No estoy al tanto del debate actual en la materia pero observo que:
- Se mantiene una centralización de la captación de ingresos por el Estado Federal. Los estados y municipios dependen de las participaciones federales y de los fondos federales especializados, mientras continúan con una muy baja recaudación propia. Subsiste y no parece estar en revisión el pacto federal en esta materia.
- Está ocurriendo una reconsideración y reversión de la agresiva política de descentralización adoptada en la década de los años noventas a partir del Consenso de Washington, del triunfo del pensamiento ortodoxo y de la adopción del modelo neoliberal de políticas social y económica (recentralización de la compra de medicamentos y del pago de la nómina de los maestros, la propuesta del INE)
- Se han hecho evidentes los crecientes niveles de endeudamiento de los gobiernos estatales y municipales y los altos niveles de corrupción en el ejercicio de los recursos federales por los gobiernos subnacionales. Opacidad en el manejo de las participaciones y corrupción en el manejo de los fondos: SUBSEMUN y Seguro Popular.
- Se hace cada vez más evidente la incapacidad de gestión de recursos y de políticas y programas de muchos gobiernos municipales parte por la falta de actualización de la arquitectura institucional municipal frente a la ampliación de atribuciones, funciones y recursos que recibieron en los últimos años: parte por la ausencia de un servicio civil de carrera municipal de carrera o de modelos de certificación de calificaciones profesionales y por la captura de los gobiernos municipales por la delincuencia organizada, los caciques tradicionales o por políticos que ven en ellos fuentes interesantes de recursos.
- La dificultad de hacer sostenibles las políticas y programas sociales que se observan al nivel federal se agudiza a los niveles subnacionales por la alternancia de partidos en los gobiernos, por partidos distintos en el los gobiernos estatales respecto de los que gobiernan los municipios y el federal, por conflictos al interior de los partidos y por la poca duración de los gobiernos municipales.
- Ausencia de mecanismos eficientes de transparencia y rendición de cuentas y de contrapesos en el ejercicio de la función pública al nivel subnacional por el control de los gobernadores de los organismos autónomos o en vías de serlo como los institutos de acceso a la información, la comisiones de derechos humanos, los institutos electorales; así como también de los poderes legislativo y judicial y de órganos de auditoría de los legislativos.
Parto de la hipótesis de que experimentamos:
- Gobiernos débiles en sus capacidades de diseño y gestión de políticas y sin experiencia y conocimiento de la cosa pública,
- Desmantelamiento de instrumentos de política gubernamental que le daban fortalezas a los Estados o al menos al Estado Federal, para orientar el desarrollo del país, por ejemplo el desastre que se vive en el campo mexicano a partir de la desaparición de varias herramientas y programas públicos (crédito, aseguramiento, insumos, acopio, etc.) y del cambio de prioridades; MENOS ESTADO Y MAS MERCADO
- Deterioro en la calidad de los servicios públicos sociales tradicionales como la salud, la educación escolarizada, los programas de vivienda, la seguridad social, la política de protección laboral y de los ingresos, con un salario mínimo legal que está por los suelos.
- Con ello, pérdida del sentido de lo público como un bien y una responsabilidad común y que se manifiesta en bajas retribuciones a los servidores públicos y desprestigio de la función pública; la presencia de una gran número de trabajadores de gobierno en relaciones informales de trabajo (honorarios, lista de raya, pago con autogenerados, contratos temporales, outsourcing, etc.); ineficiencia, corrupción y maltrato a la ciudadanía cuando acuden o utilizan un servicio público
- Muy pocas políticas de Estado que se sostiene en el tiempo a través de las distintas administraciones. Programas y acciones sociales que se van superponiendo, pocas se eliminan, las más se mantienen con bajos niveles de desempeño y representan generaciones distintas de lo que se entiende por política social. CONEVAL.
- Ciudadanía de baja intensidad, desigualmente organizada en el territorio nacional, con precarios mecanismos de participación en la arena pública y sin herramientas para llamar a cuentas a los políticos en posiciones de Estado. Impunidad inacabable y evidente enriquecimiento con recursos públicos.
Mi interés en esta plática, que insisto busca ser más una conversación en donde quiero compartirles mi visión de la cuestión social actualmente y trasmitirles mi preocupación por lo que percibo como incapacidad del Estado Mexicano en sus distintos niveles para hacer frente a las transformaciones sociales que estamos experimentando y a la creciente complejidad social en un mundo globalizado.
Considero que esa creciente complejidad y los déficits sociales que de ella derivan no puede ser enfrentada de manera individual o por las familias y que se requiere de una organización colectiva que hasta ahora hemos llamado Estado para que ayude a enfrentar las viejas y nuevas problemáticas sociales y organice y controle las normas de convivencia pacífica. No creo tampoco que los bienes y servicios del mercado cubrirán las necesidades que derivan de esos déficits sociales.
Es decir, requerimos de un pacto actualizado entre individuos, familias, Estado y mercado a partir del reconocimiento de la complejidad social actual y de los déficits en las necesidades de las personas. Posiblemente incluso requerimos de un pacto global por los niveles de interdependencia que hemos alcanzado y la presencia de poderosas empresas trasnacionales que doblegan a los Estados Nacionales a sus intereses de lucro y acumulación.
Propongo en mi intervención una reflexión más referida a la naturaleza de las políticas sociales que actualmente son necesarias; misma que rebasa la división sectorial de política social que se expresa en lo que hemos concebido como derechos sociales: alimentación, salud, vivienda incluyendo infraestructura de servicios, educación, seguridad social y protección laboral. Debemos ampliar la concepción de política social hacia otros temas de las necesidades humanas para alcanzar una vida feliz como son las necesidades del cuidado, del descanso y del uso del tiempo libre, del reconocimiento de los derechos y necesidades de los diferentes grupos poblacionales (infancia, juventud, mujeres, adultos mayores, etc.), de la seguridad en distintos aspectos de la vida, incluso la seguridad al interior de las familias, de acceso a un medio ambiente limpio, también al afecto, a la participación, a la inclusión y al reconocimiento como personas dignas, a la belleza, a la cultura y a los desarrollos tecnológicos.
A partir de esa apertura de lo que concebimos como política social que define los campos donde se requieren intervenciones del Estado, podríamos también reflexionar sobre qué responsabilidades corresponderían o sería mejor que asumieran los distintos niveles de gobierno, a partir de criterios definidos. Tal vez podríamos hablar de políticas sociales de proximidad.
Los requerimientos para la vida
Maslow nos planteó una jerarquía de las necesidades humanas en la que establece una escala donde a partir de la satisfacción de las necesidades más básicas, las de naturaleza fisiológica como respirar, beber agua, alimentarse, descansar eliminar los desechos corporales, evitar el dolor, tener relaciones sexuales y mantener la temperatura corporal en un ambiente cálido o con vestimenta; los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados que ubica en los escalones superiores de su pirámide poniendo en segundo nivel las necesidades de seguridad y protección (física, de recursos, de protección de bienes y activos, de vivienda), en tercero las necesidades de afiliación (amistad afecto, intimidad sexual, participación, aceptación social), en cuarto la necesidad de reconocimiento nivel bajo (auto-respeto, confianza, competencia, logros, independencia y libertad) nivel alto (atención, aprecio, reconocimiento, estatus, dignidad, fama, gloria e incluso dominio o poder) y finalmente la necesidad de autorrealización o de motivación del crecimiento ubicada en la cima de la jerarquía. Es a través de su realización que se encuentra una justificación o sentido de la vida mediante el desarrollo de una actividad.
Desde INCIDE Social empezamos hace varios años una reflexión sobre el desarrollo y la política social con miras a preparar los materiales de una taller que impartíamos en un curso de profesionalización de las organizaciones de la sociedad civil en todo el territorio nacional auspiciado por el INDESOL. Iniciábamos el taller dividiendo en grupos a los participantes y les proporcionábamos dos figuras humanas: un niño y una niña. El ejercicio consistía en que cada grupo tenían que definir cuáles eran los requerimientos que esas personas tenían para lograr una vida feliz, de calidad o una buena vida.
Al llevar a cabo el ejercicio en contextos territoriales distintos, fuimos recogiendo aportaciones interesantes y logramos integrar lo que llamamos una matriz de requerimientos para la vida humana. Los funcionarios de INDESOL le pusieron el “Felizómetro”