el donar y haber recibido donativos.

El Fortalecimiento del Tejido Social

El número de personas y familias afectadas por las violencias en México está creciendo aceleradamente y exige una revisión profunda de los muchos y desintegrados programas sociales que se han venido aplicando, centrados principalmente en la reducción de la pobreza o en brindar asistencia social.

La criminalidad y la delincuencia nos están obligando a voltear a ver cómo restituimos o construimos las capacidades personales y sociales que permitían ejercer un control social sobre los conflictos y enfrentar las amenazas de manera que la vida social transcurra esencialmente de manera pacífica. Por ello estamos preocupados por el tejido social.

Es reconocer qué el tejido social compuesto por las relaciones de reciprocidad, solidaridad y protección de los seres humanos en los ámbitos familiares, escolares, del trabajo, religiosos, comunitarios, vecinales y de las organización civiles, sociales y políticas, se ha venido fracturando como consecuencia de cambios muy rápidos de la tecnología y de los mercados.

La flexibilidad y la incertidumbre que caracteriza a los mercados provocan una gran inseguridad en las personas respecto de su trabajo, sus ingresos y su patrimonio. Determinan su creciente movilidad en el territorio y van aislando al individuo o encerrándolo en su núcleo familiar básico.

Muchas personas ya no se mantienen por largos periodos en los mismos trabajos, en las mismas zonas de vivienda, en las mismas escuelas; migran y se mueven en búsqueda de mejores oportunidades de ingreso y de trabajo.

La ruptura del tejido social coloca en mayor riesgo a aquellos grupos de población que se encuentran en proceso de crecimiento y desarrollo y que requieren del cuidado y de la protección de otras personas como son los niños y las niñas, los y las adolescentes y jóvenes. Las mujeres que muchas veces se ven limitadas en su crecimiento, se vuelven también un grupo en riesgo.

Los necesarios esfuerzos para fortalecer el tejido social demandan de acciones de diversa índole al menos en cuatro contextos:

  1. Un primero y fundamental refiere a la preservación y protección de aquellos espacios donde aún se mantiene un importante tejido social, que protege y da seguridad a las personas que participan de sus beneficios. Significa impedir que acciones de los gobiernos o de agentes privados atenten contra la vida comunitaria, contra las actividades económicas e inclusive religiosas y culturales que dan sustento a ese tejido social y generan fuertes identidades. Es el caso de las comunidades y pueblos indios crecientemente acosadas para sustraerles sus recursos, afectar sus usos y costumbres o destruir sus sitios sagrados.
  1. Otro esfuerzo tendría que orientarse a apoyar la absorción positiva de cambios en comunidades que teniendo un fuerte tejido social se están viendo afectadas por nuevas actividades económicas, por el ingreso de poblaciones migrantes, o la emigración de ciertos grupos de población como son los jóvenes.
  1. Un gran reto radica en desarrollar tejido social en comunidades formadas por personas provenientes de diversos territorios, distintas experiencias de trabajo, o niveles socioeconómicos como ha sucedido en ciudades de gran atracción de migrantes, o en los enormes desarrollos de vivienda que han proliferado en todo el país.
  1. Finalmente, el problema se concentra en como recomponer, fortalecer o desarrollar tejido social en territorios afectados por la violencia criminal y delincuencial. El fortalecimiento de tejido social desde una visión de contención de las violencias, significa que las personas se conozcan, desarrollen confianza y construyan solidaridades que les permita realizar en forma colectiva actividades de mutua protección, de apoyo ante eventualidades y de resistencia frente amenazas. Ello demanda de experiencias y vivencias compartidas, de espacios de encuentro, de un apoyo decidido a la organización y a la asociatividad y de actividades que empoderen a los ciudadanos.

No basta construir escuelas, centros de desarrollo social, espacios públicos, centros recreativos o deportivos lo importante son las actividades que se organizan en su interior, contar con un estrategia hacia objetivos muy claros para que estas se integren y no resulten en eventos inconexos y la disponibilidad de promotores y facilitadores que entiendan muy bien el proyecto y sus propósitos.

 

Mesa 2 Cohesión Social, cooperación internacional y sociedad civil

Secretaría de Relaciones Exteriores

Opinión sobre la participación de la sociedad civil en la promoción de la cohesión social en un marco de cooperación internacional, considerando los siguientes puntos:

¿Cómo entender la cohesión social en el contexto internacional de hoy?

Cohesión social como el reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos, la existencia de un proyecto compartido de país construido democráticamente bajo la premisa del funcionamiento de un estado de derecho, fundamentado en el cumplimiento del Estado nación de sus obligaciones en materia de Derechos Humanos (promover. respetar, proteger y garantizar), como determinantes de un sentido de pertenencia de todos los integrantes de esa sociedad. Es decir, la existencia de un Estado con la capacidad “para traducir las aspiraciones de las y los ciudadanos en políticas públicas que se hagan cargo de sus derechos y de sus sueños y esperanzas por un futuro armonioso, pacífico y prospero” (Maureen Clarke Clarke, Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres)

Me parece un concepto promovido a escala internacional mediante la cooperación internacional solamente por los países europeos que tienen una experiencia de estados sociales donde aún operan los conceptos de comunidad solidaria, derechos colectivos, responsabilidad compartida, justicia distributiva y han logrado una armonización entre derechos políticos y civiles, esencialmente individuales, y derechos sociales, esencialmente colectivos, bajo lo que todavía queda en algunos de ellos, como estados de bienestar. Ello a pesar del embate del pensamiento y las políticas ortodoxas de los últimos 30 años y que tienen una presencia fuerte actualmente en el Gobierno de la Comunidad.

El asunto es si el concepto a nivel internacional tiene alguna posibilidad de funcionar frente a la dominancia de un capitalismo financiero salvaje, la preeminencia del individualismo, la competencia y la productividad como conceptos principales de la filosofía propagada por los medios de comunicación, los partidos y gobiernos neoliberales y las grandes empresas transnacionales. Ello junto a una desestructuración y debilitamiento de los Estados nacionales implementado por las prescripciones de los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, así como por el llamado Consenso de Washington.

La existencia de cohesión social demanda de Estados Nacionales fuertes y con recursos, un cuerpo de leyes y normas que respondan a los intereses de la ciudadanía y no de los grupos de interés político y económico, políticas realmente públicas y no gubernamentales, poderes judiciales incorruptibles y eficientes que impartan justicia de manera imparcial y cercana a las personas y una ciudadanía que conozca y se reconozca como titulares de derechos y pueda exigirlos y hacerlos justiciables.

¿De qué manera contribuye la sociedad civil a la cohesión social?

  1. Promoviendo el conocimiento de la ciudadanía sobre sus derechos humanos. Educación en derechos humanos
  2. Promoviendo el reconocimiento de los DESCA como derechos humanos y la necesidad de que las políticas de gobierno incorporen el enfoque de derechos humanos en su desarrollo desde su diseño.
  3. Incidiendo particularmente en que la política social incorpore un enfoque de derechos y limite los modelos asistenciales a las poblaciones vulnerabilizadas.
  4. Reconociendo la existencia de grupos poblacionales y territoriales con necesidades e intereses diversos y defendiendo e impulsando modelos de democracia participativa de manera que permita la construcción de un proyecto de país compartido que incorpore los consensos y deje espacio para los disensos.
  5. Postulando la incorporación de la diversidad, la igualdad de derechos y la eliminación de la discriminación
  6. Impulsando cambios legislativos para lograr la justiciabilidad de los derechos humanos
  7. Promoviendo el cambio de programas, políticas y reglas de operación para incorporar el enfoque de DDHH.
  8. Capacitando a servidores públicos para que reconozcan su calidad de titulares de obligaciones en materia de DDHH.
  9. Promoviendo una reforma del Estado y el rescate del Estado de manos de representantes de grupos de interés para que sea un estado más empático con los intereses ciudadanos.

¿Cuáles son los alcances y/o los límites de la incidencia de la sociedad civil en este tema en el marco de la cooperación internacional?

Las agendas de la cooperación internacional no son ajenas y están condicionadas por las prioridades e intereses de los países que participan. Es decir, la agenda de cada país y los países que serán receptores de la cooperación es determinada por las agencias de cooperación del país cooperante, a veces en diálogo con las agencias de cooperación de los países que serán receptores, agencias que con frecuencia son gubernamentales y en donde la sociedad civil tiene poca participación.

De este modo la agenda de cooperación está cargada frecuentemente de visiones, conceptos y prioridades definidas y vigentes en los países cooperantes pero que poco o nada tiene que ver con las visiones, los conceptos y prioridades de los países receptores- Hay una especie de imposición de agendas y las OSC de los países receptores quedan sujetas y subordinas a las prioridades impuestas.

Me parece que esto ocurrió con el tema de cohesión social. Este no era un concepto que se estuviera discutiendo en los ámbitos nacionales y regionales de política económica y política social y de alguna manera repentina por ahí de finales de la primera década del siglo XXI CEPAL saca un texto en la materia y la Secretaría de la Cumbre Iberoamericana empieza a introducir en la reflexión con actores no estatales y con los estados el tema de cohesión social.

Entiendo que en el contexto europeo los temas de creciente exclusión de ciertos grupos y personas de sus sistemas de bienestar social destacadamente poblaciones jóvenes y los migrantes, pusieron en el centro de su debate el asunto de la cohesión social. Seguramente había una preocupación sobre el posible desquebrajamiento de sus sociedades bastante igualitarias y homogéneas.

La pregunta es si en países bastante desiguales, heterogéneos y diversos, con experiencias endebles de democracia y de ciudadanías débiles el tema de la cohesión social constituía o constituye una preocupación real. En el sentido europeo occidental en América Latina con excepción tal vez de Costa Rica, Argentina y Uruguay que llegaron a tener los regímenes de bienestar social más consolidados en la región, ha predominado una desconsideración de los derechos humanos en los ejercicios de gobierno o en los partidos políticos (con algunas excepciones temporales), una subordinación de amplios sectores de la población a las élites económicas, políticas y sociales, la instrumentación de programas asistenciales hacia las poblaciones pobres con miras a su regulación más que a la superación de la desigualdad o a su empoderamiento como ciudadanos y una imposición por vía de los medios de comunicación de las visiones estadounidenses de éxito y progreso individual.

La estatalidad en la región se encuentra bastante vulnerada. México en particular que ha estado ajeno a los procesos de cambio del resto de América Latina tiene una estatalidad debilitada y profundamente corrupta. En algunos países nunca se desarrolló como es el caso de varios países centroamericanos y en otros fue intencionalmente debilitada y capturada por los grupos de interés empresariales, políticos, delincuenciales, extranjeros, entre otros.

México en particular que ha estado ajeno a los procesos de cambio del resto de América Latina tiene una estatalidad debilitada y profundamente corrupta. El Estado está tomado por camarillas o tribus de los partidos políticos que no son democráticos y limitan el acceso de los ciudadanos a sus filas, se apropian de los recursos públicos en beneficio privado mediante la ocupación de los puestos en las instituciones, el abuso de los recursos financieros y la colusión con grupos de interés económico, extranjeros y delincuenciales.

Me parece que en la agenda de la cooperación internacional los déficits en materia democrática, en la ausencia de estados competentes y solidarios, en desigualdad y justicia, en cultura de la legalidad hacen que la cohesión social se convierte en un objetivo a ser alcanzado, pero que para llegar a él se requiere de reformas estructurales que difícilmente pueden ser lidereadas por la sociedad civil que es comparativamente pequeña y débil con respecto a la envergadura de la tarea y el tamaño de los intereses creados.