Ciudades y discriminación

En una sociedad como la mexicana con una creciente complejidad cultural, social y económica, las estadísticas y los estudios a nivel nacional resultan insuficientes para comprender las rápidas transformaciones que están ocurriendo en la vida de las personas y las familias; y por lo tanto, resultan limitados para la toma de decisiones en materia de políticas públicas.

Si bien desde hace varias décadas las grandes diferencias por regiones del país, observadas en varios indicadores, han sido objeto de análisis, la importancia del estudio de las ciudades y de las zonas metropolitanas tiene una historia más reciente. Una de las grandes limitaciones ha sido la carencia de bases de información que permitan observar la evolución de los entornos urbanos y a la fecha continúa siendo la información censal, la que cada cinco años, permite actualizar los estudios.

Son pocas aún las encuestas por muestreo y los registros administrativos que permiten tener una mirada más frecuente sobre la evolución urbana comparada por ciudades y zonas metropolitanas. Son menos las encuestas de tipo cualitativo que arrojan resultados a ese nivel. Tampoco la organización política del territorio donde el último nivel de la administración pública es el municipio, favorece el desarrollo de sistemas de información de ciudades.

De ahí la importancia de que la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México ENADIS 2010, nos permita acercarnos y comparar algunos indicadores sobre prácticas discriminatorias, al menos para diez ciudades y zonas metropolitanas del norte y centro del país, donde habitan 35 millones de personas, es decir, la tercera parte de la población nacional.

Las ciudades son entidades en constante cambio. Son como organismos vivos que crecen, se transforman, algunos de sus territorios mueren y posteriormente se renuevan. Son la expresión territorial de la modernidad donde se desarrolla la vida de millones de seres humanos. Son también espacios de encuentro de la diversidad. Algunas, de manera más clara, acogen a personas de muy diversas partes del territorio nacional e incluso de otros países; otras son centros regionales a los que se acercan las poblaciones de los entornos cercanos; otras más son ciudades de paso para los crecientes flujos de migrantes que transitan por el territorio.

De este modo, las ciudades mexicanas son diversas y en constante transformación. Sin embargo, su ubicación y sus características climáticas influyen en su desarrollo: ciudades de frontera, ciudades de costa, ciudades en desiertos, en montes o en valles. Existen hitos en sus historias que permanecen y las marcan como por ejemplo, su origen, las razones de su fundación, las actividades económicas que se fueron desarrollando en su interior, el uso y apropiación de su territorio original y sus formas de poblamiento posteriores, la existencia o no de comunidades como barrios y pueblos, que se fueron integrando a la conurbación, la calidad de sus gobiernos. Todo ello influye en la cultura, en las formas de relacionarse entre género y generaciones, en la forma de mirar y aceptar a los otros, a los foráneos, así como en las creencias y en las ideologías dominantes.

Actualmente, las ciudades están sujetas a los cambios en la economía mundial, a la apertura y a la liberación de los mercados y por tanto, a la mayor movilidad de los factores de la producción: el capital y el trabajo.

Muchas de ellas Juárez, Torreón, Tijuana y Monterrey por ejemplo, han sido fuertemente impactadas por la economía globalizada del crimen organizado y enfrentan graves problemas de violencia. Dada su débil institucionalidad cuentan con muy pocas herramientas y capacidades de gobierno para enfrentar esos cambios reduciendo los daños en la población. De ahí surgen y se hacen visibles nuevas modalidades y prácticas de discriminación o bien se agudizan y vuelven más violentas esas prácticas como la explotación sexual infantil, el tráfico de personas, la criminalización de los jóvenes, la muerte de mujeres jóvenes o feminicidios, entre otras.

En razón de lo anterior se revela la importancia de los materiales que hoy nos entrega CONAPRED en esta publicación. El análisis comparativo de las percepciones y creencias de la población sobre la discriminación en las diez ciudades analizadas, nos ilumina sobre algunos factores que pudieran estar subyacentes en los comportamientos violentos que observamos en varios territorios urbanos, a la vez que nos proporciona elementos para el desarrollo de políticas públicas para enfrentarlos.

Destaca la desigualdad socioeconómica como causa importante de los comportamientos discriminatorios, parecería ser una situación que urge modificar pues en las ciudades se hace más evidente, es más cercana, se experimenta todos los días y genera conflictos, resentimiento y violencia. En la ENADIS la desigualdad trasciende al dato duro de los coeficientes de Gini o de las brechas entre deciles de ingreso y se mira como un componente fundamental de la cultura, de las percepciones de la población y de la forma como nos relacionamos.

La discriminación es violencia contra los otros, los diferentes, los desconocidos. Penetrar en sus entrañas para poderla eliminar, empieza por comprender sus orígenes. El material que a continuación se presenta para las ciudades mexicanas es un intento para aportar a esa importante tarea.